Como una regadera

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La mirada del Joker se iluminó y avanzó hacia mi para atrapar la mano que sostenía la pistola con la suya y poner la otra en mi nuca para estrellar nuestros labios en un beso lleno de recuerdos, odio y amor.

Yo le seguí el beso y el lo profundizó, noté la mirada de todos fija en nosotros, pero no podía separarme, era una droga. Mordí su labio y soltó un pequeño gruñido, llevé mis manos a su cabello donde las enredé. Me faltaba el aire, pero no importó, estaba hambrienta de sus besos, no podía separarme. Mr J me apretó con fuerza hacia él, como si me hubiese extrañado, como si no pensase dejarme volver a marchar.

Sonrió contra mis labios, y, esta vez, no parecía importarle el público, parecía querer que todo el mundo nos viera, no me sentí utilizada, me sentí amada, me sentí su reina.

Sin embargo fui yo quien rompió el beso. Todos seguían con la mirada fija en nosotros y yo me alejé del Joker confiada.

No temía al Joker, no temía a Amanda Waller, ni a ninguno de los hombres armados a ninguno de los dos lados. Sentía una renovada energía, una identidad. Por fin volvía a ser yo, era libre, no vivía según las reglas, no las obedecía, había roto las cadenas de la cordura. A mi alrededor todos me miraban expectantes, intentando anticipar mi siguiente movimiento, pero no podían, ya no.

- Por mucho que me mires así no voy a morirme, una bala te será más eficaz, escoge, ahora aquí hay variedad.- Le dije a Amanda que seguía fulminándome con la mirada, acusándome de todo lo que le había pasado a su hijo. Sin apartar la mirada, cogió una pistola y me apuntó con ella.

-Adelante.- Sonreí.- No va a cambiar el hecho de que tu hijo está enamorado de mí, te odiará, y no, no fue mi culpa lo que hizo, tú le educaste, tú tienes la culpa.- La provoqué y ella apretó el gatillo. Esquivé la bala y aproveché para, con un salto, llegar hasta ella y apuntarla con la pistola. Ahora decenas de rifles y pistolas me apuntaban, pero yo ya había tomado a Amanda y tenía la pistola contra su cabeza.

- Hazlo.- Dijo ella con la voz fría. Yo reí.

- Yo no te odio Amanda, me aburres. Matarte sería lo único divertido que podría hacer contigo y, sin embargo, has nacido para hacer de mi existencia un coñazo. ¿Crees en el destino?- Pregunté sonriente. Mis repentinos cambios de humor desconcertaban a todos, había echado eso de menos.

- Creo en la justicia, y algún día te arrepentirás de lo que le hiciste a mi hijo. Le corrompiste, a todo lo que hice para convertirle en un buen hombre le diste la vuelta, y algún día pagarás por ello.

- Confío en que tengas razón.-Dije alegre.- Hasta entonces, tendrás que verme libre, porque pienso morir antes de que me volváis a encerrar.- Repuse sonriente.- Aunque yo sí creo en el destino. Habéis intentado hacer que mi mente volviese a la normalidad. Yo no estoy destinada a ser normal, estoy destinada a estar loca. No sé si al lado del Joker, no sé si siendo una criminal, no sé si viviendo al límite, pero estoy loca, mi mente es un enigma que jamás resolveréis, soy impredecible y estoy como una regadera.- Dije ensanchando mi sonrisa.- Y ahora, me vas a dejara salir de esta casa de locos para que yo pueda ir saltando por los prados, porque tengo un rebelión que liderar, las vacas dependen de mí, y estar aquí es un rollo. Así que ahora vamos a ir a tomar Gotham, y luego un café. Por cierto estáis invitados.- Me dirigí a los hombres apuntándome.

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Taraaaaaaaaa!!!!! Hoy voy  a acabar de subir los caps que quedan así que...
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My PuddinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora