Capítulo 3

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El trayecto de Franco rumbo a su casa fue de lo mas pacífico, hasta que la chica de ojos hermosos se filtró por su mente. El recuerdo de esa dulce voz pronunciando aquel nombre, lo tomó por sorpresa. Su mente lo estaba traicionando con pensamientos absurdos sobre Jade, ella no era el tipo de chica con el que solía salir- evidentemente, ella era mucho más- pero no se permitió invadir por esas cursilerías del amor, así que rápidamente eliminó cualquier pensamiento sobre esa chica. Sin embargo, en su corazón se instaló una pequeña semilla de felicidad que posiblemente florecería a ver de nuevo esa sonrisa que intentaría olvidar.

Al llegar a casa se dirigió al garaje para guardar su auto, cuando entró pudo ver a Valentina brincando de emoción. Estaba claro que no era por verlo sino porque esperaba el libro que él le había comprado. Apenas logró estacionarse y salir su carro, cuando Vale se acercó totalmente desesperada.

-¿lo trajiste, lo trajiste, lo trajiste?- preguntó con una enorme sonrisa.

-Lo siento, pero lo olvidé, pequeña- le mintió.

-Pero, pero.... te llamé para que no olvidaras- refirió, eliminando toda la emoción que hace un instante la inundaba.

-¡Claro que no lo olvide!- abrió la puerta de su auto y sacó el libro de él- aquí tienes- extendió su mano con el libro.

-Siiiii- Vale gritó alegremente y lo apretó en un fuerte abrazo- gracias grandullón, ya estaba por odiarte- aseguró apartándose de él.

-Eres terrible, Vale- negó con la cabeza-. Ya entremos, me muero de hambre- indicó.

-Uy hermano, esto no te gustará- dijo elevando ambas cejas-. Hay alguien a dentro que no querrás ver- refirió antes de entrar a casa.

-No me digas, seguro es Allison, ¿verdad?- cuestionó entrecerrando los ojos.

-Sí, es ella. Madre la invitó a cenar- puntualizó haciendo un gesto de desagrado.

-¡Maldición! Ella es la persona que menos deseo ver en este mundo, ¿a caso madre no lo entiende?

-Yo le dije que te enfadarías, pero ella no me quiso escuchar.

-No importa Vale, entremos a la casa- expresó pasando su mano por su cabello hasta posarla en su nuca.

Franco tomó una gran bocanada de aire antes de entrar, intentando tranquilizarse, ya que la presencia de Allison lo irritaba demasiado y mucho más después de saber que ella lo engañó con un tipo de la empresa donde él trabaja y por increíble que parezca, aún se negaba a creerlo, porque él sinceramente le entregó el corazón, pero después de conocerla bien, no entendía cómo pudo enamorarse de una mujer como ella, que resultó ser una cualquiera que seduce a todo hombre con sus encantos, hasta guiarlo directo una red donde seguro termina con el corazón partido y el orgullo pisoteado.

Al entrar a la casa, Valentina se dirigió a su habitación y Franco se encaminó para descifrar el misterio que escondía su madre.

-¡Buenas noches madre!- exclamó con desgano, en voz alta.

-Estoy en la sala- aseguró- y tenemos vista, mi vida- mencionó saliendo de la sala y dirigiéndose hacía su hijo.

-¿Visita?- él preguntó enarcando una ceja, simulando que no sabía nada.

-Si Franco, he invitado a Allison a cenar.

-Madre, ¿cómo te atreves? sabes muy bien lo que ella me hizo y, ¿aún así la invitas a venir y además... a cenar?

-Hola Franco- la voz de Allison retumbó el lugar.

-Hola Allison- Franco respondió a su saludos a seca, girando su rostro para mirarla.

-Bueno, yo les dejo- indicó su madre alejándose de la vista de ambos.

-¿Cómo has estado, amor?- cuestionó ladeando la cabeza y mordiendo su labio inferior de manera provocativa.

Innegablemente seguía viéndose sexy y Franco recordó la razón por la cual había caído en sus garras. Sin embargo, ahora esa mujer ya le resultaba repugnante, ya no la toleraba.

-¡No me digas así porque tú y yo ya no somos nada!- sentenció.

-Yo sé que aún sientes algo por mi- dijo acercándose lentamente hacia él- no lo niegues bebé, aún me amas- rodeó su cuello con sus brazos.

-Ya no te amo Allison- la miró con el semblante serio- ¡Aléjate por favor!- advirtió retirando sus brazos de su cuello.

-Yo sé que todavía me deseas, Franco- lo miró seductoramente.

-Ya vete de mi casa- exigió.

-Pero tu madre me invitó- afirmó cruzándose de brazos- no pienso irme todavía.

-¿No entiendes que no quiero verte?

-Mientras mas me evites más me negaré a alejarme.

-Sabes... ya no puedo con esto- Franco se dio media vuelta para subir a su habitación.

-No pensarás dejarme hablando sola, ¿verdad?

-Lo estoy haciendo, cariño- respondió con desdén, mientras subía por las escaleras.

-Aguarda un momento- Allison le ordenó, cogiéndolo del brazo.

-Ya déjame Allison. ¡Quiero estar solo!- exclamó-. Me estoy comportando como un caballero, pero si quieres que me porte como una bestia y te saque a patadas de mi casa, lo puedo hacer- la fulminó con la mirada y se soltó de su agarre.

-¡No lo puedo creer, Franco!- exclamó enojada.

-Créelo, este soy ahora, así que vete de una vez.

-Esto no se quedará así. Voy a volver porque sé que aún me amas- le gritó mientras él subía a su habitación y cerraba la puerta atrás de sí.

Allison  estaba demasiado loca que no lo dejaría en paz, así de fácil.

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora