XIX:¿Y ahora qué?

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Heya, sí, este fic sigue vivo aunque tal vez no debería. En fin, les traigo una actualización que honestamente hasta me da pena a mí, debo ser sincero, seguir este fic se me hizo algo  dificil siendo que no fue la historia que yo esperaba que fuera, la trama ya es muy predecible a partir de aquí y dudo mucho que se vuela más interesante, pero trataré de darles un final solido en estos útlimos capítulos, por lo pronto esto es para retomar donde se quedó todo y permitirme encontrar otra vez el hilo de la historia. Aprecio mucho a quienes siguen aquí, en verdad que sí y por eso es que esta historia seguirá hasta terminar.

Bueno, los dejo con esto.

Era de noche y las frías calles de Tundratown se veían iluminadas por los momentáneos flashes de luces rojas y azules; varias de las casas aledañas se encontraban con las luces apagadas mientras que otras pocas aún se mantenían iluminadas, podían verse a uno que otro mamífero observando desde la ventana, curioseando o cuando mucho asegurándose de que nada malo hubiese pasado.

Dos patrullas se encontraban estacionadas frente a una casa, un tigre y un oso polar habían bajado de los vehículos y ahora estaban frente a la puerta. La nieve enfriaba sus patas y su aliento era visible en forma de vapor al salir de su boca, las orejas hacia abajo y su cola totalmente quieta mientras mantenía los brazos cruzados. Nick había estado respondiendo preguntas la última media hora, todo sin lograr llegar a nada útil.

-Ya les dije, lo único que pude ver fue una especie de lobo pequeño o algo parecido- Decía fastidiado.

-Wilde entendemos la situación- Decía el tigre -Pero debe haber algo más, este sujeto ya tiene harta a toda la estación y eso significa...-

-Que Bogo está molesto, lo entiendo- Interrumpió el zorro.

-¿En verdad se llevó todo tu dinero?- Cuestionó el oso.

-Es lo que les he estado repitiendo toda la noche y honestamente ya no siento las patas-

-Wilde, creo que hay alguien más en tu casa- Habló Colmillar.

Todos dirigieron su atención hacia la puerta principal; desde el borde del marco sobresalían un par de pequeñas orejas color marrón oscuro en la punta degradándose hacia un tono anaranjado, de igual manera un pequeño y alargado hocico.

-¿Keira?-

-¿La niña?- Soltó Colmillar.

La pequeña se asomó por completo y empezó a caminar con la mirada baja hasta llegar donde los adultos se encontraban.

-Es una larga historia- Comentó Nick al tomar a Keira de los hombros.

-Nick, entiendo cómo debiste sentirte pero...- El gran felino se acercó sutilmente al zorro y habló en voz baja –Esto es secuestro, podrías perder tu placa por eso-

-He, lo sería si no tuviera los papeles de adopción-

Los dos gigantescos mamíferos se sorprendieron al oírlo, solo habían pasado un par de días desde que la pequeña zorrita escapó del orfanato y Nick ya era su tutor legal, definitivamente no era un animal que perdiese el tiempo.

-En fin, es tarde, ella tiene que dormir y de igual manera no hay nada más que se pueda hacer por ahora- Comentó el zorro.

-Te aconsejamos cerrar bien las ventanas esta vez- Dijeron los oficiales –Nos vemos luego-

-Hasta pronto-

Nick cargó a su hija en brazos entrando de nueva cuenta en la casa, cerró la puerta detrás de él y avanzó por la sala hasta llegar a su habitación. En el pequeño camino que tuvo que recorrer la niña no apartaba la mirada de su rostro, ella no era tonta, tal vez inocente, demasiado inocente pero no tonta, entendía bien que había pasado algo malo pero de alguna manera, Nick se las estaba arreglando para sonreír para ella, haciéndola sentir segura aún ante todo.

Zootopia: Algo más que una esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora