Capítulo 4: QUE TE LO CREES TÚ

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-Un placer.- Pablo parecía mofarse de mi perplejidad.

-Alexis, confío en que enseñes bien a este desastre. Aunque tenga dieciocho años es más catastrófico que un niño de dos años.- Asentí. Mi jefe salió del bar con sus cosas.

-¿Cuándo empezamos?- Pablo se puso en pie y me sonrió. Suspiré y le lancé un delantal.

-Póntelo y tómale nota a esas dos mesas.- Le señalé con el dedo las mesas y cogió una libreta y un bolígrafo.

-¿Cualquier cosa te pregunto a ti?- Se ató el delantal y destapó el bolígrafo.

-Sería lo suyo.- Intentaba ser borde porque no quería despertar su interés por mí. Ya quería mi número lo siguiente sería pedirme una cita. Aunque el problema era que es lo suficientemente guapo para llamar la mía.

-Te pones muy sexy cuando intentas hacerte la difícil.- Noté como mi sangre subía a mis mejillas provocando que me ruborizara.

-Em... Atiende las mesas.- Se río y cogí una bandeja con las bebidas que me habían encargado unos chavales de unos doce años. Salí del bar y entregué las bebidas.

-Perdona.- Uno de los chicos me llamó.

-Dime.-

-Ese camarero es nuevo, ¿verdad?- Me giré para seguir el gesto de su cabeza y vi a Pablo tomándole nota a unas chicas que acababan de llegar. Eran bastante guapas, y seguramente universitarias. Sentí rabia por no ser como ellas.

-Sí.- El chico me sonrió y di la vuelta para entrar al bar hasta que una voz familiar pronunció mi nombre.

-¡Alexis!- Me giré en redondo, vi una pelirroja vestida con el uniforme de baloncesto y una rubia vestida con el uniforme de atletismo.

-Hola, chicas lo vuestro está dentro.- Pablo las miraba y nuestras miradas se cruzaron antes de entrar en el bar.

-Ese chico es nuevo.- Lucía se sentó en un taburete y María en otro al lado de Lucía.

-Buenas tardes, Don Ernesto.- Saludaron al unísono. Les entregué sus bocadillos.

Me metí en la despensa a por más servilletas y entró Pablo. Me acorraló contra la pared. Una de sus manos estaba en mi cintura y otra al lado de mi cabeza para evitar que me escapase.

-Eres preciosa. ¿Me permites besarte?- Se acercó a mí reduciendo los centímetros que separaban nuestros labios. Oía mis latidos...Pero yo iba a ser la dominante. Le coloqué la mano en el pecho y acerqué mis labios a su oído.

-No. Este truco no funcionará conmigo.- Me deslicé por debajo de su brazo y me enganchó.

-¿Y qué funciona contigo?-Lo miré y sonreí maléficamente.

-Lo inesperado.- Hizo una mueca de aprobación.

-De acuerdo.- Me levantó y me puso encima de una mesa que había ahí. Pegó su cuerpo al mío y me besó como una bestia. Le respondí al beso tan frenéticamente como pude. Me aparté de él tras unos segundos.

-Tomate esto como algo que nunca tendrás.- Me levanté y salí de la despensa. Una sonrisa se me dibujó al verlo salir atónito por lo que acababa de pasar.

Encendí los altavoces, conecté mi iPod y empezó a sonar la canción: Hypnotic de Zella Day.

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Buenos días, mis amores!!! Espero que os esté gustando la novela. Pronto empezará a haber acción!! Hasta el próximo capítulo:)

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