Capitulo 22

13 5 0
                                    

Si bien todas las noches habían comenzados frías, con la prueba de eso en los labios, con la seguridad de que esta era oscura, silenciosa y ahogaba las lágrimas, esta era diferente, porque aunque nadie lo supiera, y aunque nadie se diera cuenta al verlos, aquellas dos almas que caminaban en silencio una junto a la otra, eran dos seres no tan distintos que había compartido un comienzo, una vida, una eternidad, ellos se entendía como ningún ser humano entendería a otro, ellos habían vivido y habían muerto, ellos sabían lo que era ser feliz en el infierno, ellos y solo ellos, habían sabido lo que el amor significaba.
El amor no es impuro, es eterno, el amor no es normal, es diferente, el amor no tiene explicación solo se vive, no hay vida con amor, la vida es amor, el amor no se vive entre dos pude manifestarse en muchos, el amor no siempre surge cuando debe, pero permanece cuando es necesario
—Ven tomemos algo —Tomo su mano mientras juntos atravesaban la calle llena de luces, una cafetería no muy diferente de las demás se encontraba allí, curiosamente no tan llena como las demás tiendas.
—Nuestra manía con las cafeterías no terminara nunca —Bromeo mientras entraba al lugar seguida de el.
Una camarera los atendió, ambos habían decido cenar hamburguesas ya que el café siempre había animado y alterado sus células, y una idea inteligente (Si querían dormir) Era no dejar que el café entrara en su sistema
Su mirada se fijo en el ventanal que dejaba a la vista las hermosas luces, la hermosa nieve blanca que aun cubría a enero en esa hermosa vestidura, que tal vez pronto llevaría.
—Hasta donde recuerdo, el frío nunca a sido lo tuyo —Señalo frente a ella.
—Ahora me gusta, me hace sentir bien —Sonrio sin despegar la mirada del lugar, mientras estudiaba a las personas.
—EL frío solo incita a buscar calor —Murmuro acomodándose en su silla, mientras su mirada le permitía, estudiar los rasgos de esa chica a la cual amaba.
—Tal vez por eso me gusta, me recuerda que soy humana y también lo necesito —Murmuro, sintiendo como sus ojos se apagaban ante esas palabras. En un instante sintió como sus manos era rodeadas por las de el. Tomo sus dedos y los llevo a sus labios, dejando su aliento tibio en estas, dejándola helada a ella.
—Tus manos están muy frías —Dijo mientras repetía en mismo paso, calentando a esos delicados dedos, que ahora eran mas largos.
—Gracias —Musito embelesada por esos ojos claros que ahora se veían concentrados en sus manos, produciendo cosquillas en su interior, llevándola a recuerdos escondidos en su memoria
Ella tenia veintidós años y se encontraba en enero, en medio de la nieve en una cafetería que no conocía. Pero se sintió como aquella vez, cuando a penas tenia dieciséis años cuando se encontraba en septiembre, cuando el verano estaba terminando pero el calor aun se sentía, cuando se encontraba en esa cafetería que tanto conocía, con ese chico que tanto quería.
—Eres un tonto Rick, esos chicos pudieron partirte la cara —Musito lento mientras aun pasaba el algodón por sus heridas pronunciadas —Tu madre te retara por esto —Regaño de nuevo, escuchando el chistar del chico ante el dolor de la medicina contra sus heridas
—No me importa —Replico molesto, mientras divagaba con su mirada por el lugar
—No debiste hacerlo, no debías —Murmuro ella acunando su mejilla, tratando de conectar con su mirada
—Lo haría otra vez de ser necesario Lola, no dejaría nunca que nadie te hiciera daño, esos chicos pudieron solo hablar pero te juro que si llegaban a tocarte los mataba —Exclamo al borde, haciendo que sonriera ante sus palabras. —¿Tu porque te ríes? —Espeto molesto
—No es nada —Mintió, sintiendo como una mariposas revoloteaban en su cuerpo, como esa sensación de felicidad la invadía sin permiso alguno, haciendo que el suelo fuera solo un sentimiento efímero porque sus pies se sentían volar
—Hablo en serio Lola, eres como mi mundo entero —Murmuro bajito el. —Yo no seria nadie si no estas tú —Esas palabras, ese tono de voz, el gesto de el para con ella habían quedados grabados en su eterna memoria, pues ese septiembre ella...se había enamorado de el

—Sus pedidos —Interrumpió la camarera entre sus pensamientos devolviéndola a la realidad, donde ambos habían crecido, donde ya no tenían ni dieciséis, ni dieciocho, ambos eran adultos, ambos tenían vidas distintas, ambos habían dejado todo detrás.
Comieron en silencio, tal vez buscando las palabras adecuadas para iniciar una conversación que tenia años esperando ser soltada, una conversación con palabras que fueron ensayadas una y otra vez frente a un viejo espejo de armario.
—Estuvo deliciosa —Sonrio, recostando su cabeza en el espaldar de la silla.
—Gracias por la cena.
—No es por nada, ya extrañaba esto contigo —Admitió dejándola reír.
—Claro, ¿Recuerdas todas esas veces que llegaste tarde a mi casa solo para comer conmigo y luego dormir?
—Como olvidar esas noches —Negó con su cabeza apenado.
—Rick...¿Porque siempre te ibas antes de yo despertar? —Pregunto, si bien habían pasado años nunca había descubierto la respuesta a esa pregunta. Lo miro ladear la cabeza mientras bufaba ante el recuerdo, sonrío para luego mirarla a los ojos, después de unos segundos musito.
—Sabia que al verte despertar me quedaría mas tiempo contigo y no podría hacer las cosas que tenia preparadas para el día —Admitió carraspeando —Siempre fue difícil separarme de ti Lola, y no supe nunca el "¿Porque?" hasta que ya no te tuve. —Sus palabras, (que entraron como susurros en sus oídos), produjeron todo eso que no había sentido en años, todo ese miedo que de niña había vivido, todas esas sensaciones que alguna vez leyó en sus libros se alojaba ahora en sus venas, en su piel, en sus ojos y en esa sonrisa que de pronto no pudo borrar de sus labios.
—¿A que te refieres? —Pregunto bajito.
—Al hecho de que me enamore de ti Lorelay, de hecho siempre estuve enamorado de ti, incluso antes de saber lo que significaba estarlo, aun recuerdos tu cabello corto, tu sonrisa de niña, las raras sensaciones que se sentían en mi estomago con tu cercanía, aun siento tu perfume, ese que usaba tu madre contigo y tanto me encantaba, aun puedo sentir los celos de cuando estabas con otras niñas y no conmigo —Se detuvo de pronto, mojando sus labios, riendo ante los recuerdos que aun vivía su mente —Aun recuerdo porque me enamore de Vivian, porque ella podía parecerse a ti, ella no era tu en eso no mentí, pero tenia tanto miedo de perderte, de dejar todo atrás, de que no fuera cierto, Lola yo no sabia lo que sentía y esa tarde dije cosas horribles, porque preferí perderte a ti que a mi mismo, pero me engañe ¿Sabes? Porque esa tarde cuando te fuiste, me perdí y ya no había vuelta atrás —Su corazon latía rápido, fuerte como tambor mientras esas mariposas parecían estar subidas en autos grandes que golpeaban su estomago, había esperado por años escuchar esas palabras, y aunque quiso decir que nunca sintió nada, no podía mentir de esa manera y sin permiso alguna ella se acerco a el dejando un beso en sus labios.

Un amor en septiembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora