Capítulo Veinticuatro: Tu ausencia me mata.

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-¡Stephan, hijo, Stephan!
-¿Dónde estás? Mishca llamaba a su hijo, pero él no le contestaba, cuando Mishca iba pasando por la sala de la casa de su hijo, vio el rastro de sangre en el piso, el desastre en la sala, botellas quebradas, vidrios rotos por todo lado, adornos quebrados y siguiendo el rastro de sangre llegó a la habitación de su hijo, viéndolo en su cama, boca abajo, la venda que él había usado para la mano estaba mitad en la cama y la otra mitad en el suelo, él estaba con la ropa destrozada, tanto el pantalón como su camisa.
-¡Stephan! Lo llamó su padre, pero él no se movía, ni contestaba.

-¡Stephan! Lo hizo de nuevo moviéndolo a la vez, pero Stephan estaba inconsciente.
-¿Qué hiciste, hijo? Diciendo esto Mishca levantó a Stephan como pudo lo llevó a la tina del baño y lo metió con todo y ropa, empezó a llenar la tina con agua fría.
-¡Stephan! Le dijo Mishca de nuevo pegándole en la cara.
-¡Mmm! Fue el único sonido que emitió él, pero seguía sin abrir los ojos.

-¡Stephan, despierta!
-... Mischa le echó agua fría en el rostro provocando que él se moviera tratando de evitar que le cayera el agua en su cara pero sin abrir los ojos, pero al menos ya se movía.
-¡Stephan! Gritó Mishca.
-¡No grites, papá! Le contestó su hijo en voz baja.
-¡Al fin! Dijo Mishca, levantando las manos al a cielo.
-¡Shhh!
-¡Papá que no grites! Le repitió, llevando sus manos a la cabeza, sintiendo que le iba a estallar en cualquier momento.
-¡Iré a prepararte un poco de sopa y te llevaré unas pastillas para esa cruda! Le dijo su padre muy serio.
-...
-¡Luego hablaremos tú y yo! Le sentenció Mishca a su hijo.
-¡Ay no papá! Le contestó Stephan con cara de desaprobación.

-¡Claro que sí, no eres un niño, tienes que ser responsable de tus actos Stephan! Le gritó su papá, señalándolo.
Desde hace años Stephan no ser sentía como un niño regañado, ya era todo un hombre, hecho y derecho, con treinta y un años, estaba de acuerdo con su padre en que su comportamiento había sido muy irresponsable, mientras se vestía se acordó de lo que había pasado con Stephanie, provocando que volviera a llorar, se apoyó en la pared, empezó a bajar hasta quedar sentado, apoyando los brazos en sus rodillas, comenzó a llorar más de lo que lo había hecho en su vida, empezó a gritar y a golpearse la cabeza con las manos.

Cuando Mishca estaba en la cocina haciendo la comida para Stephan, escuchó un golpe en el piso de arriba, asustado empezó a correr hasta la habitación de su hijo, Mishca se quedó en shock en la entrada del cuarto cuando vio el estado de Stephan, él nunca lo había visto tan mal, preocupado se le acercó sentándose a su lado, cuando Stephan vio a su papá, prácticamente se le tiró a los brazos y lloró con tanto dolor que provocó que Mishca llorara también.

Al rato cuando Stephan ya no lloraba sólo estaba como ido, con tenía la mirada perdida, su papá con mucha cautela le empezó hablar, quería saber por qué su hijo estaba así de mal.
-¿Qué fue lo que pasó?
-¡Ella, ella! Fue lo único que respondió él.
-¿Quién es ella? -¿Estás hablando de Stephanie? Le preguntó Mishca, porque no sabía que ellos hubieran tenido algo, él sólo la vio una vez y por lo que notó ella lo detestaba.
-¡Sí!
-¿Qué pasó con ella? -¿Está enferma?

-¡La dejé ir papá! Le contestó Stephan con lágrimas en los ojos, mirando a su padre.
-¡Stephan! Fue lo que le contestó Mishca abrazando a su hijo, atrayéndolo hacia él.
-¿Qué fue lo que pasó? Era la duda más grande que él tenía.
-¡Ella quería explicaciones, que no sé si yo podría dárselas, no la quería asustar cuando se enterara de la verdad pero aun así la perdí!
-¡Es muy duro, lo sé, yo pasé por lo mismo con tu madre! Contestó Mishca pensativo como recordando aquellos tiempos.

-¡Papá, tú y mamá se casaron! Le gritó Stephan, poniéndose de pie. -¡Stephan!
-¡No papá, tú y mi madre se casaron tuvieron hijos, están juntos, yo perdí a la mujer que más he amado! Stephan le gritó a su papá como nunca lo había hecho, tenía la cara roja de la cólera por la comparación que hizo su padre, porque en su caso ya todo estaba perdido.
-¡Stephan, tu mamá y yo no lo tuvimos fácil, tuvimos muchos problemas y lo sabes! Con el mismo tono de voz que el de Stephan, para poder hacerlo reaccionar.

-¡Lo sé, pero eso no me ayudará! Contestó Stephan con varios tonos menos.
-¡Será lo mejor, para ella es lo mejor y lo sabes hijo! Le dijo su padre, abrazándolo.
-¡Pero yo la amo! Respondió Stephan, llorando de nuevo y abrazando a su papá como si no hubiera un mañana.

******* Stephanie sabía que su madre llegaría ese día, ella aún no estaba del todo bien, pero aun así acomodó la casa, hizo la comida, todo lo hacía entre lágrimas, por más que ella decía tanto a Michelle como a sí misma que ya no quería a Stephan, que ya no le importaba o que lo odiaba, sabía que era mentira, lo amaba tanto como aquellos días.
-¡Stephanie! La llamó su mamá cuando llegó a la casa.
-¡Hola mamá! Dijo ella desde la cocina, cuando estaba terminando el postre.
-¿Cómo estás? Le preguntó su mamá con una sonrisa, mientras dejaba unas bolsas en la mesa.
-¡Bien! Contestó Stephanie, levantando los hombros porque sabía que su madre no la podía ver.
-¿Qué tienes? Le preguntó su madre, al escuchar la voz de Stephanie.
-¡Nada!
-¡No me mientas, hija! Le dijo su mamá, tomando la cara de su hija, ya que ella no le daba la cara.
-¡Stephanie, estuviste llorando, tienes los ojos rojos y los párpados hinchados!
-¡Mamá! Fue lo único que dijo Stephanie antes de tirársele a los abrazos a su madre, llorando como nunca la había visto ella, ni cuando era una niña pequeña y se caía lloraba de esa forma.

-¡Ay Stephanie! Dijo su mamá asustada al ver a su hija cómo lloraba de forma desconsolada.
-...
-¿Qué pasó?
-...
-¿Es por el muchacho que me dijiste? Con la forma en que Stephanie volvió a llorar, se dio cuenta que había acertado.
-¡Ay hija, ya pasará! Dijo su madre sobándole la espalda.
-¿Me puedo ir a mi habitación? Le preguntó Stephanie a su mamá, para tener más privacidad, cuando se dio cuenta que había llorado frente a ella.
-¡Claro, anda, ese chico no vale ninguna de tus lágrimas Stephanie, si él te dejó ir es porque es un tonto y tú vales mucho!
-¡Gracias! Le contestó antes de salir de la cocina.

Atracción Perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora