Condujo de nuevo a casa, sus lágrimas habían cesado en el camino, agradeció que eso fuera así, pues desde atravesar la puerta de su casa de nuevo, debía convertirse en la Lola que ahora todos conocían, no quería preocupar a nadie con sus dudas, sus planes seguían igual, nada había cambiado, de hecho quiso creer que nada había pasado.
—No ha pasado nada, solo fuiste a dar un paseo porque estabas alterada y...
—¿Sigues hablando sola? —Su madre abrió la puerta dejándola al descubierto. Paso en silencio mientras solo intentaba subir a su habitación, la mano de su madre la detuvo, atrayéndola. —¿Puedo saber que a pasado? —Pregunto seria mientras se cruzaba de brazos ante su hija quien la miraba distraída, la rojez debajo de sus ojos indicaban que estaba llorando, de hecho sus labios temblaban, y no creyó la idea de que fuera por el frío pues estos estaban rosados.
—Solo discutimos por una tontería, el cree que no me preocupo por el y solo soy una enojona —Susurro con voz débil, su madre asintio atrayéndola en un abrazo.
—¿Segura que es eso? —Pregunto dejando un beso en su cabellera negra.
—¿Que mas podría ser? —Pregunto encogiéndose de hombros, su madre la alejo un poco mirando sus ojos, asintio en una sonrisa de lado dejándola ir. Sabiendo que sus ojos ahora estaban cambiados, habían recuperado ese brillo que se había perdido, su personalidad tan dulce y abierta parecía ahora de nuevo florecer, esa Lola de la que todos estaban encantados ahora estaba de vuelta, y aunque eso podría hacer feliz a muchos, también daba miedo quien era la razón por la que ella estaba de nuevo animada a pesar de las lágrimas que aun querían derramar sus ojos.
Subió a su habitación, y tirándose a su cama se quedo dormida al instante, estaba tan agotada, tan cansada por todo lo que sucedía que solo quería dormir y apagarse de todo a su alrededor, despertó a la mañana siguiente con la sorpresa de su prometido en el desayuno, palabras fueron y vinieron y entre disculpas llenas de... vacío, todo volvió a la normalidad, su semana de locos comenzaba pues había accedido a comenzar con los preparativos de la boda, pasaba el día estudiando, o viendo artículos de novia, de hecho había decidido buscar un empleo que también la distrajera, en cuanto a las noches se iba a dormir con su madre pues Julia estaba de viaje, quería evocar siempre los pensamientos y recuerdos de aquel beso, que la hizo llorar no de tristeza, si no de felicidad, debía mantenerse alejada de Rick antes de que sus planes por salir adelante, se fueran abajo. Su madre la miraba siempre de lejos, taciturna, vaga en un desesperado intento por salir de sus sueños de chica despierta, siempre la escuchaba chasquear la lengua ante algunos recuerdos que tal vez la atormentaban.
Diciembre había llegado y junto con el año nuevo.
Se encontraba en un hermoso salón vestida con hermoso vestido de color negro con el que toda chica sueña alguna vez, sostenía una copa en su mano mientras daba pequeños sorbos al liquido amarillento que contenía, las palabras que se decían a su lado, parecían vagas, susurros inaudibles para su mente inquieta. Un ligero apretón en su mano hizo que de nuevo se sumergiera en el ambiente.
—¿Como van los preparativos para lo boda linda? —Una mujer de la cual ya había olvidado su nombre sonreía frente a ella. Miro a su prometido quien sonreía esperando una respuesta.
—V-van...bien —Musito perdida. Los personajes frente a ella se alejaron luego hacia otro grupo y otra conversación. Suspiro aliviada, el estar ahí ya se le hacia molesto y fastidioso.
—¿Porque tienes que ser tan cortante? Son mis jefes, pudiste decirles algo mejor, mas animado —Su acompañante y prometido hablo cerca de su oído, sonrío disimulado mientras lo miraba fulminante.
—Recuérdame porque debo hablar con una desconocida de mi boda —Hablo entre dientes.
—Porque fue la desconocida que nos invito a esta lujosa cena de caridad. —Mascullo apretando su cintura, sus dedos contra sus costillas dejaban dolor.
—Perdón —Musito intentando liberarse de su agarre.
—Iré a beber algo con los demás, no te pierdas —Sentencio mientras la dejaba sola.
Bufo dirigiéndose a la salida la cual se encontraba sola y fría, sonrío, este era su escenario perfecto, estar sola sin personas desconocidas a su alrededor que fingían estar interesadas en su vida. Se alejo un poco bajando las escaleras y se apoyo de la barandilla del lugar, el aire frío salia de sus labios y su piel descubierta comenzaba a congelarse, pero aun así no le importo, aunque el calor había sido siempre su fuerte ahora el frío le recordaba que estaba viva.
—Te congelaras si sigues aquí —Esa voz sonó a su lado haciendo que abriera los ojos despistada, como una chiquilla descubierta.
—¿Que haces tu aquí? —Pregunto temblando.
—Mi fiesta —Murmuro señalando el lugar.
—¿Tuya? —Pregunto confundida, eso era imposible esta fiesta era de los jefes de Rick...que fuera de el significaba que...
—No sabia que tu novio trabajaba para mi firma de abogados —Soltó en burla.
—Andate ya, con tus mentiras —Quiso pasar por su lado pero este la detuvo sujetando sus brazos, forcejeo ante la idea de su cercanía. —¡Suéltame! —Exigió moviéndose entre sus brazos.
—Ya no puedo —Murmuro cerca de su cuello, su aliento golpeaba su oído produciendo cosquillas.
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Un amor en septiembre
Teen FictionEl amor prohibido duele, pero uno que no es correspondido destroza el alma en mil pedazos. ¿Que pasa cuando haz de vivir con ese sentimiento a boca cerrada? Es momento de que esta hermosa historia, donde una simple chica conoce lo maravilloso que es...