Capítulo 3: EL SOBRINO

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Una vez en el centro aparqué la moto junto a otras en el bar donde trabajaba.

Crucé la plaza y me dirigí al bar.

-Buenas tardes a ti también. ¿Qué tal tu primer día?- Dejé mis cosas en su despacho, situado en la planta superior, le contesté mientras bajaba las escaleras de caracol.

-Bien, pero los hay mejores.- Me puse el delantal negro con mi nombre bordado en una esquina.

-Tienes toda la razón. Hoy viene mi sobrino.- Miré a mi jefe sin entender a que venía.

-¿Tú sobrino?- Asintió y me explicó.

-Tengo muchos sobrinos pero el mayor de todos se acaba de mudar aquí, a Murcia, para ir a la universidad. A lo mejor lo conoces. Tiene amigos en tu colegio. Antes vivía aquí.-

-Pues no lo sé. Cuando venga te diré.- Le sonreí mientras preparaba una caña para un cliente.

-Sin problema.- Le cobré al cliente la caña y me di la vuelta para meter el dinero en la caja.

-Buenas tardes, Don Ernesto.- Le dediqué una de mis cálidas sonrisas. Don Ernesto comenzó a venir al bar tras la muerte de su esposa Carmen. La quería mucho y la perdió por un fallo en el quirófano al intentar ponerle un marcapasos. No tuvieron hijos, así que estaba solo.

-Alexis, ponme lo mismo de siempre.- Saqué un vaso y lo llené de su coñac favorito y se lo entregué.

-Hay días mejores.- Me miró entristecido.

-¿Ocurrió algo?- Le agarré la mano en señal de apoyo.

-El médico me ha dicho que me está fallando uno de mis riñones.- Le dio un trago a la copa que le acababa de servir.

-Tranquila, si tendré uno de repuesto.- Se echó a reír y me sacó una sonrisa. - No sé qué haría si no estuvieras en el bar. Me alegras las tardes.- Me reí.

-Usted me las alegra a mí. Para su edad sigue conservando mucha chispa todavía.- Se río y él le volvió a dar un trago a su copa.


-¡Niña! ¡Tú móvil está sonando!- Oí la voz de Don Ernesto llamándome. Corrí en dirección a la barra intentando evitar a Pablo. En la pantalla salía en nombre de Lucía. Deslicé el dedo por la pantalla para descolgar.

-Dime.- Me coloqué de espaldas a Pablo. Me hundí los dedos en el pelo y me lo sacudí levemente.

-Vamos María y yo para el bar. ¿Estás ahí?-

-Sí. ¿Necesitas que te preparé algo para comer?- Saqué la libreta y el bolígrafo, me apoyé en la barra esperando a que me dijera que querían.

-Sí, prepárame un bocadillo de jamón york y queso y a María uno de jamón serrano con tomate.-

-¿De beber queréis algo?-

-Te lo pedimos allí. Gracias.-

-De nada. Hasta ahora.- Colgué y volví a enchufar mi móvil en el cargador.

-No consigo tu número, pero, doy contigo sin buscarte.- Se echó a reír.

-Hola.-Me aparté el pelo colocándomelo detrás de la oreja. Le di la espalda y comencé a cortar el pan para los bocadillos que me habían encargado mis amigas.

-Alexis, ¿te importaría servirme una caña?- Le miré por encima del hombro, vi como sonreía y bloqueaba su móvil para prestarme la máxima atención posible.

Me lavé las manos y le serví la caña a Pablo.

-Parece que tienes mucho trabajo.- Suspiré.- ¿Estás tú sola?-

-Sí, mi jefe tiene que irse y me quedaré sola hasta que venga su sobrino.-

-Su sobrino...- Repitió mis últimas palabras seriamente.

-Sí. Tengo que enseñarle como van las cosas aquí y eso.- Pablo le dio un largo trago a su caña y dejó el vaso semivacío sobre la barra.

-Veo que ya os conocéis.- Miré a mi jefe y luego a Pablo. En el rostro de Pablo había una mueca divertida.

-Espera un momento, ¿él es tu sobrino?- Miré a mi jefe perpleja. Tenía que enseñarle al cañón de su sobrino cómo funcionaba el bar, y por si no fuera poco, tendría que aguantar sus constantes miraditas penetrantes.

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Buenas tardes, mis amores!!! Espero que os esté gustando!!  En la portada del capítulo he puesto el sitio en el que me he inspirado para situar el bar. Es uno de los sitios más conocidos en Murcia, se llama : La Plaza de Las Flores.Gracias por vuestro apoyo. Hasta el próximo capítulo:)

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