Solo recordaba que me dolía el cuerpo. No podía articular palabra ni mover ni un solo dedo. El dolor que sentía era tan intenso que me daba la sensación de no poder respirar. Luché por mantenerme despierta, pero no lo logré. Todo lo que vi antes de que mis ojos se cerrasen, sin yo poder evitarlo, fue ver a Pablo agarrándome la mano y diciéndome: "Estoy contigo. Todo saldrá bien." Después de eso mis ojos se cerraron y me sumergí en una densa oscuridad. Hasta hoy.
Me desperté y vi que estaba en el hospital. La habitación estaba llena de ramos de flores y peluches. Giré mi cabeza lentamente, vi que en el sillón estaba Pablo, durmiendo. Sonreí y miré en dirección a la puerta. Oí a mi madre hablar con una persona. Intenté incorporarme en la cama pero solté un quejido lo suficientemente agudo para despertar a Pablo.
-¡Alex!- Se levantó y me ayudó a recostarme. Levanté la sabana y vi que tenía todo el pecho envuelto en unas vendas. Miré a Pablo esperando explicaciones.- Tienes tres costillas rotas.-
-¿Solo?- Estaba sorprendida.
-¿Solo? ¡¿Tú sabes el susto que me has dado?! Te tuvieron que reanimar. Estuviste dos minutos en parada. Llevas cinco días inconsciente.- Parecía nervioso. Le agarré la mano y se arrodilló a mi lado. Me pasó una mano por el pelo y me sonrió débilmente.
-Gracias.- Entrelacé mis dedos con los suyos. Me besó en la frente y me miró a los ojos. No sabía como era que no me había afectado ni lo más minimo el hecho de que estuve muerta durante dos minutos, lo que realmente me importaba era el hecho de haber sobrevivido a esa importante colisión.
-Has estado recibiendo visitas. Están en la cafetería. Voy a avisarles.- Se aproximó a la puerta y antes de abrirla añadió:
-No me des las gracias. Eres muy importante para mí. Encontraré a quién te ha hecho esto.- Abrió la puerta y vi como Pablo le decía a mis padres que había despertado. Mi madre entró en la habitación dejando ver su rostro cansado. Cuando me vio sonreír unas lágrimas rodaron por sus mejillas. Se aproximó y me dio un beso. Quería abrazarme pero no podía dado mi estado actual.
Saludé al doctor y me explicó todo lo que Pablo me contó con más detalle.
El médico dejó la habitación tras decirme que debería estar seis semanas ingresada y medicada con anti-inflamatorios. Tenía que hacer mucho reposo y curarme completamente.
Mi madre me dio un beso en la mejilla.
-¿Cómo te encuentras?- Me acaricio la frente.
-Bien. Me duele al respirar. Pero saldré de esta.-Le sonreí y miré en dirección a la puerta al oír la voz de Michelle gritar mi nombre. Me empecé a reír. Michelle siempre había sido una persona muy importante para mí. Me había ayudado cuando más lo necesitaba, y ahora, como no, estaba en aquel deprimente hospital para alegrarme el día, o los días, quién sabe.
Salió corriendo por el pasillo. La euforia le hizo pasarse la habitación. Pero volvió y pego un chillido al verme despierta.
-¡Alexis! ¡Cómo vuelvas a darme un susto así te mato yo misma con mis propias manos!- Se acercó a la cama y me dio un abrazo con mucho tiento, para no hacerme daño. Detrás de ella entraron un grupo enorme. Estaban mis mejores amigos. Todos estaban allí. Cuidando de mí. Les sonreí y agarré la mano de Michelle. Mi madre estaba de pie a mi izquierda contemplando la escena.
Me dejó asolas con ellos y pasé la tarde entre esas cuatro paredes rodeada de las personas más importantes para mí.
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Orígenes
Teen FictionAlexis era una adolescente normal hasta que conoció a Pablo, un chico que se dedicaba a ser un inocente universitario de día y un temerario corredor de carreras en la noche. Tras comenzar a entablar una relación personal con Pablo, Alexis sufre un a...