Capitulo 23

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Sus labios se movieron lentos contra los suyos, si bien el frío no era un problema en ese momento, las ansias, el deseo que sus cuerpos sentían manejaban todo pensamiento, todo saber, la razón no tenia efecto en si mismos. Habían deseado esto por tantos años, por tantos tiempo que la simpleza de su ser palpitaba en un estremecer eran como volcán apunto de ebullición, entre besos de fuego, acuno su mejilla mientras la mesa era el único impedimento de un mismo sentimiento. Rodeo la mesa sentándose a su lado de nuevo devorando esas esponjosas almohadas dulces que aun guardaban el champán entre los labios. La mezcla perfecta entre la dulzura, la lujuria y el sentir pertenecer a un lugar y ese lugar eran sus labios.
—Lola quédate conmigo —Pidió murmurando sobre sus labios. Sus ojos se movieron vivaces a través de los suyos —Crees que lo amas pero sabes que no es así, estas aquí conmigo y no con el...Lola —Ella puso sus dedos entre sus labios y sonrío acallandolo. Veía en sus ojos todas esas palabras que querían ser soltadas, pero solo importaba el momento, no estaba en su típico lugar, en su típico momento, ella no esperaba verlo de nuevo pero soñó tantas veces con la sonrisa de sus labios que no había impedimento, ya no existía una muralla inviable donde ellos tuvieran ocultarse.
—Me quedaría contigo aun si tuviera el mundo en contra —Sonrio llenando sus labios de esa felicidad eterna que seria imposible de romper.
El tomo su mano fuerte depositando un casto beso en sus labios.
—Camina junto a mi —Pidió en un murmullo solo para ella.
Se detuvieron en un parque que ambos conocían, este, cubierto de luces, nieves y personas, parecía cantar una de las melodías mas hermosas del momento, caminaron uno al lado del otro como antes, como dos viejos amigos que guardaban el secreto mas oculto, aquel de amar y ser amado. Se sentaron en una banca mirando a las demás personas, ella recostó su cabeza de su hombro sintiendo como estas encajaban casi a la perfección, como si cada parte de su cuerpo hubiese sido hecha para encajar con el cuerpo de el.
—Rick...¿Me amaras? —Pregunto.
—Ya lo hago, de eso no hay duda alguna—Respondió acunando su cabeza.
—Yo te amo —Murmuro acurrucándose con el.
El tiempo se había encargado de separarlos ante la distancia, pero esta no había impedido un sentimiento, esta no había acabado con el simple hecho de no tener sus miradas conectadas, se habían amado, se amaban y el futuro parecía escribir en las nubes que esto seria así siempre, no había problemas, no existía nadie mas para ellos, y es que el amor se aloja incluso en los peores sentimientos, en la envidia, en el egoísmo de querer a una persona solo para si mismo, ellos lo entendían.
Y esa noche, esa noche de primero de enero, cuando el invierno aun estaba en su cumbre, cuando el frío aun estaba en todo el lugar, cuando ella aun llevaba la promesa en uno de sus dedos...Ella confeso su amor secreto, ese día ella juro como mujer enamorada estar siempre a su lado.
El amanecer pronto llenaría la ciudad entre colores mañaneros que pocos alguna vez en su vida sabrían apreciar, ambos se levantaron de aquella banca que había presenciado mas amor que cualquier iglesia en una boda. Caminaron de nuevo al hotel juntos, sosteniendo sus manos como si estas fueran de cristal y estuviera apunto de reventar.
—¿Nos vemos? —Pregunto rozando su mejilla con la yema de sus dedos fríos, se deleito ante su tacto y mordió uno de sus labios. Asintiendo, viendo como esas pupilas entre ese verde claro se dilataba. Lo vio partir por el pasillo hasta su habitación, una de la ventanas le dio a entender que el sol estaría a minutos de salir, apresurada abrió la puerta de su habitación respirando hondo ante las preguntas que pronto se le serian planteadas, pero contraria a todo eso un grito ahogado salio de parte de una rubia que sostenía contra su cuerpo aparentemente desnudo una toalla color azul. Sus ojos se abrieron como platos mientras sentía que su corazon se detenía.
—¿Lola? —Esos ojos azules que tanto conocía se acercaron veloces hasta donde se encontraba ella. Retrocedió instintivamente mientras sentía como el aire se hacia faltar.
—Y-yo creo que debería irme —Hablo la chica, su voz chillona se movió rápido buscando su vestido. La miro salir de la habitación mientras que ella se mantenía ahí en la entrada sin una palabra por pronunciar, sus cuerdas vocales parecían estar unidas en un fuerte pegamento, se le hacia increíble la idea de lo que allí pasaba, si bien no estaba molesta, si bien no había emoción alguna mas allá de la sorpresa el chico delante de ella parecía desesperado
—Lola no es lo que tu piensas y-yo... Bueno ella solo llego y —Lo detuvo en un señal con sus manos.
—No necesitas explicar nada...De verdad no es necesario —Susurro mientras sostenía sus manos, poco a poco aflojando el anillo que sostenían sus dedos, el miro el gesto que hacia, la decisión en sus ojos y la detuvo apretando sus manos.
—No lo hagas —Suplico acunando sus mejillas, notando el rasguño en sus labios. —¿Que te paso? —Pregunto asustado.
—Fuiste tú —Admitió bajito, soltándose de su agarre. —Estabas muy borracho lo entiendo pero...¿Engañarme mientras no estoy? ¿Siquiera sabes quien es Matt? —Pregunto en calma aun confundida.
—Estaba demasiado borracho y caliente supongo, es solo una chica que conocí en la fiesta, solo fue hormonal, no siento nada por ella —Su voz sonaba rota, el arrepentimiento era casi palpable en sus letras. Pero justo a este punto todo le parecía igual, una sonrisa irónica partió sus labios.
—No tienes porque sentirte arrepentido, yo también lo hice —Admitió bufando.
—¿Q-que?
—Yo estoy enamorada de alguien mas Matt... Creo que ya sabes de quien —La seguridad en sus palabras lo descoloco, llevándolo a ese ser que era el responsable de todo.
—¿Rick? ¡¿Estas hablando en serio?! —Vocifero al borde, entendiendo que el había sido el dueño de todas sus lágrimas, de todos sus "Te quiero" El era el dueño de esas miradas perdidas que ella a veces sostenía, el era el dueño de sus sueños de sus anhelos, de sus ansias, de su futuro...El siempre había sido ese "Algo" Que nunca le había permitido avanzar. Bufo molesto mientras tiraba de su cabello. —Se que nos descuidamos Lola, se que cometimos errores en cuanto a nuestra relación pero...yo te amo ¿Sabes? Desde aquel día que te vi por primera vez supe que quería tenerte en mi vida siempre, se que olvide decirte eso por mucho tiempo y deje que otras cosas se volvieran mi prioridad pero quiero que sepas que mi única intención por mucho tiempo fue ser el causante de tus risas.
—Lo fuiste por mucho tiempo —Admitió ella sintiendo sus ojos mojados.
—Pero ya no lo soy ¿Cierto? —Se dio la vuelta para encontrarse con esa mirada que lo negó, admitiendo que el causante de sus risa, de sus pensamientos perdidos era otro. Se acerco tocando su mejilla depositando un beso en estas las cuales se encontraban mojadas y frías.
—¿Porque lo haces? —Pregunto.
—Cuando lo hacia solían sonrojarse...pero no lo hacen —Sonrio quebrado.
—L-lo siento —Negó alejándose de el. —Pero creo que lo nuestro a llegado hasta aquí —Musito por ultimo encogiéndose de hombros, dejando en sus manos aquel anillo plateado que sostenía un gran diamante —Se que es otra chica la que lo merece —Sonrio, mirándolo negar.
—Gracias por todo —Dejo un ultimo beso en su frente, mientras dejaba su aire frío al pasar por su lado dejándola allí parada en la entrada, mirando su partida por el corredor —¡Vendrán por mi equipaje luego! —Grito por ultimo sin mirar atrás.

Un amor en septiembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora