Capítulo 17: EL ACCIDENTE

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Hice los deberes y cené con Pablo. Fue bastante tranquila la tarde. Antes de irme Pablo me acompañó a la puerta y me preguntó:

-¿Es oficial?- Se apoyó en el marco de la puerta.

-¿El qué?- Me sonrió. Sabía perfectamente que me estaba haciendo la tonta.

-Lo nuestro.- Me acerqué a él, le rodeé el cuello y me puse de puntillas.

-Por mí, sí.- Me agarró de la cintura acercándome a él como un león se lleva su presa a la boca.

-Coincido contigo.- Me besó y nos despedimos.

Cuando salí de su edificio me llegó un mensaje del mismo número que me dio el chivatazo del Estadio de fútbol. Desbloqueé el iPhone y lo leí: "Te dije todo de Pablo para que te alejaras de él y estuvieras conmigo. Como antes." Me entró un escalofrío en el cuerpo. ¿Quién era esa persona?

¿A qué se refería con "como antes"? llamé al número esperando una respuesta. Quería citarme con la persona y que su anonimato acabase de una vez por todas.

-¿Hola?- Su voz me sonaba. Pero no sabía de qué.

- Hola. Doy por hecho que has leído mi mensaje.- Era la voz de un chico.

-Sí. ¿Quién eres y de qué me conoces?- Se río. Su risa me resultó espeluznante.

-Vas muy guapa. Pero no deberías estar tan cerca de la carretera.- Miré a mi alrededor buscando a alguien que mirara en mi dirección y hablase por teléfono.

-¿Dónde estás? ¡Da la cara!-

- Estoy más cerca de lo que imaginas. Muy cerca.- Me estaba poniendo cada vez más nerviosa.- Te voy a decir una cosa. Si no eres mía, no eres de nadie.- Después de esas palabras se oían breves pitidos a través de la línea, había colgado. Me giré en dirección al portal de Pablo cuando lo oí llamarme. En una de sus manos llevaba mi calculadora, tuve que habérmela dejado.  Iba en dirección al portal cuando escuché unos neumáticos derrapar sobre el asfalto. Me giré, seguía a metros de Pablo. Vi como un todo terreno Range Rover negro atravesaba la avenida y venía directo hacia mí. Pablo gritó mi nombre. No me dio tiempo a reaccionar, no pude apartarme a tiempo. El todoterreno impactó contra mi cuerpo levantándolo del suelo y cayendo varios metros por detrás cuando este se daba a la fuga. Lo último que oí antes de perder la conciencia fue la voz de Pablo llamando a una ambulancia.

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