Capitulo 17

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Después de aquella tarde, el encuentro, la despedida tan extraña y el comportamiento del hombre por el que tanto tiempo admiro, quedo enterrado en sus recuerdos, en sus memorias, aquellas que guarda una mujer en su profundo mar de secretos y verdades.
—¿Que te parece este? —Su madre extendió una pagina de una revista donde unos hermosos arreglos florales se veían, sonrío débil mientras su mirada divagaba por la hoja, si bien el diseño era hermoso, no la llenaba de felicidad.
—Esta hermoso, me gusta —Canturreo la madre de su futuro esposo. —Lorelay si no lo escoges lo llevare a la boda de todas maneras. —Río en broma mientras seguía con su trabajo en la computadora, sus esfuerzos por perderse en las palabras en la pantalla se hacían en vano, pues si bien no quería seguir tocando el tema de la boda, la mujer que ahora seria parte de su familia se veía demasiado involucrada, demasiado...intensa.
—Silvia, no hace falta, lo tomare en consideración —Musito mientras la escuchaba murmurar con su madre a lo lejos.
—Ya lo haz dicho, ¿Cuando iremos a ver el vestido? —Pregunto sonriente.
—Pronto —Finalizo levantándose de su lugar en busca de agua, la boda solo provocaba estrés, no quería hablar de eso por el momento, quería estar segura, quería estar emocionada, ¿Porque ahora el tema se sentía diferente? ¿Porque simplemente quería olvidarse de todo? Maldijo entre dientes mientras su mente la castigaba, y la frase que tanto se repetía volvió a rondar por su cabeza Tu amas a Mateo Lola Ustedes se aman Volvió a susurrar para si misma.
—Lorelay tengo un amigo quien trabaja en una academia de baile, le encantara darte clases de baile —Río la mujer mientras ojeaba las paginas de las múltiples revistas que yacían sobre la madera de su mesa. Quiso gritar a los cuatro vientos ¿Que acaso no notaba su reacia actitud hacia el momento? ¿Que no podía solo desaparecer con todas sus cosas?.
—Buenas tardes —Su rubio y prometido apareció tras la puerta de la cocina, saludo con un beso a las dos mujeres que veían revistas y con beso en los labios a esa joven a la que había decidió entregar su vida entera. —¿Como estas? —Murmuro contra sus labios. Asintió con una sonrisa de labios sellados.
—Silvia deberíamos dejarlos solos —Comento su madre cómplice mientras salia de la cocina seguida por la siguiente.
—¿Estas bien?
—¿Como te fue en el trabajo? —Pregunto ignorando su pregunta.
—Bien, el caso esta algo intenso pero me están ayudando con eso.
—Que bueno —De nuevo se concentro en sus teclas.
—¿Solo dirás eso? Que...típico—Pregunto irónico mientras aflojaba el nudo de corbata. Por alguna razón esa pregunta exploto en sus oídos, tal vez estaba tan irritada que su cerebro estallo en cólera.
—¿Que tratas de decir? ¿Que no me preocupo por ti? —Vocifero molesta.
—No, Lola yo solo pienso que podrías haber preguntado un poco mas ¿Porque te irritas tan fácil? Dios... —Y allí iban de nuevo, esas discusiones inútiles y fastidiosas que solo alteraban sus nervios, mordió sus labios mientras se levanto molesta de su asiento, trato de detenerla pero esta se deshizo de su agarre y sin importarle muy poco los llamado subió a su auto y arranco viendo como sus nudillos se volvían blancos ante la presión de sus manos contra el volante.
Poco después se detuvo en un parque a las afueras de la ciudad, necesitaba que Julia estuviera allí, necesitaba hablar con alguien, desahogar, liberar todo lo que llevaba dentro, dentro de su auto cedió a las lágrimas que la oprimían, porque si bien su alma estaba oscura ahora esa oscuridad la dominaba, la cegaba, la enloquecía, ¿Porque no era feliz? ¿Porque a cada momento quería huir? ¿Porque ya no aguantaba como antes?. Los recuerdos de esos ojos color miel golpearon su mente, su risa, su cabello, su voz ahora mas dura, sus rasgos marcados y esa emoción que miro en sus ojos, había evitado a toda costa que sus heridas fueran abiertas, pero el solo había llegado y había abierto todas las puertas, la Lola tierna, indefensa, sensible que había sido de chica ahora florecía, de nuevo el "Yo" Que tanto había ocultado nacía, la devolvía.
—¿¡Porque mierda!? —Grito dando golpes al volante, llorando desconsolada. —N-no, no tenias derecho a venir de nuevo a mi vida, te había superado, te había olvidado, ya no importabas, había seguido con mi vida, me he comprometido, había construido una vida feliz, estaba lidiando con mis problemas....¡No tienes el jodido derecho de venir a fastidiarme Richard! —Grito aun mas fuerte, porque dolía, dolía tener que recordarse lo que la hacia feliz, dolía que recordarse a quien debía amar, dolía tener que reprimir sus sentimientos, porque en las semanas que habían pasado y no se habían visto ella lo había pensado, se había mantenido taciturna y perdida en su mirada, en su llegada, en su encuentro, se había despertado con la idea de verlo, había soñado con sus ojos, con sus manos, había sentido la necesidad de verlo, había querido estar con el, tenerlo a su lado como antes, descubrir que había ahora detrás de sus ojos, detrás de su mascara.
Su móvil sonó y mientras que lo elevo un mensaje de su madre deslumbraba.

De: Mamá
Matt se ha ido molesto con su madre, Lola creo que debes volver a casa, hablemos princesa

Los sollozos se detuvieron mientras sorbía su nariz y limpiaba sus lágrimas. Sin dudarlo envío el texto.

Para: Mateo
Cielo, lo siento mucho de verdad, ¿Quedamos de vernos mañana? Por favor

Envío el mensaje mientras apretada el móvil entre sus dedos.
—No arruinaras mi vida de nuevo Rick, no de nuevo —Murmuro para si misma en un juramento.
—¿Porque habría de arruinar tu vida Lola? —La voz a su lado hizo que soltara un respingón, y allí estaba el, con la respiración acelerada, con ligeras gotas bajando por su frente.
Mierda...había dejado los vidrios abajo.

Un amor en septiembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora