Capitulo 16

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Una brisa fría entro por la ventana mientras agitaba su cabello, su corazon se encontraba acelerado mientras que sus mejillas se volvían frías, su piel se erizo por completo mientras que hacia un esfuerzo por encontrar el aire necesario, su mano se fue hasta su pecho donde sintió que este iba demasiado acelerado golpeando su pecho. Cerro los ojos con fuerza mientras reprimía esa sensación extraña que se alojaba en sus huesos, sus labios ahora eran amargos mas bien su lengua era dulce, ¿Que debía sentir? ¿Que debía decir ahora? Había demasiado emociones encontradas pero ninguna de ellas podía ser descrita en palabras ¿Odio, dolor, nostalgia?.
—Lola —Julia toco su hombro haciendo que la mirara. —Lola no entres en pánico —Musito mientras apretaba ligeramente su hombro.
—N-no, yo solo...me tomo por sorpresa, no espere que algún día volviera, eso es todo —Mientras respiraba hondo, la calma fue llegando, había pasado mucho tiempo, habían pasado ya cuatro años desde su partida, cuatro años sin verlo, sin hablarle, sin notar su sonrisa. Cuatro años que le habían permitido crecer, madurar y volverse una mujer fuerte y luchadora, había pasado tanto tiempo, había llorado tanto, tantas lunas llenas sin estar a su lado, su ventana vacía por que ya no había sonido impactando contra estas, el dolor había pasado, las risas también pero debía admitir que aun quedaban recuerdos, aun habían memorias. Mordió su mejilla al saber que ya no dolía como antes, que ella había seguido con su vida, que las cosas ahora eran diferente, y aunque había un poco de dolor, ya no sentía lo mismo, ya no había amor o aprecio, el solo era... —Es solo un viejo amigo —Sonrio calmada.
Julia la miro seria, si bien había verdad en sus ojos, ella sentía ese recelo, las cosas habían cambiado tanto y no precisamente para bien, en ninguno de los dos, pero era su decisión. Asintió cambiando el tema. Esa noche paso entre la conversación de dos grandes amigas, la semana también paso rápida, pues había estado en casa todo el día, el salir no se le apetecía y el verlo no era algo que quisiera ahora, tenia muchas cosas por hacer, por planear, decisiones que tomar y conversaciones que tener. La presión en su pecho se incrementaba con el paso de los días porque la sensación, las ansias, el deseo había permanecido ahí pero lo ignoro, y lo enterró en lo mas profundo de su alma.
Era sábado por la tarde, la semana estaba por culminar y ella estaba leyendo un libro en su cómoda, los ligeros golpes en su puerta hicieron que prestara atencion, su madre se encontraba en la puerta.
—Hey —Sonrio desde su lugar.
—Lola tienes visitas —Musito retirándose. Ya sabia quien estaba abajo pero si bien no lo había visto desde llegar del viaje entendía que viniera a verla. Se puso un abrigo mientras que arreglaba un poco su cabello, su mirada de pronto se fijo en el espejo mientras divagaba por su rostro, estudiando sus facciones, sus mejillas mas pronunciadas, sus labios un poco mas gruesos, su cuerpo ahora mas definido, ya ella no tenia dieciocho años, ya no era una chiquilla, el tiempo había pasado, también sus deseos, sintió las lágrimas llegar a sus ojos ante ese sentimiento de nostalgia y vacío que la invadía, ¿Porque las cosas ahora eran así? sus mejillas ya no estaban sonrojadas, no como antes, como cuando leía su libro favorito, cuando bebía café, cuando estaba con sus amigos, cuando su canción favorita sonaba en la radio...Ya no tenia ese destello, esas mariposas de cuando lo había conocido ¿Ahora donde había quedado? El saber que Mateo estaba abajo no producía lo mismo que antes y eso le asustaba. Sacudió la cabeza ligeramente alejando esos pensamientos de su cabeza.
—Lo amas Lola, ustedes se aman —Se regaño así misma frente al espejo mientras se señalaba con el dedo, mordió su labio y se encamino al patio. La realidad golpeaba tanto su mundo que ya comenzaba a hartarse, y lo peor es que se había convertido en un ser humano sin poder o lucha, ya no quería luchar, ya no quería pelear por lo que quería, pues ya nada la llenaba, ya nada la hacia feliz o triste y ahora se hallaba como un alma vagando moribunda sin melodía.
No estaba nevando pero si hacia frío afuera, la nieve aun cubría el lugar y el césped verde que siempre estaba ahora era blanco y puro. Camino mirando como de lejos una figura varonil se encontraba, al acercarse ese cabello rubio que conocía ahora era reemplazado por uno oscuro, su corazon corrió rápido mientras sus pies quedaban clavados al suelo, sus ojos se abrieron tanto que ahora lastimaban, quiso correr atrás, quiso volver pero se le fue imposible pues esos ojos azules que también conocía , habían sido reemplazados por esos que conocía aun mas, esos ojos rasgados y claros, también cubiertos de nervios y miedo, la miro, estudiándola unos segundos en silencio, luego sus labios esbozaron una sonrisa ladeada que la descoloco por completo, sus manos temblorosas cubrieron su boca mientras trataba de acallar ese grito ahogado que ahora se alojaba en su garganta, una energía violenta viajo en su sangre, la cubrió erizándola, su estomago dio un revolcón queriendo devolver todo lo que había dentro.
—Lola...Que bueno verte de nuevo —Su voz era mas ronca que antes, su cabello ya no era tan largo, sus facciones habían terminado de volverse duras, su altura ahora era mayor y su cuerpo ya no era de un simple chico de dieciocho años, no, ahora ambos tenían veintidós, ambos habían crecido y el tiempo había pasado, estudio sus facciones, estudio sus ojos entrando en la realidad de que el había cambiado un poco, un poco en aspecto, pero el tiempo la había hecho cambiar a ella, mucho, había aprendido tanto que temía perderse en la desconfianza. Sus murallas se elevaron al sentirse vulnerable ante su presencia.
—Richard, no esperaba verte de nuevo —Admitió seria, mientras sentía como su cuerpo se relajaba, si bien había pasado el tiempo, también había aprendido a levantar murallas, porque sus heridas internas estaban muy bien escondidas, pero podían ser reabiertas
—Vaya que saludo —Río descolocándola —Solo quería pasar a verte de nuevo...a pasado mucho tiempo.
—Cuatro años para ser exactos —Murmuro mientras se cruzaba de brazos.
—Cuatro años si —Respondió nervioso mientras rascaba su nuca.
—Igual que bueno verte Rick, ¿Como estuvo tu vida en España? —Pregunto serena, con ese toque de sarcasmo en su voz.
—Lola yo...yo estaba lastimado, lo sabes, me fui porque no soportaba la presión, estaba lastimado, te había lastimado.
—Basta —Lo detuvo antes de que de nuevo abriera esas heridas que por tanto tiempo se había esforzado por cerrar, no permitiría que la hiciera sufrir de nuevo —No es necesario que me expliques nada.
—Si lo es Lola yo....
—¡Lorelay! —Esa voz que tanto conocía ahora estaba detrás de ella, se dio la vuelta encontrándose con unos ojos azules que la miraban confundidos. Se acerco siendo seguida por el chico.
—¿Mateo? No esperaba tu visita —Respondió confundida.
—Si, hola hermosa que bueno verte —Se acerco depositando un beso en sus labios, que ahora estaban fríos casi congelados. —¿Quien es? —Dirigió su atencion al hombre que se mantenía con expresión seria a un lado de ellos. Ella se incorporo al lado de Mateo.
—El es el amigo del cual hace mucho te hable, Rick ¿Recuerdas? —Recordó, miro como su novio extendía su mano y esta era recibida con un apretón que pronto la susto poniéndola nerviosa, fulmino con su mirada a Rick quien se mantenía sin lectura.
—Rick el es...el es mi prometido Mateo —Susurro desviando la mirada, sintiendo como las palabras escocían en su boca. Mirando como ese joven asentía mientras salia por la puerta de su hogar dejándola helada, descolocada y con unas inmensas ganas de correr.

Un amor en septiembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora