Capítulo 22: VALERIE

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Subimos a La Alcayna para ir a casa de Luis.

Luis era amigo nuestro desde hacía unos tres años. Se le daban muy bien los aparatos tecnológicos pero no tan bien como a Javier, un amigo muy cercano a mí.

Nos bajamos de la moto y llamamos al timbre.

-Hola. Pasad.- Saludamos a Luis y pasamos al interior.

-¿Estás solo?- Alejandro quería asegurarse de que nadie se enterara de lo que íbamos a hacer.

-No estamos del todo solos.- Me giré al oír a Javier a mis espaldas.

-Javi, ¿qué haces aquí?- Alejandro no esperaba verlo.

-Luis me ha comentado la situación. Mi deber es ayudaros, soy vuestro amigo.- Sonreí.

-Gracias, Javi.- Me guiñó un ojo y nos metimos los cuatro en el salón. Javi era el Dios de la tecnología. Podía hachear cualquier cosa, infectar con virus cualquier plataforma, crear aplicaciones... Era un crack.

-¿Necesitáis averiguar una identidad?- Alejandro y yo asentimos. El timbre sonó y Luis fue a abrir dándole acceso a Michelle, la que iba llevaba consigo una especie de mapa de la región de Murcia.

-Buenas, ¿por dónde vais?- Alejandro y yo la miramos atónitos, así que Luis se encargó de explicarnos la situación.

-Es la mejor se conoce la ciudad, necesitamos averiguar caminos rápidos y sin mucha vigilancia en caso de que se ponga feo el asunto. Un tío que va atropellando a personas y dándose a la fuga no es que esté muy bien de la cabeza, ¿no os parece?- Nosotros asentimos y le hicimos un hueco a Michelle. Retomé la palabra dirigiendome a Javi:

-He memorizado la matrícula, también sé que coche es.- Javi empezó a teclear.

-Hola, Juan. ¿Qué pasa?- Juan había conocido a Pablo el día que yo ingresé en el hospital, en varias ocasiones habían coincidido.

-Hola. Acabo de ver la moto de Pablo.-Miré en dirección al salón para asegurarme de que Alejandro estaba pendiente de lo que hacía Javi.

-¿Qué? ¿Hacia dónde iba?-

-Ha cogido el desvió que lleva al cementerio, iba sumamente rápido.-

-¿Al cementerio de Santomera?-

-Sí, o al menos, eso creo. Ya sabes que hay muchos cementerios.-

-Vale, gracias.-

-¿Va todo bien?-No le contesté. Colgué y me guardé el móvil en mi chaqueta.

Me dirigí a Santomera todo lo rápido que pude. Se estaba haciendo de noche cuando llegué al cementerio.

Estaba a unos treinta minutos de la casa de Luis.

Aparqué justo en la puerta. Vi que la moto de Pablo estaba allí. Entré en el cementerio y recorrí cada tumba, hasta que lo vi tirado en el suelo junto a una de ellas. Corrí en su dirección. Me paré a unos metros de él:

-Pablo...- Mi voz fue un leve susurro. Pablo no me miró. Caminé los pocos metros que nos separaban y me senté en el suelo al lado suyo. Miré la foto que había en la tumba: una chica morena, con pecas y ojos intensamente verdes, como los de Pablo. En la foto salía sonriendo mostrando sus dientes perfectos. Leí el nombre: Valerie García Martín y la fecha 10/04/1998 – 12/10/2013.

Coloqué mi mano sobre la suya.

-Siento lo que le pasó.- Pablo me miró.

-Tantos los años pensando en vengarla...-

-No has provocado la muerte de Salva.- Le corté.

-Pero quería que muriese. Pensé que así me sentiría mejor.-

-Una muerte no compensa a otra. Valerie murió. Salva ha muerto. Por muchas muertes que haya, tu hermana no va a volver. A ella le gustaría que disfrutaras de la vida, no querría verte así.-

-Lo sé. Ella murió estando enamorada de Salva, y el tío que le ha matado es el mismo que te metió en el hospital. De eso estoy cien por cien seguro.- No entendía a donde quería llegar.

-¿Qué pretendes?-

-Voy a encontrar a ese mal nacido y haré que pague por lo que ha hecho.- Se quedó mirando la tumba después de que esas palabras salieran de su boca.

      

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