Epílogo

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Seis años después...

Jade se encontraba preparando pastelitos de chocolate, fresa y almendras que tanto amaban sus pequeños traviesos. Franco se había levantando muy de mañana para desayunar y después salir con su hijo Alaric, él apenas cumplió cinco años, pero era muy audaz y valiente. Por fortuna heredó la fortaleza de su padre y le fascinaba ir a cabalgar con Franco.

De forma inconsciente la castaña se puso a pensar en todos lo momentos difíciles que había pasado a lado del amor de su vida; era increíble todo lo que aquel hombre hizo por ellos dos. La vida que llevaban ahora era maravillosa y sin duda Jade no la cambiaría por nada...

El día anterior Franco había concluido todos sus pendientes con los exportadores de café, así que decidió tomarse el fin de semana libre. El tiempo que vivió en California aún se le cruzaba por la memoria como un sueño pasajero, él había decidido abandonar la compañía del señor Thomson y prontamente fue reemplazado por Loret, una mujer inteligente y encantadora, que por mucho logró poner en riesgo el trabajo de Mike, debido a que entre ellos parecía desarrollarse algo más que una relación profesional. Ese fue uno de los motivos por los que Franco estuvo a punto de matar a su mejor amigo, él le había ocultado la relación que mantenía con Valentina, sin embargo ambos fueron descubiertos hace algunos años, por el hermano de la chica, quien los encontró basándose en el granero después de la cena de Navidad. Esa noche no terminó nada bien y definitivamente jamás será olvidada por Mike, gracias a la paliza que se llevó.

La situación  de la muerte de Helen orilló a Franco a vender su casa, de igual forma insistió en que su padre se llevara a Valentina a vivir con él, debido a el castaño que no quería que su hermana menor viviera sola, sobre todo después de haber descubierto lo que sucedía entre ella y Mike. Todavía no puedo creer que ese par haya ocultado su relación por tanto tiempo.

«Me alegra saber que mañana podremos viajar a California... estoy muy ansiosa por saber cómo se encuentra esa pareja que tantos dolores de cabeza le ha dado a Franco. También quiero ver a Henry, Ámbar y al pequeño Jeremy, quien ahora ya no es tan pequeño. Él y Alaric son dinamita cuando están juntos y ni hablar de mi traviesa Haleine, ella apenas tiene tres años, pero es como un huracán arrasador. Es una niña astuta y coqueta, ella es el tesoro de su padre y seguramente que cuando crezca romperá muchos corazones, sobre todo por esos hermosos ojos verdes que llevan un toque de picardía», Jade pensaba para sí, mientras retiraba el chocolate de sus manos.

-Mami, ya quiero pastel- refirió la pequeña Hale, halando del vestido de su madre.

-Aún no están listos cariño, pero ten una fresa con chocolate- extendió el postre y luego la vio desaparecer de su vista.

-¡Pequeña diablilla! ¿dónde estas?- la tía Carol apareció en la cocina.

-Se acaba de ir. Ahora, ¿qué fue lo que hizo?- preguntó Jade posando sus puños sobre su cadera.

-Esa pequeña inició una guerra en el gallinero. Yo ya tenía algunos huevos en la canasta, pero Erick me llamó y sólo salí un momento... Al regresar, Haleine le estaba lanzando los huevos a las supuestas gallinas enemigas- refirió con una amplia sonrisa, mientras negaba con la cabeza- esa niña tiene mucha imaginación.

-Lo mismo dice su padre.

-Por cierto, creo que ya llegaron de cabalgar porque me pareció verlos entrar al establo.

-¡Mami, no creerás lo que hicimos hoy!- Alaric corrió para abrazar a la castaña.

-Me lo contarás todo, ¿verdad?

-Sí, mami.

-Y para la abuela, ¿no hay abrazo?- refirió Carol.

-Sí abuela- corrió a sus brazos.

-Hola mi amor- Franco abrazo a su esposa por detrás y depositó suaves besos en su cuello.

-Hola querido- se giró en su brazos y besó sus labios.

-¿Cómo les ha ido sin mí?

-Hemos estado bastante entretenidas y no tendrás idea de lo que Hale hizo hoy.

-No lo imagino... con ella siempre hay algo nuevo.

-Yo iré a ver si la encuentro- afirmó Carol-. Vamos mi cielo- cogió la mano de Alaric y ambos salieron de la cocina.

-No puedo creer lo mucho que tus tíos aman a nuestros hijos, los aman como a unos verdaderos nietos.

-Recuerda... Te dije que serían los abuelos que siempre desearon.

-Si años atrás me hubieran dicho que en este momento estaría aquí contigo, seguramente jamas lo hubiera creído porque tú no me agradabas del todo, pero soy tan feliz de que me hayas elegido como tu esposa.

-Yo no puedo creer que me despreciaste mucho tiempo- Franco achinó los ojos-, pero nunca me arrepentiré de las decisiones que he tomado... tú siempre serás el amor de mi vida.

-Gracias por todo mi amor...- expresó Jade en un susurro contra sus labios.

Jamás me arrepentiré de haber conocido a mi ahora amado chico de negro

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Jamás me arrepentiré de haber conocido a mi ahora amado chico de negro.


A veces intentamos evadir con todas nuestras fuerzas a aquel amor que, sin discurso ni presentación, ya se ha instalado en lo más profundo de nuestro corazón.





FIN

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora