Capítulo Doce: ¿Me gustas?

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De un momento a otro siento que Stephan deja de moverse por lo que abro los ojos y efectivamente, él ya no le pega a Alex que está en el suelo con la cara llena de sangre y con un ojo hinchado.
Stephan se pone de pie y me mira, veo que tiene el labio inferior cortado, pero nada más y me doy cuenta que él busca algo en mí.

-¿Estas bien? Me pregunta Stephan, mirándome fijamente.
-¡Sí! Le respondo y no sé por qué, pero me lanzo a sus brazos, abrazándolo con todas mis fuerzas y rompo a llorar como cuando era una niña.
Stephan al principio se queda asombrado por lo que acabo de hacer, pero al cabo de unos segundos siento sus manos en mi cuerpo, me acerca más a su cuerpo si es que se puede, me abraza fuerte y yo lloro aún más, escondo mi rostro en su cuello, él me empieza a sobar mi espalda y me dice cosas lindas en mi oído.

-¿Estás mejor? Me pregunta después de un rato apartándose un poco, apenas para ver mi cara.
-¡Sí! Le respondo con la voz un poco ronca por la forma en que lloré.
-¿Segura? Me vuelve a preguntar, pero esta vez haciéndome cosquillas. -¡Que sí! Es lo único que le puedo contestar antes de quedarme sin aire.
-¡Stephan! Grito lo más que puedo entre mi risa y la falta de aire.
-...
-¡Detente! Las personas que pasan a nuestro lado, se nos quedan viendo y se ríen de nosotros.
-¡Por favor Stephan, detente! Al fin deja de hacerme cosquillas y puedo respirar bien.
-¿Estas bien? Me pregunta preocupado.
-...
-¡Stephanie! Me dice agachándose a mi posición, ya que estoy con mis manos en las rodillas
-¡Estas consciente que casi me matas! Le digo mientas pongo mi mano en mi pecho, siento que se me va a salir el corazón.

-...
-¡Ahora te ríes de mí! Le digo mientras lo golpeo en la espalda y luego pongo mis manos en mis caderas como si estuviera enojada.
-¡No, no me estoy riendo de ti! Me dice poniéndose de pie, con la voz de preocupación, ahora soy yo la que tengo que ver hacia arriba.
Sin que él se dé cuenta, abro mi botella de Gatorade y se la hecho en la cara, me le quedo viendo y me rio fuertísimo de ver la cara de él, me queda claro que no se lo esperaba, de un momento a otro se pone a reír como un loco, bueno ya somos los dos los que estamos como locos, me rio tanto que me duele el estómago, pero me doy cuenta que ya no escucho a
Stephan riendo, levanto mi mirada y está súper serio con una ceja levantada que hace al hombre verse sexy, no sé por qué empiezo a correr y él vuelve a reír, vuelvo a ver hacia atrás y veo que es demasiado rápido para mí, grito más fuerte, las demás personas que están en el parque sólo se ríen de nosotros y deben de pensar que efectivamente estamos locos.

-¡Stephanie! Escucho a Stephan más cerca.
-¡Lo siento! Le grito pero no me detengo, sigo corriendo lo más rápido que puedo, ya me duelen las piernas de tanto correr pero no me detendré. -¡Espérame!
-¡No! Le grito entre risas, según él voy a caer en su trampa.
-¡AY! Grito por el susto y el golpe que me acabo de llevar en mi trasero, levanto mi vista y lo veo delante de mí, pero cómo si él venía detrás ¡Que hombre más duro siento como si hubiera chocado contra una pared!

-¿Estás bien? Me pregunta tendiéndome su mano.
-¡Si, solo que me duele la frente! Le contesto sobándola.
-¡Déjame ver! Me dice, de una forma dulce y con esa sonrisa que me encanta.
-¡Auch Stephan! Le digo porque me dolió dónde acaba de tocar.
-¡Lo siento, lo siento, no te quería lastimar!
-¡Está bien, ves no tengo nada! Le digo.
-¡Hay que ponerte hielo en la frente, se te va hacer una chichota si no te pongo hielo! Diciendo esto no sé en qué momento llegamos a la entrada del parque, él extiende su mano y detiene un taxi, me hace una seña de que suba y con un poco de desconfianza me subo, él cierra mi puerta y lo veo dar la vuelta, abre la puerta y se sienta a mi lado, le da una dirección al taxista y me le quedo mirando, está loco si cree que me iré con él, pero en el momento que le voy a decir que me deje aquí, empieza a sonar mi celular interrumpiendo nuestra conversación sin palabras.

-¡Aló! -¡Hola hija! Escucho a mi mamá al otro lado de la línea.
-¡Hola mami! Le respondo mirando a Stephan, que me está viendo.
-¿Dónde estás? -¡Estoy llamando a la casa y no contestas!
-¡Es que vine al parque, quería correr un poco!
-¿Estás bien? Me pregunta.
-¡Si, mamá!
-¡Bueno Steph, te dejo, llegamos ahora como a las nueve o diez de la noche!
-¡Tranquila mami, te quiero!
-¡Te quiero también, hija!
-¿Está todo bien? Me pregunta Stephan.
-¡Si, sólo era mi madre preguntándome dónde estoy! Él se me queda mirando, toma mi mano, me mira a los ojos de nuevo y me da un pequeño beso en los labios.

-¿Qué significa esto Stephan? Le pregunto señalando nuestras manos. -¡Te quiero conocer mejor, Steph!
-...
-¿Me escuchaste? Me pregunta con una pequeña sonrisa.
-¡Si, te escuché! Le digo mirando hacia la ventana, no sé por qué, pero estoy confundida, en estos momentos lo quiero abrazar, besar, gritarle, este hombre pone mi mundo de cabeza.
-¿Me permites conocerte? Me pregunta, buscando mi mirada.
-¡Claro! Le respondo volviéndome para verlo, le sonrió, no sé si es de nervios, alegría o qué sentimiento recorre mi cuerpo en estos momentos. -¿Dónde vamos? Le pregunto al recordar que no es a mi casa a donde nos dirigimos.

-¡A mi casa! Me dice todo tranquilo, mientras mi cara es de ¿Qué?
-¡JA, JA, JA! Èl y su sonrisa sexy.
-¿Te burlas de mí? Pregunto.
-¡No, es que hubieras visto tu cara cuando te dije que vamos a ir a mi casa!
-...
-¡Nos bajamos en mi casa, me doy un baño rápido y te llevo a tu casa!
-¿Te parece?
-¡Ok! Es lo único que le puedo responder.

Atracción Perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora