16. Celda

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Mike comenzaba a recobrar el sentido. El sabor oxidado de la sangre en su boca ocupaba sus sentidos. Podía notar un profundo mareo a causa de la paliza. Miro hacia su izquierda, y ahí estaba su mano, atravaseda por el machete, clavada al tronco. 

Un águdo dolor provenía de la gran herida. La sangre recorría su brazo entero. Delante suya, se encontraba Tres Dedos, con una roca en las manos.

- Yo tener la misión de llevarte a Templo con vida. Pero yo no tener misiones, yo mandar misiones. Antes de llegar Deakharr yo dirigía todo, yo mandaba. Ahora ser un simple caudillo... pero yo comenzar a tomar decisiones... y yo he decidido matarte. Lo que se empieza ha de acabarse.

Tres Dedos hacia saltar la roca en el aire.

- Será un placer matarte.

Tres Dedos golpeo con dureza el rostro de Mike con la roca.

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Matt dejó caer el cuerpo de Katie sobre la arena. Sus ojos todavía abiertos, se encontraban apagados. De su cuello la sangre brotaba, manchando su rostro de rojo.

El público gritaba y hacia temblar el coliseo fruto de la satisfacción de ver saciada su sed de muerte. 

Robb gritaba lleno de furia y se movía con violencia. Matt mantenía sus ojos fijos en los de Robb.

El resto del grupo observaban la escena pálidos, sin poder reaccionar de alguna forma. Lo que habían presenciado se salía de todo pronóstico. Matt levanto una mano y el coliseo enmudecio. Solo se escuchaban los gritos de rabia de Robb. Mantenía los puños cerrados con fuerza, y de las palmas de sus manos comenzaron a asomar pequeñas gotas de sangre. Se había ocasionado heridas con sus uñas fruto de la rabia.

Matt se acercó a la campana y la hizo sonar una vez.

-¡ESTAS MUERTO!- Gritaba Robb.

En pocos segundos, el mismo hombre corpulento y obeso que había recogido horas antes los dos cadáveres de los salvajes asesinados por Matt, se presento en la arena. 

Su delantal se encontraba ahora más manchado que antes, al igual que sus cuchillos, parecía que había estado despedazando algo durante ese tiempo.

El hombre se acerco a Katie y agarrándola de una pierna, comenzo a arrastrar de ella.

-¡SUELTALA HIJO DE PUTA!- Grito Robb.

El hombre se giró y observo a Robb mientras seguía arrastrando a Katie. Su tamaño era desproporcionado y su mirada reflejaba que no estaba completamente bien psicologicamente.

La cara de Katie era arrastrada por la arena, creando una enorme mancha de sangre que se alargaba por donde pasaba.

Robb cayó abatido. Nada podía hacer. Se fijó en uno de los hombres que le mantenía atrapado, y observó un tatuaje de una extraña letra en su muñeca, y se fijo en su cara detenidamente para recordarla. Lo mismo hizo con el otro hombre. Recordaría sus rostros por siempre.

- Slayer, ven aquí.- Dijo Matt dirijiéndose a uno de sus hombres que permanecían en las gradas.

El hombre se dirigió hacia Matt, y hizo una reverencia al llegar a su altura.

Era un hombre alto, cuyo pelo era negro y llegaba hasta sus hombros. Tenía una gran barba, que tapaba por completo su boca. Presentaba el torso descubierto, y en su espalda había colocadas dos grandes hachas dispuestas en forma de equis. Su pecho también estaba cubierto de pelo, y su musculatura era abundante. Al igual que Matt y que la mayoría de los salvajes, una falda guerrera era su única vestimenta. Sus pies estaban cubiertos por unas grandes botas de piel que llegaban hasta sus rodillas y sus brazos estaban completamente tatuados con tribales negros. Una cicatriz recorría una de sus mejillas, y su mirada era fría.

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