Capítulo 11

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Franco salió de la reunión con el señor Thomson y enseguida encendió su celular; lo había apagado para que nadie lo interrumpiera durante aquella junta.

El móvil vibró avisando de la entrada de un nuevo Whatsapp de Michael.

«Discúlpame Franco pero no pude regresar a la empresa para darle el libro a Brenda. Llámame cuando salgas de la reunión».

El empresario terminó de leer el mensaje y enseguida marco el número de Mike.

-Hola- atendió su colega.

-¿Qué paso? Apenas estoy saliendo de la reunión- refirió entrando al elevador.

-Tuve que regresar a casa porque Anie fue al súper y se le olvidó apagar la estufa, así que ya no pude regresar a la empresa.

-Está bien. No te preocupes, ¿quieres que pase por el libro o prefieres llevarlo a mi casa?

-Te lo llevo a tu casa como a las 6:15 p.m. porque iré a "Piero's Bar", ¿no quieres ir? Hace tiempo que no te diviertes y ya te hace falta tomar unos tragos en compañía de alguien, ¿no crees?

-Es jueves y no tengo ánimos para salir a ningún lado.

-¡Vamos! Te hace falta.

-Sólo llévame el libro, ¿sí? Porque Vale me mata si no se lo entrego hoy .

-Sí, yo te llevo el libro, pero no seas un amargado. A las 6:15 p.m. estaré en tu casa e irás conmigo, sólo será un rato.

-No quiero salir y hoy no pretendo ser el conductor designado.

-No puedo pasarme de copas hoy, mañana tenemos que trabajar y tú no te hagas el difícil. Tendrás que acompañarme, así que nos vemos en un rato-. Mike finalizó la llamada.

«Maldita sea-, gruñó disgustado- odio cuando Michael se enterca en algo. Pero... quizás sí lo necesito, hace tiempo que no salgo a divertirme como en esos tiempos...», pensó recordando las largas noches que pasaba fuera de casa. 

Allison logró que Franco saliera de la mala vida a la que él denominaba diversión; noches cargadas de alcohol, tabaco y camas ajenas. Ahora los pensamientos sobre esa mujer sólo le provocaban regresar a esos tiempos, pero él sabía que aquel ritmo de vida algún día lo arruinaría. Además el coraje que cargaba por esa estúpida traición que lo destruyó, no lo dejaría derrumbarse.

Franco salió de la empresa, subió a su auto y se dirigió a casa. Al llegar, guardo el auto en la cochera y se adentró a casa rogando que su madre no se encontrara o que al menos estuviese de buen humor. Su paciencia cada día se agotaba, tolerar a Helen ya no le resultaba tan fácil y las discusiones absurdas lo agotaban. Para su fortuna su madre no se hallaba y no tuvo que lidiar con ella, ya que como era costumbre había engañado a Valentina diciéndole que había salido con sus "amigas".

«Vaya amigas las que tiene mi madre... cree que soy un estúpido y desconozco la clase de hombres con los que suele liarse, ni siquiera le importa si son casados o divorciados, sólo está con ellos por el dinero... igualita que Allison», masculló con amargura mientras subía a su habitación.

Michael llegó a casa de su amigo a las 6:21 p.m. y aunque Franco no estaba muy a gusto, se dirigieron a Piero's Bar.

-Sonríe un poco, Franco. Tienes la cara muy larga, sino querías venir me lo hubieras dicho- aludió su colega irónicamente, al entrar al lugar.

-Eres un idiota, sabes muy bien que no quería venir, pero lo pensé bien y creí que sí necesitaba despejar mi mente un poco, así que no me hagas cambiar de opinión porque agarro un taxi y me voy.

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora