Capítulo Veintisiete: Revelaciones.

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-¿Quieres algo de beber?
-¡No gracias! Respondió Stephanie.
-¿Algo de comer?
-¡No, gracias! Contestó ella con una sonrisa en su rostro al darse cuenta que él estaba nervioso.
-¿Qué sucede Stephan? Le preguntó ella desde el sofá en el que estaba sentada y mirándolo caminar de un lado al otro.
-¡Nada! Respondió él, sin dejar de caminar.

-¡Stephan, me pones nerviosa! Le dijo ella.
-¡Lo siento, amor! Dijo él y en ese momento ella sintió que la cara la tenía caliente, por lo que sabía estaba roja como sólo él la podía poner en ese estado.
-¡Steph, necesito que me prestes mucha atención, pero que sobre todo no tengas miedo! Le dijo él una forma seria.
-¡Me estas asustando en estos momentos! Contestó ella, nerviosa.

-¡Esto no es fácil para mí!
-¿Qué no es fácil Stephan?
-¡Steph, yo te alejé de mí porque creí que estarías mejor!
-¿Por eso estás tan nervioso? Le preguntó ella.
-¡No, no es por eso! Mientras decía esto, se pasaba las manos por el rostro, dejando claro que estaba estresado.
-¡Stephan! Dijo ella acercándose a él.

-¡Stephie, yo! Fue lo único que dijo antes de callarse y volver a ver hacia otro lado.
-¿Estás casado?
-¿Tienes hijos? Preguntó ella, al darse cuenta que él no podía casi hablar.
-¡No, no es eso! Respondió él sonriendo al escuchar lo que ella le había dicho.
-¡Dime por favor lo que sea! Dijo ella exasperada. Stephan se acercó a ella, la sentó en sus regazos, le empezó a dar besos en el cuello, cuando ella lo volvió a verlo él la beso en los labios, pero de una forma en la que se pudiera decir que se estaba despidiendo de ella nuevamente.

-¡No lo hagas! Le dijo ella poniendo su frente con la de él.
-¿No haga qué cosa?
-¡No te despidas de nuevo! Le dijo ella llorando de nuevo.
-¡No llores preciosa, por favor, ya te dije yo no te dejaré, pero puede que tú lo hagas! Le dijo él mirándola a los ojos y secando sus lágrimas.

-¡Yo no te voy a dejar por nada del mundo! Respondió ella, aún con lágrimas en los ojos.
-¡Stephanie, no digas cosas de las que después te vas arrepentir, no sabes lo que te tengo que confesar! Dijo Stephan, mirándola como si fuera la última vez que lo hacía.
-¡No me veas así, no te voy a dejar ya te lo dije, Stephan yo te amo!
-¡Yo también te amo, preciosa, recuérdalo siempre por favor! Diciendo esto la beso por última vez.

-¿Me vas a decir? Le preguntó ella, acariciando su rostro.
-¡Steph yo no soy normal! Dijo Stephan.
-¿A qué te refieres? Preguntó ella.
-¡Stephie, mi familia no es de aquí! Dijo él.
-¡Eso ya lo sé, con sólo tu acento, que no sé de dónde es, pero no es de aquí! -¡Nena, no me lo pones fácil! Le dijo él poniendo su cara en el cuello de ella.
-¡Entonces explícame, porque no te entiendo Stephan!
-¡Amor, Stephanie, yo te amo! Le recalcó él.
-¡Yo también! Ella se puso de pie y se sentó a horacadas sobre él, para mirarlo a la cara mientras le decía lo que fuera.
-¿Qué haces? Preguntó él, con media sonrisa.
-¡Sólo quiero que te des cuenta, que yo no me iré a ningún lado!
-¡Stephie, yo soy! En ese preciso momento empezó a sonar el celular de Stephan, con la melodía que le avisaba que era su padre, al saber lo que él le preguntaría Stephan no iba a contestar, pero Stephanie lo convenció de que lo hiciera por si era algo importante.
-¡Aló!

-¡Hijo!
- ¿Ya le dijiste? Le preguntó su papá. -¡No papá, en eso estaba cuando me llamaste!
-¡Lo siento, no quería interrumpir!
-¡Nos hablamos! Y diciendo esto Stephan apagó su celular porque no quería que lo volvieran a interrumpir. -¿Tú qué? Le preguntó ella, en cuanto él la miró.

-¡Stephie, yo no soy normal!
-¡Ya me dijiste eso! Le contestó ella riendo.
-¡Soy un vampiro!
-¡Ay sí tú, ya en verdad dime qué es eso que me tienes que decir Stephan! Le contestó ella riéndose de su broma.
-¡Stephie, yo soy un vampiro! Le repitió él.
Cuando Stephan se lo repitió, ella abrió los ojos por la sorpresa y al ver lo serio que estaba él.
-¿Stephan?
-...
-¿Qué acabas de decir?
-¡Lo que escuchaste! Le contestó él, mirando la reacción de ella.
-¡Stephan, no quiero que me des bromas dime! Le dijo ella un poco alterada.
-...
-¡Stephan! Dijo ella poniéndose de pie. -¡Stephie!
-¡Stephan, estás consciente de lo que acabas de decirme?
-¡Por eso no te lo quería decir, por el mismo motivo te alejé de mí! Contestó él poniéndose de pie.
-¡No, no te me acerques! -¡Stephanie! Le dijo él, acercándose a ella.
-¡Aléjate! Gritó ella por lo que él hizo lo que ella pedía.
-¡Stephanie, escúchame! Le dijo él.
-¡No!
-¿Estás consciente de lo que me estás diciendo? Preguntó ella.
-¡Sí! Contestó él con la cabeza baja.
-¿Es broma, verdad? Preguntó ella nuevamente, riendo como desquiciada.

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