38. Pasado

223 41 4
                                    


Mike se levantó de la silla con una enorme rabia recorriendo su cuerpo. Tal fue la fuerza con la que se levantó en dirección a Magnus que volcó la mesa sobre el suelo, provocando un fuerte ruido y haciendo que todos los papeles que contenía salieran volando hacia todas las direcciones, quedando esparcidos por toda la habitación.

- Hey, hey, quieto.- dijo Magnus apuntándole con la pistola.

Mike se detuvo en seco. Su respiración estaba agitada, su pecho se contraía continuamente. Sus ojos reflejaban una profunda ira y trataba vanamente de librarse de las esposas que rodeaban sus muñecas.

- ¿Lo conoces?- preguntó Shooter desde la distancia, sorprendida ante la situación.

- Cállate. Largo de aquí.- dijo Magnus secamente a Shooter, señalando la puerta de salida.

Sin contestar y después de dedicarle una mirada de enfado, Shooter abandonó la sala dando un fuerte portazo.

Magnus seguía apuntando a Mike, el cual se mantenía en la misma posición. Ambos se miraban fijamente a los ojos.

- ¿Qué tal si te sientas y hablamos?- dijo Magnus tratando de tranquilizar el ambiente.

Mike seguía sin contestar, mirando con odio a Magnus, matándolo con la mirada. La tensión era enorme, nada se escuchaba en la habitación.

- Quítame las esposas y hablaremos como hombres.- dijo finalmente Mike.

- Sabes que eso no va a pasar. No consigues nada poniéndote así. Hazme el favor de sentarte y hablemos.

- Claro. Tú eres más de atacar por la espalda... ¿verdad? Tal y como hiciste con Wolf.

- Voy a apretar el gatillo si no te sientas.- advirtió Magnus.

Con la yugular marcada en su cuello y su mandíbula encajada por la rabia, Mike se sentó en la silla. Magnus cogió otra silla y la colocó unos metros en frente de Mike.

- ¿Cuántos sois?- preguntó Magnus.

Mike le observó durante un breve tiempo, para luego lanzarle un gran escupitajo, que le impactó  en la cara. Magnus se limpió con su mano mientras resoplaba.

- Esto no es necesario.- dijo Magnus.

- ¿Por qué? ¿Tienes miedo de los fantasmas del pasado? ¿Te avergüenza recordar el trozo de mierda que eres?

- Hice lo que hice porque es lo que debía hacer. 

- ¿Debías hacerlo? ¿Por qué? ¡Nos traicionaste! ¡Montoya, Wolf, Hutch, Howard! ¡Todos ellos murieron aquella noche por tu culpa!

- Se lo que pasó aquella noche. No estoy orgulloso, todavía me pesa, pero era lo que había que hacerse. Si tuviera que volverlo a hacer, lo haría.

- ¿Por qué lo hiciste? ¿¡Por qué!?

- ¿En serio tú lo preguntas, Mike? Tú más que nadie sabes como me trato tu querido país.

- ¿De verdad me vas a venir con esas Blake? ¡Nada justifica lo que hiciste! ¡Nada! Todos confiábamos en ti, cualquiera de ellos incluido yo hubiéramos muerto por ti. ¡Estoy seguro al cien por cien que todos ellos se hubieran volado la cabeza por ti! ¡Y tu nos vendiste! ¿Por dinero? ¡Eres un trozo de mierda!

- Nada de aquella noche fue por dinero. Tú sabes como fue mi infancia, lo sabes. Desde que mis padres llegaron a Estados Unidos desde Nigeria se les trató peor que a las ratas. Ninguna ayuda, ni un misero euro. Obligaron a mis padres a hacer piruetas para poder darme de comer, mi madre se prostituía por miseros dolares, mientras que mi padre se tiraba todo el día recogiendo la mierda que los americanos tiraban por la calle. Crecí entre comida caducada y de ocupa, sin dinero ni siquiera para el pan de cada día. Mi madre murió por un puto trasplante de pulmón. Se pasó años, años y años en la puta lista de espera, mientras que el resto en un par de semanas estaban saliendo del quirofano. Y mi padre murió a los cincuenta años destrozado por la mierda de vida que había llevado. Estados Unidos no me dio nada... ¡nada!  Se me trato como a una mierda hasta que me aliste en el ejercito, ahí la cosa cambió. Tenía buen físico para correr y matar y nada que perder. Nadie en casa esperando mi vuelta. El ejercito fue mi vía de salvación, hasta que quite la venda que tapaba mis ojos. Aquel país de las oportunidades, aquel paraíso hecho nación, solo se estaba aprovechando de mi, sacándome la sangre mía y de mi familia. Me habían jodido la infancia y era hora de devolvérsela. No fue nada personal hacia vosotros.

Marea Roja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora