Grité, fuerte, todo lo alto que pude, oí el eco de mi grito y de las risas que lo acompañaron.
El grito, tan desgarrador como había sido, se había convertido ahora en grandes carcajadas.
Yo estaba de rodillas, con la espalda pegada a las rejas de mi sosa y aburrida celda.
- ¡Se que estás ahí!- Grité a la persona que sabía que había detrás de mí celda.- ¡Juega conmigo estúpido! ¿Por qué todos sois tan aburridos aquí?- No obtuve respuesta alguna. Resoplé.- Estúpidos.- Susurré para mí misma.
Dentro de mi celda no había espejos, ni lápices, ni nada que pudiese usar para provocar algún daño a alguien o a mí misma, como si estuviese loca...
¿Si tuviese un boli se lo clavaría a alguien? Pues sí, seguramente, aunque me lo agradecerían, sus vidas son un aburrimiento, casi prefiero estar en esta celda.
Pero echo de menos a mi puddin, al bastardo que me dejó aquí encerrada y al que voy a matar en cuanto consiga escaparme de aquí y reunirme con el amor de mi vida. Claro que lo tendré complicado si lo mato. Quizá debería esperar a la boda, y, no sé, ¿envenenar el pastel de novios? Sería muy gracioso, a mi puddin le encantará la idea.
- Quiero un chicle. ¡He dicho que quiero un chicle!- La pared seguía sin contestarme. A lo mejor no había nadie detrás del espeso espejo que rodeaba mi celda ( a una gran distancia, la suficiente para que yo no pudiera ni tocarlo)- Oh, vamos...
La puerta del espejo se abrió y apareció un hombre con una máscara blanca.
- Señorita Quinn, debe tranquilizarse o me obligará a subirle la dosis.- Yo le sonreí y me acerqué a él.
-¿Por qué llevas máscara? ¿No quieres que te reconozca?
- No debemos tener contacto directo con los pacientes, si alguno se escapase y nos reconociese podría hacernos daño personalmente.- Fruncí el ceño.
- ¿Y tú quién eres?
- Nos encargamos de la vigilancia de los pacientes, de vuestro bien estar.- El hombre de la máscara parecía haberse aprendido el discurso.
- ¿Sabes por qué estoy aquí?- El hombre se limitó a asentir.- ¿Te has enamorado alguna vez?- El hombre tardó en reaccionar a mi pregunta, pero luego asintió lentamente.- Yo me enamoré, imagino que sabes de quién. Era un niño dulce y gracioso, a diferencia de las personas que trabajan aquí. Siempre sonriente, veía la belleza de las cosas ordinarias, y la mía. Aunque a veces no lo demostraba. Pero sé que él siente lo mismo, a pesar del daño que me ha hecho. ¿Te has sentido así alguna vez?- El hombre volvió a asentir.- Claro, que supongo que a ti tu pastelito no te tiró a un tanque de ácido.- Reí desquiciada. El hombre retrocedió al oír mi risa, yo estaba aburrida, y ese hombre me servía de distracción.- Perdón.- Dije recuperando la compostura. El hombre ya no parecía muy seguro y sujetaba la pistola eléctrica con fuerza en su cinturón. Para volver a ganarme su confianza practiqué el truco de los cinco segundos: sonreí tímidamente y luego bajé la mirada arrepentida, por último suspiré y le miré a los ojos con mi mirada más angelical. Como siempre, funcionó. Pese a todo decidí no presionar, no quería que se asustase en la primera cita, reí mentalmente.- ¿Te veré mañana?- El hombre de la máscara me miró unos segundos intentando averiguar si era alguna trampa, pero al final asintió inseguro.- Hasta mañana.- sonreí.___________
NA: Hola, este es el primer fanfic que subo y espero que os guste. He puesto mucho cariño en esta historia y de verdad agradecería vuestros votos y apoyo.
Espero que os guste cómo está quedando, más adelante aparecerán partes del pasado de ambos y discusiones en la cabeza de Harley.
Si tenéis alguna crítica por favor dejadla, no seáis muy duros 😉😉
Gracias por leerme!!
😘😘
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My Puddin
FanfictionSiempre a su lado, su reina. ¿Pero merecían la pena tantas lágrimas? Mr J era el rey del crimen, capaz de traicionar y manipular a cualquiera, y sin embargo ahí estaba yo, llegando a donde nadie jamás se había atrevido. Pero ¿qué puedo hacer? Es mi...