Capitulo 1

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Fría era la noche que se templada en un cielo oscuro, no era diferente solo era una típica noche de sábado en septiembre. Se encontraba anotando sus últimos apuntes para su nuevo trabajo, era tarde, de hecho pasaba de la media noche. Pronto su móvil sonó haciendo que soltara un respingón ¿Quien podía ser a tan altas horas de la noche? Ansiosa levanto el móvil.
—¿Hola? —Su voz sonó débil tras la bocina, era el, su mejor amigo, su corazon dio un brinco de felicidad y esas mariposas no deseadas revolotearon dentro de ella.
—¿Rick? —Pregunto sabiendo la respuesta, pero el numero no reconocido por su teléfono la hizo dudar.
—S-si, Lola yo necesito que me hagas un favor —Su voz de nuevo sonó débil tras el móvil, de fondo un gran estruendo se escuchaba, musica, voces.
—¿Estas en una fiesta? ¿Que paso? —Pregunto nerviosa, inconscientemente se había levantado de su cama, caminando por su dormitorio.
—Si, ¿Puedes venir por mi? Estoy en casa de Arthur ¿Sabes donde es? —El ruido se hacia mas fuerte, frunció el ceño.
—Se donde es, iré por ti, espera fuera —Con esto finalizo la llamada.
Corrió escaleras abajo tomando un abrigo largo y las llaves del auto, salio encontrándose con la brisa fría de la noche, su nariz respingada se congelo casi en un instante, corrió al auto con ese atisbo de emoción, su amigo necesitaba ayuda y ella estaba dispuesta.

Minutos después estuvo fuera de la casa que era imposible de no reconocer, el ruido, la musica y las muchas personas fuera daban el aire de fiesta alocada de Universidad ¿Como Rick podía disfrutar de esto? .Busco con la mirada a su amigo, quien rápido diviso saliendo de casa, llevaba su típico cabello despeinado y las manos dentro de su chaqueta.
—Hola —Saludo entrando al auto dejando un beso en su mejilla, dejando una corriente eléctrica por su cuerpo.
—H-hola —Respondió con una sonrisa bobalicona que no pudo ocultar.
De vuelta el silencio reino en el auto, su mirada se desvío mas de una vez hacia el joven que permanecía en silencio a su lado, la poca luz que la luna dejaba ver, caía sobre su rostro iluminando sus labios.
—¿Puedo quedarme en tu casa? —Pregunto, haciendo que una chispa se encendiera en ella.
—No quiero seguir conduciendo así que puedes quedarme en mi casa —Asintió ante la propuesta, dejando una sonrisa pequeña y ladeada que el no correspondió.
Estaciono el auto fuera de su casa y en silencio entraron juntos, en dirección a su dormitorio.
—¿Tu madre esta aquí? —Pregunto el sabiendo que la madre de la joven trabajaba de doctora en un hospital con horarios estrictos
—Si, llego hace unas horas —Musito recogiendo los papeles y cuadernos que yacían sobre su cama.
—Que bien —Susurro el desviando la mirada, esos ojos que bien conocía se notaban tristes y apagados.
—¿Todo bien? —Pregunto con temor, el chico meneo la cabeza negando, sintió como su corazon sufrió un crujido, odiaba con todo su entera alma saberlo mal, se acerco rápido temiendo de su reacción —¿Que paso?
—Yo...Bueno, fui a la fiesta con Vivian y discutimos porque estaba bailando con un chico y no me gusto su forma de moverse con el, no se lo tomo bien cuando lo dije y me grito diciendo que me largara —Mascullo con los ojos vidriosos. ¿Como podía esa maldita arpía atreverse? Era una completa idiota sin razón, su sangre hirvió dentro haciendo que un profundo deseo de ir y arrancar de su melena rubia cada mechón de cabello, si ella estuviera en su lugar hubiese pasado toda la noche a su lado, bailando solo con el porque... se detuvo en seco...Ella no era Vivian y el solo era su amigo
—Rick... No puedo creerlo ¿Porque tiene que ser tan cruel? —Pregunto bajito, tratando de no alterarlo.
—No es su culpa, solo fue el alcohol, sabes que no es así Lola —Musito el, mientras posaba su mano en su nuca, parecía estresado, de hecho esa rojez bajo sus ojos empezaba a formarse.
—¿Que no es así? Rick sabes muy bien que...
—Basta ya Lola, no empecemos, a sido una noche larga y dura solo quiero dormir —La corto dejándola helada, tomo su mano y de un tirón a atrajo entre sus brazos, apretándola fuerte contra el. Las mariposas no tardaron en llegar junto a esos escalofríos. —Durmamos —Susurro cerca de su oído, y sin poder evitarlo rápido se alejo, sintiendo que sus mejillas se encendían, cubrió su cara.
—P-puedes irte al cuarto de huéspedes, ya sabes donde esta —Murmuro nerviosa dándole la espalda.
—Vale pequeña, gracias por todo —Se acerco dejando un beso en su cabellera.
Sintió la puerta cerrarse, soltó el aire contenido en un suspiro, su mano se fue hacia su pecho tratando de calamar a ese pequeño órgano que ahora trabajaba como motor, iba corriendo acelerado, una sonrisa se dibujo en sus labios. Miro la ventana frente a su cama, la luna estaba llena, y como siempre hacia cuando estaba acelerada se deleito mirándola, sintiendo que tal vez ella también la miraba, tal vez ella también sabia lo que sentía porque era obvio.
—Por favor... haz que me mire de la misma forma a mi —Musito cerrando sus ojos fuerte, pidiendo desde el fondo de su corazon, ser amada por el mismo ser.

Un amor en septiembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora