Capitulo 36.

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Me metí a la habitación y tomé mis cosas para ducharme y cambiarme.

Evité las miradas de Hanna, aún no quería decirle nada, quiero que este recuerdo sea mío.

Me metí a la ducha y puse el agua caliente, los últimos momentos con Jorge se repetían en mi cabeza una y otra vez, había una sonrisa en mi rostro, lo raro era que, entre más lo recordaba más olvidaba los detalles.

Cuando salí de ducharme me vestí rápidamente y fui a mi cuarto por algo, había algo que debía arreglar, y ahora lo tenía claro.

Tomé las dos camisetas De Diego y me encaminé hacia el pabellón de los hombres, me paré frente a su puerta y toqué tres veces.

-Regresaste...- pronunció Diego frotándose un ojo a causa del cansancio.

-Si. Eh. Yo... ¿puedo pasar?

Diego se hizo a un lado y yo pasé

-Gracias...- extendí mi mano con sus dos camisetas y se las di

El solo las miró después a mi y finalmente las tomó

-Por cierto, ¿porque no tienes compañero de habitación?

Diego bajó la mirada y sus ojos se tornaron oscuros, su respiración era pesada. Alzó la cara y me miró lentamente.

-Supongo que algún día te tendrías que enterar, en fin, no es algo de lo este orgulloso pero... me recluyeron hace tiempo cuando descubrieron que me drogaba, estuve en rehabilitación y aún voy a veces. El internado pensó que era mejor que me quedara solo aunque estuviera bien.

-Oh.- no sabía que decir, no pensé que fuera por eso y estoy sorprendida de que se abriera tan fácil.

Diego se dio la vuelta y abrió un cajón de su escritorio, sacó un cuaderno, su cuaderno, y me lo entregó

Lo sostuve entre mis manos observándolo sin entender hasta que el habló.

-Ábrelo, eres la primera persona a quien se lo enseño. Se que Jorge me odia por eso y en verdad lo siento, pero el ya no cree en mis palabras.

Lo miré sorprendida y abrí el cuaderno, tenía que admitirlo eran fascinantes, tenía talento este chico, pero... lo que había ahí... eran bocetos de un lugar en llamas, después de pasarlos comprendí que era el incendió que provocaron hace tiempo. En la ultima hoja había un chica, mitad de su cara estaba quemada, ella descansaba, tenía los ojos cerrados y tubos que entraban por su nariz.

Miré a Diego, el observaba el dibujo y notaba como una fina lagrima salía de su ojo, en cuanto levantó la mirada y notó que lo veía pasó su mano rápidamente por debajo de sus ojos para limpiar su lagrima.

-¿Ella es la chica? ¿La amiga de...

-Sí.- me corto Diego - En esa libreta solo están fragmentos de lo que recuerdo, no sé qué pasó... yo... esa chica... aparte de los chicos, era la única que sabía de mi problema, nadie se lo pidió y me ayudó.

-¿Has... hablado con ella después de...?

-No, conseguí su numero hace unos meses, pero no tengo el valor de llamar, ¿Que se supone que diré? "Perdón, fui el idiota que causó el incendió y te hizo eso" no puedo Itzel.

-¿Porque no lo intentas? Tal vez así puedas dejar de atormentarte con eso una y otra vez.

Diego me miró y clavó sus ojos en mi, después de unos segundos una tímida sonrisa atravesó su rostro y tomó su teléfono.

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-Ya está. La veré el próximo Sábado, no sonaba molesta. Me alegra por fin tener la oportunidad de disculparme, se que no arreglará lo que hice, pero al menos algo debo hacer. También hablaré con Jorge. Gracias Itzel.

-De nada, para eso son los amigos.

-¿Ahora somos amigos?- preguntó Diego alzando una ceja

-Amigos-. Confirmé yo- y te apoyaré en todo.

Lo miré a los ojos y sonreí, para que supiera que lo que decía iba muy enserio, el me miró fijamente y dio un paso hacia mi, en el momento más inesperado me abrazó y escondió su cabeza en mi cuello.

-Gracias Itzel. -hizo una pausa- creo que me gusta esto de tener una amiga.

Itzel still loving...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora