XVI:Pudo ser diferente

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Heya, estoy vivo aunque no lo parezca, me extrañaban? Yo se que no, pero sea como sea, después de una semana de examenes, les traigo un capítulo nuevo y recién salido de mi computadora, espero lo disfruten.


PD: Ignoren el collar de Nick en la imagen, fue dificil encontrar algo para el capítulo.

Temblaba, se abrazaba fuertemente a sí misma, trataba de encontrar refugio en sus propios brazos, buscaba seguridad que ella misma jamás podría darse. Sentada al borde de su cama, era como tener un inmenso abismo al frente, solo oscuridad aguardaba al fondo, no había luz, no había sonido, no había nada ni nadie, solo ella misma, solo aquél amargo sentimiento de traición que la carcomía, escalaba desde su interior, manifestándose en forma de lágrimas escurriendo por sus mejillas, la hacía estremecer, su corazón latía rápidamente, la sensación de culpa era abrumadora, sobrepasaba a todo lo demás, era mayor que el dolor de su pierna, mayor que el ardor en las heridas que aún no sanaban, era mayo a la agonía de las diversas torturas que tuvieron lugar en su persona.

No había recuerdo en su memoria de haberse comportado así jamás, nunca en su vida había tenido un desplante de ira tan impetuoso, tan granítico, tal que la llevó a enunciar palabras que ella jamás, ni por un momento se creyó capaz de recitar, ¿Qué fue lo que estaba pensando? No solo ofendió a Nick, eso hubiera sido agradable, si tan solo se hubiese tratado de insultos, pero no, ella cavó profundo, tocando los puntos más sensibles, más frágiles de su compañero, fue como estrujar el corazón del zorro, sin el objetivo de aplastarlo, simplemente de hacerlo sufrir de la manera más cruel que podía llegar a existir, para después dejarlo ir, dejarlo vivir con el acerbo recuerdo de que fue su "Amiga" Quien lo destruyó.

Fueron palabras muy duras, era muy tarde para darse cuenta de ello, era estúpido pensar en eso siquiera, ¿Qué conseguiría Judy? Nada, absolutamente nada, fue un discurso extraordinario el que le dio a su amigo, todo con el único objetivo de volverlo miserable, había tenido éxito en su cometido, eso era seguro, pero ¿Por qué? ¿Por qué llegar a tal extremo? Ese día no debía terminar así, eran los últimos momentos que podría verlo antes de irse de la ciudad, ahora debería pasar un mes entero, preguntándose ¿Cómo está? ¿Qué tanto daño le hice? Ya no podía llamarse su amiga, ni siquiera su conocida, y para aumentar la carga sobre sus hombros, no podía salir corriendo tras él, no podía saltar en su espalda e implorar clemencia o perdón, no, solo podía quedarse ahí, sola en su departamento, pensando en mil maneras de haber evitado un desenlace tan lacerante, su única compañía era el silencio que profesaban las paredes, ni siquiera sus vecinos estaban para distraerla.

No podía terminar así, no podía abandonar a Nick de esa manera, si en verdad lo amaba, algo debía hacer, ¿Pero qué? Él seguramente no está esperando una llamada telefónica, apenas viera el contacto, seguramente colgaría el celular.

-Perdóname Nick- Murmuró bajando la mirada, no pudiendo contener más el amargo llanto que se había acumulado en su pecho, no estaba siendo liberador, para nada la haría sentir mejor, por el contrario, respirar empezó a ser casi imposible, se sentía más impotente que nunca, es como si estuviese confinada a su hogar, atada a su cama sin alguna posibilidad de escapar; quería ir con él, quería correr y alcanzarlo, más que eso, anhelaba poder retractarse, poder corregir lo que había dicho momentos atrás, pero no podía, no podía caminar, no podía correr, no podía salir de esa prisión, de esas cuatro paredes que la rodeaban, no podía hacer nada.

Su familia llegaría pronto, ¿Qué les diría? Lo que menos necesitaba en ese momento, era ser atormentada nuevamente por miles de preguntas sobre su estado de ánimo, no podría ni mirarlos a los ojos sin delatarse; debía controlarse, de alguna manera debía calmarse, encontrar una manera de hacer a un lado lo que la afligía en ese momento.

Zootopia: Algo más que una esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora