My Puddin

surrender

Sus labios recorren mi cuello acabando en mi clavícula, pasa suavemente su lengua por mi escote y luego sube para atrapar el lóbulo de mi oreja entre sus dientes. Yo muerdo mi labio intentando no hacer ningún ruido, mi hora de jugar.
Capturo sus labios entre los míos y dejo que mis manos exploren bajo su camisa, encuentro pequeñas cicatrices en su plano vientre. Me aparto de él y quito su camisa de un tirón observando las cicatrices.
Paso mi mano por cada una de ellas y luego me agacho para besarlas una por una.
Él me mira desde arriba, sé que quiere tocarme, que quiere besarme, pero no le dejo hasta que me incorporo de nuevo.
Él agarra una de mis coletas y tira de ella haciendo que mis labios se estrellen contra su boca. De repente esto ya no es dulce.
Rasga la tela de mi camiseta y me apoya en el ¿suelo? A estas alturas no sé ni dónde estamos.
Continúa y sujeta mis manos por encima de mi cabeza jugando con la tela de mi ropa interior.
Intento tocarle, pero él sonríe perverso y niega, el agarre en mis muñecas se hace más fuerte. Él se coloca entre mis piernas y acaricia mis muslos, me doy cuenta de que tan sólo tiene la camisa abierta mientras que yo ya estoy en ropa interior.
Muerdo mi labio y su mirada se oscurece. Se acerca a mi y recorre mi cuerpo con besos húmedos desde mi mandíbula hasta mi ombligo.
Me está matando, quiero, necesito tocarle, o que me toque, sólo deja pequeños roces, necesito más.
Intento zafarme una vez más de su agarre, pero él niega molesto.
- Ya tendrás tu tiempo de jugar.- Me reprocha. Estudia mi cuerpo desde arriba y sonríe. Esa sonrisa manda escalofríos por todo mi cuerpo.
No puedo aguantar el deseo. Lo necesito, ahora.
Esta vez deshago el agarre en mis muñecas y le tumbó colocándome sobre él. Intenta besarme pero le empujó hacia atrás haciendo que quede con los brazos extendidos en el suelo. Me mira enfadado y yo sonrío.
Juego traviesa con la hebilla de su cinturón y me deshago totalmente de su camisa tirándola lejos. Beso su cuello y deslizó mis dedos hasta llegar a sus pantalones.
Él parece decidir que mi tiempo de gobernar ha terminado y me gira castigándome con la mirada.
- Te has portada muy mal, prepárate.

Me levanté bañada en sudor y sentí vergüenza al recordar mi sueño.
Miré hacia mi alrededor, intentando ubicarme: Batman está despierto, totalmente alerta. Las luces están apagadas y Deadshot está a mi lado. Ambos nos encontramos sobre un improvisado colchón hecho con sábanas y mantas.
No creo que pueda volver a dormir después de mi... intenso sueño.
Batman sigue mis pasos atento, yo me acerco al abrigo de Deadshot y rebusco en sus bolsillos.
Balas, casquillos vacíos, ¡aquí!
Saqué un bolsa de plástico con regalices de fresa, sabía que no los habría tirado.
Me acerqué a Batman cogiendo un trozo de regaliz y le ofrezcí, él negó con la cabeza y yo me senté en el suelo a su lado.
- No eres una gran compañía ¿sabes? Y no es porque estés atado y en peligro de muerte, porque cuando era yo la que estaba atada tampoco te reías ni hablabas, ¿no te aburres de ti?
- No estoy en peligro de muerte.- Murmuró el murciélago.- Si hubieses querido matarme ya estaría muerto. ¿Por qué estoy aquí? - Yo me removí incómoda.
- Deadshot...
- Harley, sé que esto ha sido tu idea, de ser por Deadshot me mataríais.- Yo le mantuve la mirada.
- Hay veces, pocas y escasas veces, en las que pienso en lo que he hecho y siento... remor, redimie, remorto...
-¿Remordimientos?- Sugirió Batman. ¿¡Era eso una sonrisa?!
- Remordimientos. No se suele dar el caso, pero cuando se da... me hace hacer locuras. Ya sabes, no de las habituales.
-¿Cómo salvarle la vida a tu peor enemigo?
- Supongo que te refieres a tí. Y te he salvado la vida dos veces de hecho...
- Remordimientos y... vamos, continúa.- Yo puse los ojos en blanco.
- Si te lo cuento creerás que estoy loca. - Él me miró con una ceja alzada.- El caso es que...- Recordé mi "charla" con Deadshot y mi pecho se encogió.- He decidido entregarme.
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