Capítulo Veintiséis: ¡Te amo!

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Stephanie sintió que se olvidaba de todo y simplemente se dejaba llevar por la música, volviendo a sentir la brisa en su rostro no le dio importancia más bien sintió agradable en cambio de temperatura, ya que tenía demasiado calor por bailar tanto, cuando por segunda vez volvió a sentirla se estremeció, pero siguió bailando cuando de un momento a otro se escuchó un fuerte ruido que provenía del equipo del Dj haciendo que todos se taparan los oídos con las manos, para cuando volvió a funcionar la canción que sonaba no era de reggaetón como debía, la canción que empezó a sonar era Perdona si te llamo amor de Maldita Nerea, cuando Stephanie la escuchó, no lo podía creer, no se creía la mala suerte que tenía, ya que siempre que la escuchaba se ponía mal, se disculpó con Ian y salió de ahí con lágrimas en los ojos, varios se le quedaban viendo, pero ella no les dio importancia ya que todos debían tener puesto un antifaz.

Ella caminó hasta un quiosco que había a una distancia de donde se realizaba el evento, cuando llegó ahí dejó que las lágrimas salieran fácilmente de sus ojos un poco enojada por el poder que aún tenía Stephan en ella y por los recuerdos.

Stephanie estaba completamente en el quiosco, ya que todos estaban adentro bailando, caminó hasta la baranda que tenía para evitar que alguien cayera la lago que había, lloró más aún, envolviendo sus bazos a su alrededor. De repente vio algo oscuro que le ofrecían, era un pañuelo gris, lo tomó y se empezó a limpiar las lágrimas sin quitarse el antifaz de su rostro, cuando lo hizo, lo devolvió a la persona detrás de ella, que no lo había visto ya que seguía de espaldas a él para que no la viera llorar, ella seguía con la mano extendida, pero el extraño no lo tomaba, por lo que pensó que él se había ido, cosa que le extrañó ya que la tela del pañuelo era costosa.
-¡Te ves hermosa! Cuando escuchó esa voz casi le da un infarto ahí mismo, provocando que se diera la vuelta inmediatamente.

Cuando lo hizo no pronuncio ni una palabra, el hombre frente a ella estaba vestido con un traje de tres piezas con una corbata gris y un antifaz negro, no le pudo ver la cara, pero esa voz no la olvidaría nunca.
-¡Stephan! Dijo ella con apenas un hilo de voz, ya que seguía en shock y no lo podía creer después de todos estos meses aparecías justo ese día, cuando había decidido pasarla bien, bailar hasta que le salieran ampollas en sus pies y hacerlo con cualquiera.
-¡Te ves hermosa, pequeña! Le repitió él, mientras que ella sentía que las piernas no la sostendrían por mucho tiempo.
-¡Stephan! Era lo único que salía de la boca de ella.
-¿Cómo estás? Preguntó él, manteniendo una distancia prudente. -¿Qué haces aquí? Le consultó ella, aún con un hilo de voz.

-¡Sabía que vendrías y quería verte, bebé! Respondió él acercándose a ella.
-¡No lo hagas, por favor! Le dijo ella dando un paso atrás y poniendo sus manos al frente de ella.
-¡Steph tenemos que hablar! Mencionó él mirándola a los ojos.
-¡No Stephan! Le dijo ella, tratando de no llorar frente a él.
-¡Bebé, por favor!
-¡No, no te acerques! Mencionó esto llorando.
-¡Steph, no llores amor!
-¡No me llames así, te odio! Gritó ella.
-¡Stephanie, no me odias, no digas eso! Dijo Stephan caminado hacia ella, provocando que Stephanie diera pasos atrás, hasta que chocó con la baranda.

-¿Sabes cuánto he llorado, he sufrido por ti, por tu indiferencia, por la crueldad de tus palabras? Preguntó ella llorando.
-¡Steph, lo siento mucho, no sabes cuánto he sufrido por lo que hice! Dijo él triste.
-¿Sufriste? Dijo ella con tono sarcástico.
-¡Stephan, tú fuiste él que me trató mal, él que me tiró como una basura, NO ME VENGAS DICIEDNO QUE SUFRISTE! Gritó ella.

-¡Stephanie, te tengo que explicar muchas cosas! Le dijo Stephan, quedando al frente de ella.
-¡Vete a la mierda, Stephan, TE ODIO!
-¡No me odias y lo sabes! Le contestó él en modo de reto.
-¡Sí, si lo hago!
-¡No, no lo haces y no lo digas! Respondió él en forma autoritaria.
-¡No eres nadie para que me des ordenes, tengo que volver con mis compañeros! Dijo ella tratando de pasar a la par de él, pero Stephan la tomó del brazo.

-¡Suéltame! Dijo ella con los dientes apretados.
-¿Ya no sientes nada por mí? Preguntó Stephan con un tono de voz triste.
-¡No!
-¡No me mientas, Stephie!
-¡No Stephan, no te quiero!
-¡Aún me quieres lo puedo ver en tus ojos!
-¡No seas tan tonto, lo que ves en mis ojos es odio Stephan, te odio. Ella que termina de decir estas palabras cuando Stephan la tomó por la cintura y la besó, Stephanie al principio se movía tratando de que él la soltara pero Stephan la sostenía más fuerte, mientras ella batallaba contra él, Stephan empezó a sentir que algo húmedo mojaba sus mejillas y luego sus labios, dándose cuenta que eran lágrimas, ella estaba llorando mientras él la besaba, pero cuando él la iba a soltar para no forzarla a nada ella empezó a responder a su beso, poniendo sus brazos en el cuello de él.

-¡Te amo! Menciono en los labios de ella, retirándose un poco.
-¿Qué? Preguntó ella con más lágrimas en su rostro.
-¡Lo que escuchaste bebé! Le dijo él mirándola a los ojos y secando un poco sus lágrimas.
-Pero...
-¡Shhh, te lo voy a explicar todo esta noche! Contestó él.
-¡Stephan, no quiero que vuelvas a jugar conmigo, no quiero pasar por lo mismo de nuevo! Le dijo ella bajando la mirada.
-¡Hey! Contestó él, levantando su rostro con dos dedos.
-...
-¡Te lo diré todo esta noche, pero lo que pase más adelante será decisión tuya, si te quieres alejar de mí, lo entenderé, pero yo no te voy apartar de mi lado sin que sepas el motivo de mi comportamiento, te amo!

Ella sólo lo miró como si se lo estuviera imaginando todo, no se cree que él esté al frente de ella, pero a la vez no entiende a qué se refiere él, ella no lo quiere volver a dejar, pero porqué Stephan habla de una verdad y que cabe la posibilidad que sea ella la que lo abandone.
-¡Vamos! Le dijo él extendiendo su mano para tomar la de ella.
-¿A dónde vamos? Preguntó ella, tomando la mano de él, volviendo a sentir esa corriente eléctrica que siempre percibió cada vez que lo tocaba.
-¡Ya lo veras! Contestó él mirándola de reojo y abriendo la puerta de su auto.
-¿Y este carro? Le preguntó ella viendo el tremendo modelito de auto que andaba él.
-¡Es mío! Dijo con una sonrisa de medio lado, al ver la cara de ella.
-¡No lo había visto antes! Dijo ella, mientras él daba la vuelta para sentarse en su lado.
-¡Lo sé, pero a partir de ahora lo sabrás todo de mí! Le dijo él mirándola fijamente a los ojos.

*****
-¿Dónde estamos? Preguntó ella después de un rato.
-¡Es una casa que pertenece a mi familia, no te preocupes, vuelve a dormir, ya casi llegamos, diez minutos más y estaremos ahí! Le dijo él pasando su mano derecha por el cabello de ella.
-¡Mi celular!
-¿Qué pasa con él? Preguntó Stephan al ver que ella se había alterado por el aparato.
-¡Lo tiene Miguel y no le dije que me iría!
-¿Miguel? Le preguntó él con un tono que no dejaba dudas de que estaba celoso.
-¡Sí, es un amigo, no le avisé y se va a preocupar! Dijo ella mirándolo.
-¡Toma el mío! Comentó Stephan dándole su celular.
-¡Le mandaré un mensaje de texto, porque con la música no creo que me pueda escuchar bien!

*** Diez minutos después:
-¿Esa es la casa? Preguntó ella acercándose al parabrisas.
-¡Sí! Contestó él con media sonrisa.
-¡Wow!
-¿Te gusta? Preguntó él.
-¡Obvio, es preciosa! La casa es de dos plantas, de ladrillo, tiene una zona verde inmensa, posee un portón eléctrico al frente, tiene una fuente y en el camino hasta la entrada está iluminada.
-¿Todas sus casas son así? Preguntó ella.
-¿Así cómo?
-¡Todas grandes, hermosas y espectaculares!
-...

-¡No te rías, es verdad, la de tus papás es hermosa, la tuya también y esta no se queda atrás! Le dijo ella mirando aún la casa y haciéndose la enojada.
-¡Mmm, sí! Le contestó él un poco preocupado.

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