Capítulo 32 "Fuerza de Contención de Rashtém"

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¡Holaaaaaaaaaaaaa! :D

Feliz Navidad a todos mis queridos lectores. 

Este capítulo es mitad actualización - mitad especial de navidad.

IMPORTANTE - OJO - LEER

Este capítulo va dirigido a audiencia de mente abierta, contiene relaciones entre personas del mismo sexo. Puedes perfectamente saltarte la escena si no es de tu gusto y continuar con la lectura o saltarte el capítulo si no te agrada. Todo comentario ofensivo será borrado.

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Espero que disfruten de la lectura. Personalmente AMÉ escribir este capítulo, pues tiene batallas muy intensas que ya venían haciendo falta en este libro. 

¡Sin más... el capítulo!

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Maldita sea no quería levantarse, pero el ruido de alguien entrando en la suite que el Amo les había dado en su hogar la puso en tensión inmediata.

Furye metió su mano debajo de su almohada afianzando su agarre sobre su daga de acero demoníaco. Jamás dormía con ella lejos de sí.

Había salvado la vida de Myst y de ella en más de una ocasión.

Escuchó el sonido de pequeñas ruedas y un par de cuchicheos suaves y se relajó, más no soltó la daga hasta que las doncellas salieron de la salita cerrando la puerta tras ellas.

Estaban dejando las bandejas del desayuno.

Se sentó en la cama dejando que las sábanas de seda negra se derramaran por su piel y enredó sus dedos en el cabello negro como ala de cuervo, de su Myst, quién dormía plácidamente ajena a su tenso despertar.

De reojo, notó que, tan agotada había terminado el día anterior, cuando habían rastreado el posible lugar donde podría estar la mujer de Cyan, que Myst no pudo mantener su aspecto ilusorio mientras dormía. Ahora mismo, estaba usando su forma original... una forma que ella detestaba... Así que posiblemente no se despertaría de muy buen humor.

Sería mejor cazar para ella, lo más pronto posible.

Se levantó de la cama girando los ojos cuando vio el estado en el que la habitación había quedado la noche anterior. Posiblemente no había un mueble o un cristal que no estuviese quebrado... pero, como cada vez que salía de una buena pelea, su Demonio había estado demasiado descontrolado como para contenerse más que sólo un poco.

Caminó hasta el baño e ignorando la tina, se duchó. El Príncipe se había gastado una fortuna hacía veinte años renovando y modernizando el castillo, pero sin dañar la estructura original, por lo que contaba con cualquier lujo de una vivienda humana que no todas las áreas del Infierno podían ostentar.

Lavó su pesado cabello rojo fuego rápidamente y estuvo fuera, secándose y poniéndose un traje de batalla pantalón de cuero, una camiseta y una chaqueta, así como botas de combate—, puso su cabello en una coleta, cambiando su color a negro y tomó su daga, atándola al cinto de armas que siempre llevaba, para luego ponerse sus guantes con garras de acero en los dedos. Esos eran intimidantes como el abismo...

Sonrió con malicia.

Caminó hasta la cama y cubrió a su durmiente caramelo de azufre con la sábana, depositando un beso en sus labios, antes de trazarse a su sitio de caza favorito.

La prisión Infernal del Sureste.

Los gritos de las ratas condenadas a pasar su eternidad aquí eran como música para su demonio de Brutalidad que aún rezumaba con las ansias de carnicería. Sus manos picaban por estampar su puño en algún cráneo y reventarlo...

Eternamente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora