Capítulo 22

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El reloj marcaba las ocho de la noche y la maldita desesperación estaba paralizando el corazón de Franco. Nadie sabía sobre el paradero de la chica y eso tenía al empresario como un león desesperado por escapar de la jaula que lo acorrala; la angustia había extinguido por completo su serenidad.

-Tranquilízate Franco, por favor- reiteró Valentina cogiendo la mano de su hermano para obligarlo a mirarla.

-No puedo calmarme- respondió su hermano con el corazón afligido.

- Ven, vamos a sentarnos un momento- insistió la joven, alentándolo a que la acompañara a la sala.

-Ya no puedo más, Vale- aseguró con frustración, dejándose caer en uno de los sillones-. No me perdonaría si algo le sucediera a Jade.

-Ella estará bien, no te preocupes- la chica colocó su cabeza sobre el hombro de su hermano.

-Ten Franco, bebe esto- el castaño alzó la mirada para contemplar el sereno rostro de Ámbar.- Es una taza de té, bébelo, te hará bien- dijo ella con una media sonrisa.

-Te lo agradezco, Ámbar- asintió cogiendo la taza color rojo-. No deberías de estar de pie, es mejor que regreses a descansar.

-No puedo Franco, estoy muy preocupada por Jade- refirió tomando asiento junto a él, mientras frotaba su abultado vientre.

-Lo sé Ámbar, lo sé. Yo también no puedo dejar de pensar en ella.

-Ella y Henry son mi única familia- expresó agachando la mirada, dejando escapar una lágrima

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-Ella y Henry son mi única familia- expresó agachando la mirada, dejando escapar una lágrima.

-Amor, es mejor que vayamos a descansar- Henry se acercó a ella-. Si no lo haces puede haber consecuencias para el bebé- refirió tomando su brazo para que ella le siguiera.

-Está bien- asintió con resignación.

Mientras Henry llevaba a Ámbar hasta su habitación, el sonido de un claxon alarmó al empresario, quien inmediatamente corrió a fuera de la casa. En el jardín pudo divisar el diminuto cuerpo de Jade, provocando que una inevitable congoja se apoderara de su cuerpo. No podía creer lo que sus ojos veían, el auto negro en el que Allison se había ido, dejó a Jade y se marchó a toda velocidad.

-¡MALDITOS!- exclamó con furia, precipitándose hasta la chica. Ella estaba totalmente inconsciente, su rostro estaba golpeado, tenía visibles heridas en el cuerpo y su brazo izquierdo estaba sangrando.

-Todo estará bien hermosa... tan sólo quédate conmigo- él suplicó, mientras verificaba con rapidez sus signos vitales y hacía presión en la herida que tenía en el brazo izquierdo.

-¡Santo cielo!- un grito por parte de Valentina lo tomó por sorpresa.

-Llama a una ambulancia ¡rápido!- indicó el castaño, con un terrible nudo en la garganta.

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora