Capítulo 9

6.5K 656 318
                                    

De todos modos, Bautista pensó que la situación no era tan catastrófica como parecía. Ni que alguien se fuera a morir por una opción de porquería. Tragó saliva y reflexionó que, en la era digital, ello significaba un papelón increíble. Su cara se tiñó de un rojo intenso y en medio de aquella noche lluviosa y fría sintió más calor que nunca. Se giró con bronca y observó enfurecido a Simón y Ramiro que se encontraban cada uno envuelto en sueños pesados. Bautista tomó una almohada y se la retrató con fuerza al más castaño de ellos. Quien apenas recibir el impacto del edredón se giró brusco y de un solo rodillazo nuevamente provocó una puteada en Simón.

El rubio llevó ambas manos a su rostro y jamás odió tanto en su vida la maldita tos de su amigo. La culpa de ese "Me gusta" la tenía Simón. Reflexionó que al puto reventado de Federico le hubiera encantado que su mejor amigo fuera responsable de ese maldito like. Sin embargo, sacudió su cabeza para ahuyentar esos pensamientos que no lo llevaban a ninguna parte. Nuevamente observó con sus ojos excesivamente claros, casi transparentes, el punzante azul de la maldita opción de Facebook. Ante su mirada aquel color latía con vida propia. Se estaba muriendo de vergüenza ¿Qué podía hacer? ¿Cómo debía solucionar aquel horror? Sacar el "Me Gusta", fue lo primero que pensó antes que los segundos continuaran pasando.

No, aquella no era la mejor opción. Si lo quitaba dejaba en evidencia su error y Federico se burlaría hasta el final de los tiempos. Además, le brindaba la posibilidad de que este especulara cualquier cosa. Nada debía pensar el tarado ese porque en realidad todo se trataba de un accidente. Apretó su teléfono con fuerza y deseó intensamente que los segundos retrocedieran, que Simón no tosiera nunca, que Ramiro no lo pateara y que su dedo no tocase jamás la opción del like. Gruñó consternado cuando fue consciente que eso era imposible.

No quitaría ese "Me Gusta". Mentiría porque estaba seguro que algo se le iba a ocurrir. De pronto sintió que el nudo opresor comenzaba a ceder cuando recordó que aquel tipo se encontraba en suspensión. Eso significaba que no lo vería. Federico tenía terminantemente prohibido entrar al sindicato. Siquiera podía estudiar o realizar cualquier actividad que no fuera deportiva dentro de la institución. De todos modos, Bautista pensaba hacer hasta lo imposible para no cruzárselo y si en el peor de los casos ello ocurría se las arreglaría para salir airoso de semejante quilombo.

***

Lo que menos deseaba David era encontrarse peleado con su amigo y buen vecino Federico, sin embargo, las palabras de aquel gil le dolían. ¿Quién se creía para tratarlo así? ¿Y qué insinuaba? ¿Qué él se desentendía del beso de Micaél por alguna razón en especial? Definitivamente ello no era así. David no era gay y de eso él estaba seguro. El tiempo que llevaba conociendo a su amigo lo volvió completamente abierto y tolerante frente a los gustos y deseos de otras personas. No era nadie para juzgar a Micaél o a Federico. Sin embargo, no hacía un gran escándalo frente a lo que el mellizo había hecho porque no lo consideraba la gran cosa.

Fue el chape más leve y desabrido que había recibido en toda su vida. Nada del otro mundo. David estaba seguro que nadie consideraría eso como el mero acto de besar. Siquiera un pico. Nada, absolutamente nada. El joven observó indignado la hoja de su carpeta y pensó que recordando al pelotudo de Micaél besándolo sorpresivamente no solucionaría sus fórmulas químicas. Golpeteó el papel con cada extremo de su lápiz que se movía ansioso entre sus dedos. Seguro que el mellizo lo hacía mal, por ello jamás se animó a hacerlo de una manera más profunda. De todos modos, Micaél debía agradecer esos tenues contactos, porque David estaba seguro que lo hubiera reventado a piñasos.

¿Por qué lo había besado? Fue inevitable cuestionarse aquello. Bien sabía que la primera vez fue de vital importancia hacerlo ya que así el novio tarado dejó de acosarlo. Así mismo David estaba convencido que Micaél no era quien para hacer una cosa así. "Deberías agradecérmelo", rememoró el castaño las palabras del mellizo. ¿Dar las gracias por qué? ¿No era Micaél quien debía agradecerle el no romperle la cara y por ayudarlo con el demente de su novio? Definitivamente el bobo ese no estaba bien de la cabeza.

7 Días para conocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora