No se qué pensar, es... Es...
El resto del día me la pase con Hanna, paseamos por la escuela y me enseñó la sala de entretenimiento, que está a lado del gimnasio y tiene una mesa de billar, una de air hockey y una gran pantalla con sillones a los lados para ver películas. Hanna, Aaron, varios amigos de ella y yo, nos la pasamos ahí la mayor parte del día. Al anochecer les di las buenas noches y salí de la sala de entretenimiento, en la cancha había tres personas así que me acerqué, vi a Diego, a un chico que no conozco y a Eric. En ese momento lo entendí, Eric era amigo de Diego y por eso había organizado todo eso... Si, debe ser eso porque no conozco un chico que le ayude a otro así nada más por caridad.
Me alejo de las canchas y me dirijo al jardín, estando ya ahí me dispongo a hablarle a mis padres.
-Si papá, estoy bien es un lugar muy grande y muy bonito, tengo una amiga llamada a Hanna y ayer eh conocido el puente de Brooklyn... No papá, tranquilo, todo está bien. Si, yo también los quiero. Bye.
Al finalizar la llamada me acerco al árbol y recuerdo la historia que me contó Diego así que decido trepar en el, cuando estoy arriba en una rama gruesa y segura observó todas las personas que han grabado ahí su nombre. Inconscientemente busco el de Hanna y Aaron pero no lo encuentro, supongo que Hanna insistió en no hacer algo que todo el mundo hace. En ese momento escucho que alguien se acerca y mi reacción es esconderme en el árbol, después de unos segundos una persona se sienta en el pasto, recargado en el tronco del árbol, abre un cuaderno y empieza a trazar en el.
Reconozco ese cabello negro así que trato de inclinarme silenciosamente para ver qué es aquello que Diego dibuja y no quiere enseñarme, pero justo en el momento que me estoy acercando el gira su cabeza y al momento de verme cierra su cuaderno y se para.
-no te vi llegar- dice con una sonrisa inocente en su cara
-eh... Si, bueno no, o sea no- mejor me callo
-¿te ayudo a bajar? -me tendió una mano y bajé.
-gracias.
-¿y qué hacías ahí arriba?- preguntó, yo le conté la historia y después nos pusimos a caminar.
-es algo tarde, me tengo que ir, fue lindo verte-le dije a Diego después de un rato.
-te acompaño si quieres- rechacé su oferta unas cuantas veces, le di las buenas noches y me fui rápido al pabellón de las chicas.
Yo no quería nada con Diego, pero si cada vez que estoy con el...siento... Algo, entonces la solución es dejar de hacerlo.
Cuando llegó a mi dormitorio Hanna está acostada con una laptop sobre las piernas. Ella me pregunta en donde estuve y yo se lo digo.
-Vaya chica, Diego no deja de sorprenderte ¿eh? -se dibuja una sonrisa traviesa en su cara y yo empiezo a reír negándolo.
El lunes me levanto y voy hacia las regaderas, después bajo junto con Hanna a tomar el desayuno. Voy a clase de biología y lamentablemente después pasó rápidamente al pabellón de las chicas por unos shorts y una blusa para educación física.
Al llegar a la clase veo que todos ya están cambiados así que voy rápidamente a los vestidores, cuando salgo veo a Jorge hablando con unos chicos, así que me voy justo en la dirección opuesta a el. El profesor nos pone primero a correr en círculos al rededor de la cancha y después a calentar un poco.
-muy bien, el día de hoy les enseñaré a jugar baseball ¿está bien?, recuerden no todas las clases será así. Muy bien, primero quiero que hagan parejas y que tomen un bate, pero no el real, si no uno de los de plástico. Su pareja les lanzará la pelota y ustedes practicaran el golpe, después cambiarán.- después de decir eso el entrenador tomó una dona y se fue a sentar a los bancos de a lado a observarnos.
Le pedí a una chica que hiciera pareja conmigo ya que a veces hablamos, pero ella se vio muy apenada al decirme que ya tenía pareja, así que cuando me disponía a buscar otra pareja todas las chicas ya tenían. Busqué quien quedaba libre mientras que Jorge se me acercó.
-Creo que seguir buscando no te servirá, ya no queda nadie.- en ese momento resoplé y fui por un bate de plástico mientras él iba por una pelota.
Soy un desastre en esto, no le puedo dar a ninguna pelota que Jorge lanza, y cada vez que no acierto veo una sonrisa de satisfacción en su rostro.
-Si ves que lo hago mal ¿porque no en vez de reírte me explicas cómo hacerlo?- le preguntó bastante molesta.
El levanta las manos y se acerca hacia mí con una sonrisa y su caminar tan "especial", se coloca detrás y pasa un brazo por mi espalda hasta llegar a mi mano, haciendo lo mismo con la otra, siento su respiración en mi cuello, después le grita a uno de sus compañeros que lance una pelota y cuando lo hace el bate la golpea.
-¿estás feliz preciosa, o necesitas algo más?
En ese momento suena el timbre y me voy de ahí, ¿cómo es posible que Diego que es tan lindo pueda ser amigo de una persona tan horrible como Jorge?
En ese momento recuerdo algo y le mando un mensaje a Hanna:
Hanna, hace un tiempo me dijiste que Diego no era así... ¿con quién decías que incluso se juntaba? Y¿cómo era antes?
Dejé mi teléfono y me fui a clase.