Capítulo 25

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Un mes había transcurrido desde el día que Allison y la madre de Franco amenazaron de muerte a Jade. Aquel momento marcó la vida de la chica; ahora las noches se teñían de tormentosos sueños que impedían que la castaña lograra dormir y descansar como era debido.

-¿Te sirvo más café?- le preguntó a Henry, quien se encontraba desayunando a su lado.

-No primita, con ésto me basta- refirió señalando su taza.

-No primita, con ésto me basta- refirió señalando su taza

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-Te ves muy cansada y traes unas ojeras tamaño mundo. No has dormido bien, ¿verdad?- cuestionó el rubio.

-Ya no puedo dormir bien. No sé si Franco y yo estamos haciendo lo correcto; todo me angustia.

-¿Siempre se irán mañana al amanecer?- él preguntó mordiendo su pan tostado.

-Sí, hoy después de mi cita en el hospital, terminaré de preparar mis maletas- refirió con tristeza.

-No te pongas triste primita, sé que con ese horrendo yeso en la muñeca te ves extremadamente tierna, pero ya es hora de retirarlo. Aún así te verás adorable- expresó con diversión.

-¡Tonto!- le dio un pequeño golpe en el brazo-. No estoy triste por el yeso. Sabes que extrañaré a Ámbar y a ti con todo mi ser.

-Estaremos bien hermosa, no te preocupes por nosotros. Ahora debes de preocuparte por ti y por hacer feliz a ese hombre que está loco por ti.

Él cogió el mentón de la chica y plantó un beso en su frente. Ella respondió el gesto y le abrazó con ternura como dos hermanos que acababan de reconciliarse por alguna discusión estúpida.

-Te extrañaré demasiado Henry- suspiró con pesadumbre.

-¡HENRY, JADE!- el grito de Ámbar los alertó, haciendo que ambos se separaran de inmediato.

El rubio subió rápidamente hasta la habitación de Ámbar, mientras la repostera le seguía el paso. Al abrir la puerta, Ámbar estaba estaba punto de salir...

-¡Ya es hora, se me rompió la fuente!- expresó con nerviosismo.

-Tranquila cariño, respira. No pasa nada-. Se acercó a ella para tranquilizarla.

Henry preparó el auto y ayudó a Ámbar a subir. En unos minutos los tres ya se encontraban en el hospital y gracias al cielo Ámbar fue atendida de inmediato. Tiempo después de que la chica ingresara, un médico salió a informarles que ella ya se encontraba en el quirófano y era probable que se le realizara una cesárea.

Los primos tomaron asiento en la sala de espera, rogando que todo saliera bien en la cirugía. Henry no dejaba de mover las piernas con intranquilidad y sus movimientos nerviosos con las manos también reflejaban su preocupación.

-Todo saldrá bien, no te preocupes- refrió la castaña cogiendo la mano de su primo.

-Estoy sumamente nervioso- aseguró.

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora