24. Amén

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- ¡Phil!- gritó Olivia al ver como este era arrollado por uno de los lobos.

-¡Mierda!¡tenemos que seguir!- contesto Robb mientras seguía corriendo a toda velocidad.

Unos cinco lobos les perseguían incansablemente y poco a poco sus energías se veían perjudicadas.

De pronto ante ellos, a unos cien metros de distancia, Robb pudo apreciar el gran río por el que días antes habían cruzado y el cual debían encontrar para usar de guía hasta su barco.

-¡Vamos Olivia!¡Tenemos que llegar hasta el agua!

Ambos corrían a la máxima velocidad que le permitían sus piernas y aún así parecía no ser suficiente. En apenas unos metros serían alcanzados por la temible manada.

Los metros que les separaban del río parecían kilómetros, su respiración se estaba convirtiendo en un inconveniente y el miedo a morir despedazados atemorizaba sus mentes.

Cuando llegaron a la altura del río, Robb se lanzo en plancha sobre el, haciendo que una gran cantidad de agua salpicara debido al impacto.

Robb se giró en dirección al bosque y observo como Olivia repetía su acción.

El agua cubría hasta sus pechos, pero por suerte se encontraban en un sector del río donde la corriente era muy suave, incluso nula.

Sin embargo, la congelada temperatura de esta, incrementada por la llegada de la noche, hacía que sus músculos y articulaciones se entumecieran.

Los seis lobos que les perseguían se quedaron parados a orillas del cauce del río, frenados por el miedo al agua. Estos rugían y aullaban en señal de protesta, a la vez que enseñaban furiosos sus afilados dientes.

- ¿Qué habrá sido de Phil?- preguntó Robb mientras se abrían paso entre las gélidas aguas.

Olivia miró hacia el suelo con la mirada pérdida y tras unos segundos, contestó a Robb:

- Estará bien.- dijo esforzándose por sonar convincente.

- No, no lo estará.- dijo Robb fríamente- Debemos ser realistas.

- Debemos estar agradecidos por haber salido de esta. No puedo creer que hallamos perdido a Phil. No merecía esto.

- ¿Acaso alguien merece lo que nos esta pasando a parte de mí?

Robb y Olivia cruzaron el río y comenzaron a andar cerca de la orilla, siguiendo la dirección que les proporcionaba el río.

-¿Qué dices, Robb? Tú tampoco mereces nada de esto.- contestó Olivia mientras frotaba sus muslos tratando de darse calor.

- Si alguien que lo merece ese soy yo. El accidente de Matt fue una señal, desde ese momento no debía haber vuelto a hablar de esta puta isla. Os convencí para venir aquí, yo tengo la culpa de que esteis pasando por este calvario.

- Nadie nos puso una pistola en la sien para venir. Decidimos acompañarte como adultos que somos.

Robb freno en seco y se puso enfrente de Olivia.

- Venga ya. Mi novia murió a latigazos por mi culpa, seguramente Phil este siendo devorado por los lobos por mi culpa, Mike esta moribundo por mi culpa. Todo es mi culpa.

- Ese pensamiento no te llevará a ningún lado. Miranos- dijo Olivia cogiendo de los hombros a Robb con ambas manos.- ¿nos ves? Estamos vivos. Tenemos la obligación de hacer que los sacrificios del resto no sean en vano. No dejemos que hallan muerto para nada. Honremos su memoria saliendo de aquí, por ellos.

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