Capítulo Diecinueve: ¡Desayuno listo!

8 0 0
                                    

Entraron al baño e igual que la vez pasada, Stephanie quedó con la boca abierta con el baño, es tan impresionante, lo grande, extraordinario, hermoso, lujoso y la vista a las montañas lo volvía un sitio irreal, a pesar de ser tan tarde.
-¡Es hermoso Stephan!
-¿Te gusta? Le preguntó él.
-¿Estás de broma? Le preguntó ella. -¡Un poco! Le dijo él encogiéndose de hombros.
-¡Mira que eres tonto! Le dijo ella, dándole un pequeño beso en el cachete.
-¡Sólo me gusta verte roja y un poco enojada! Le respondió él, dándole un beso en los labios, pero para el gusto de ella se apartó muy rápido y se lo hizo saber con el sonido de desaprobación que hizo.

-¡Tenemos que dormir! Le dijo él con una sonrisa.
-¡Sí, tienes razón! Le dijo ella, tomando el cepillo de dientes nuevo que le estaba dando él.
Cuando los dos estaban listos para dormir, se metieron en la cama, Stephan encendió la televisión ya que ninguno de los dos tenía sueño, a pesar de que ya eran las tres de la madrugada.
-¡Buenas noches! Le dijo ella cuando sintió los ojos pesados.
-¡Buenos noches guapa! Cuando Stephanie escuchó la forma en que él le deseaba buenas noches abrió los ojos de golpe y Stephan se dio cuenta de la forma en que respondió ella, ya que tensó su cuerpo.
-¡Vas a tener que acostumbrarte a que te llame así, no dejaré de hacerlo! Le dijo él colocándose de lado y apoyando su cabeza en su mano izquierda.
-¡Esta bien! Le respondió ella y Stephan la jaló hacia él, haciendo que ella se recostara en su pecho.
-¡Me encanta tenerte así, bebé! Le dijo él dándole un beso en la cabeza.
-¡Y a mí, Stephan! Él se dio cuenta que ella estaba sonriendo en su pecho, luego de un rato de estar viendo televisión, Stephan se dio cuenta de que Stephanie se había quedado dormida, él apagó la tele para descansar también, pero no sin antes darle un beso en su cabeza. Siento que he dormido como por mil horas, me estiro y... ¡Stephan! No lo puedo creer dormí con él, me le quedo viendo, se ve tan tranquilo, guapo, no aproveché el tiempo que hubiera querido para verlo dormir, me encanta como se ve.

Me levanto de la cama, voy al baño, me lavo los dientes, salgo del baño y trato de no hacer ruido, no lo quiero despertar, por lo que camino de puntillas pero antes le doy un beso en la mejilla.
Aún no me acostumbro a lo hermosa que es esta casa, es cinco veces la mía, él lo tiene todo, es como si fuera el dueño del mundo, llego a la cocina y no tengo ni idea qué haré para desayunar, me quedo pensando y me decido por unos waffles, son ricos y a todo el mundo le gustan, bueno espero que a él le gusten. Media hora más tarde: ¿Dónde estaban los platos? ¡No lo recuerdo, sé que estaban por aquí!
Como no me acuerdo dónde están, tengo que buscar en todas las gavetas que hay en la cocina, cuando al fin los encuentro, sirvo el café en unas tazas muy bonitas son negras y cuadradas, de hecho la bajilla en la que voy a servir el desayuno es así, coloco los waffles en los paltos que van a juego con las tazas, pongo un poco de fruta que piqué en unas dulceras que combinan muy bien con los platos que he elegido, lo acomodo todo de forma ordenada y que se vea bonito en el desayunador para cuando llegue Stephan, de último minuto decido ponerle un poco de leche condensada a las frutas que he picado, que prácticamente son: fresas, ciruelas, melocotones y kiwis, se me ha olvidado poner servilletas, que tampoco sé dónde están, ni las vi cuando estaba buscando los platos, de nuevo a buscar, estoy de espaldas a la entrada a la cocina y como no lo he escuchado, no me preocupo por él, así que sigo buscando como loca por todo lado, es tan grande la cocina que creo que nunca voy a terminar, para hacer la búsqueda más amena empiezo a cantar "Perdona si te llamo amor" del grupo español Maldita Nerea que me encanta y aparte en estos momentos me identifico mil veces con la letra, cuando estoy por la mitad de la canción y "bailando" siento unas manos que me envuelven.
-¡Buenos días preciosa!
-¡Buenos días! Le contesto, dándome la vuelta para estar enfrente a él.
-¿Dormiste bien?
-¡Sí, excelente! Le contesto dándole pequeños besos en esos labios que me encantan, lo que hace que Stephan sonría contra mi boca.
-¡Me alegro mucho!
-¿Tienes hambre? Le pregunto, pero sin apartarme de esa boca que me vuelve loca.
-¡Demasiada, bueno es que son la una de la tarde!
-¿Qué? Le pregunto tomando su mano izquierda para ver su reloj.
-¿Qué hora creíste que era? Pregunta sonriendo.
-¡No lo sé, pero no creí que lo fuera, yo no me despierto tan tarde, al menos no en casa ajena! Le dice ella como siempre con las mejillas rojas.
-¡Guapa, ayer nos dormimos pasadas las tres de la mañana! -¿Esperabas despertarte temprano?- ¡Porque yo no!

-¡Oh por Dios, si mi madre se diera cuenta me mataría!
-¿Por qué? Le preguntó él tomando un poco de fruta.
-¡No me deja dormir hasta tarde, si hasta cuando no está en casa me llama para despertarme! Le contestó ella haciendo pucheros.
-¡Ah pobrecita! Le dijo él jalándola para sentarla en sus piernas.
-¿Qué haces? Le preguntó ella entre risas.
-¡Nada, sólo que te quiero cerca de mí! Le contestó él besándola.
-¿Te gusta cómo me quedaron los waffles?
-¡Me encantan, aparte la fruta con la leche condensada me encantó!

-¿Nunca lo habías probado?
-¡Nop, nunca!
-¡...!
-¿Por qué te ríes ahora? Le preguntó él con una ceja levantada.
-¡Porque es lo más común del mundo! -¡No para mí! Le contestó él, más serio de lo normal.
-¡Hey, no te enojes, sólo estoy bromeando! Le dijo ella al ver que él había tomado muy enserio su comentario.
-¡No estoy enojado! Le contestó él, pero era muy obvio que algo no le había gustado.
-¡Lo siento! Le dijo ella dándole pequeños besos en toda la cara.

Atracción Perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora