Capítulo 19: MERECES LO MEJOR

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Me quedaban dos días encerrada en ese dichoso hospital. Mis amigas venían a diario a traerme los apuntes y a pasar un rato conmigo. Lucía, Michelle y María junto con Pablo y Alejandro eran los que más tiempo pasaban en el hospital conmigo aparte de mi madre.

Natalia venía a verme cada dos días. Nunca pensé que echaría de menos pasar tanto tiempo con ese bichejo.

Cuando Natalia se despidió de mí y se fue, apareció Alejandro por la puerta con un oso de peluche enorme. Me reí al verlo. Dejó el casco en la silla y se sentó en los pies de mi cama tras entregarme el oso.

-¿Y esto?- No podía parar de reírme al ver un oso tan grande en mis manos y más imaginándome como lo tuvo que llevar en la moto.

-Pasé por una tienda, lo vi y me recordó a ti, así que, te lo compré. Así de fácil.- Le sonreí.

- Gracias, colega.- Miré al oso y me incorporé en la cama. Llevaba las últimas semanas dando pequeños paseos por los pasillos del hospital, así que, me destapé y dejé colgar mis pies. Alejandro cogió al oso y lo puso donde los ramos de flores que Pablo me enviaba todos los días dándome los buenos días. Los demás peluches que me habían regalado durante mi estancia eran bastante más pequeños al oso que Alejandro me había regalado. Se acercó a la cama con las zapatillas en la mano. Me ayudó a ponerme en pie, aunque no era totalmente necesario. Una vez de pie nos fuimos de la habitación.

Bajamos por el ascensor hasta la cafetería. Alejandro se pidió un donut y me compró uno de chocolate.

-El chocolate alegra los días.- Me reí.

-Ya no es tan duro estar aquí. Las primeras tres semanas fueron muy duras, pero ahora ya no me duele el pecho al respirar y pensar que podré montarme en mi preciosa moto...-

-Ya bueno... Con respecto a eso...- Miré a Alejandro esperando que hablara.

-Tu moto estuvo en medio del impacto. La llevé al taller para que intentaran arreglarla pero ha sido imposible.- Alejandro sabía lo importante que era mi moto para mí.

-¿Por qué nadie me dijo nada?- Cerré los puños dejando los nudillos blancos de la fuerza que estaba empleando. Estaba furiosa. No solo el cabrón me había atropellado y roto tres costillas, sino que, se carga mi moto.

-Por qué Pablo nos pidió que no te lo dijéramos. Él intento conseguir las piezas para arreglarla pero a cada pieza que reparaban, otra se caía.- Se pasó la mano por la cabeza.

-¿Me estás diciendo que mi moto estas cayéndose a pedazos?- Apreté mi mandíbula. Cuando encontrara al mal nacido que me había hecho esto lo mataría. El móvil de Alejandro sonó al recibir un mensaje.

- Sí, se está cayendo a pedazos pero... Debes creer en los milagros. Coge el donut.- No me moví del sitio.

-¿Qué?- No entendía nada.

-Tú tan solo confía en mí. Me agarró del brazo y me levanté. Me comí el donut por el camino al igual que él.

-Mi habitación está en la planta de arriba. ¿Por qué me llevas por aquí?-

-Cállate.- Aceleró el paso y giramos hasta llegar a la puerta principal.- Me abracé a mi sudadera. No sé qué pretendía.

-Em... ¿me puedes explicar que hago aquí? Me estoy congelando.- Me di la vuelta para acceder al interior del hospital hasta que oí el sonido de un tubo de escape akrapovic y el motor de una Aprilia rs 125. Me giré y vi a Pablo subido en una moto idéntica a la mía solo que con un tubo de escape mejor y parecía más nueva.

-¿Es mi moto?- Pablo bajó y me dio las llaves.

- Sí.- Miré a Alejandro y le di un puñetazo en el brazo a modo de broma.

-¡Serás cabrón! ¡Me habías asustado!-

-Lo cierto es que el coche le dio a tu moto pero tan solo rompió el tubo de escape y le saltó la pintura. Por lo demás estaba bien. Queríamos ponerte en lo peor para poder darte la sorpresa.-

- Pero antes mi tubo de escape era arrow... Vas y me pones uno akrapovic que es mucho más caro.-

-¿Y? Te mereces lo mejor.- Me cogió de la cintura y me pegó a él. Le miré y le besé.

-Gracias a los dos.-

-Yo solo te he distraído y regalado el peluche.- Miré a Pablo.

-Yo he pagado los cambios de tu moto.- Abrí la boca para protestar, pero, me lo impidió con un beso. Sonreí y le abracé.

-¿Podemos volver dentro? Estoy muerta de frío.- Pablo me dio un beso en la frente.

- Claro. Id subiendo mientras la aparco en el parking.-

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