Capítulo 31

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Ese mismo día el sol ya empezaba a ocultarse, dejando que la noche anunciara su llegada.

Franco se sentía algo cansado debido al viaje y por la ayuda que le había brindado a su tío; fue una tarde bastante ocupada con la reparación del tractor y por si fuera poco sus brazos ya le empezaban a doler por cargar costales de café, maíz y otros granos, era innegable que estaba acostumbrado a ir al gimnasio, pero el trabajo en el rancho era otro nivel. Sin embargo, salió del granero lleno de alegría por el obsequio que su tía le había entregado. Su ansias por colocar ese anillo en el dedo de Jade eran más que evidentes.

Mientras el castaño entraba a la casa con todas las intenciones de darse una ducha, solo pensaba que ojalá la chica que le había robado el sueño no lo rechazara, aunque estaba casi del todo seguro que ella ya no intentaría alejarlo. Él estaba a punto de colocar su mano sobre el plomo de la puerta del baño, justo cuando Jade salió de ahí. Su corazón se sobresaltó por la tremenda sorpresa de ver aquel esbelto cuerpo envuelto en una toalla, su cabello aún estaba mojado y esos ojos azules lo miraron con asombro, sin saber como reaccionar.

-Fran...co- la castaña tartamudeó al ver a su novio con el torso descubierto. Sus mejillas se sonrojaron y en seguida desvió la mirada hacía el suelo- debo ir a vestirme- refirió con rapidez, intentando que el empresario se apartara de su camino para que ella pudiese ir a su habitación.

-Me encantaría que no lo hicieras- él expresó con picardía.

Con aquel comentario solo logró que la respostera lo mirara con los ojos achinados mientras caminaba velozmente hasta su recámara.

El chico simplemente le sonrió y luego entró al cuarto de baño para darse una ducha rápida. Cuando terminó se dirigió a su habitación y se arropó cómodamente. Después cogió su celular y marcó el número de Henry, luego llamó Mike y a Vale para informarles que habían llegado bien y que se encontraban perfectamente.

-Te tardaste mucho en llamar, pensé que les había sucedido algo- refirió Vale con cierto enfado.

-Perdóname Vale, el tío Erick necesitaba mi ayuda y olvidé avisarte cuando llegué.

-No mereces que te perdone por no haberme llevado contigo.

-Pronto necesitaré que estés aquí- aseguró con felicidad.

-¿Por qué lo dices?

-Porque... pienso proponerle matrimonio a Jade y tengo pensando que la boda se lleve a cabo aquí, antes de que yo tenga que regresar a la ciudad.

-Eso... ¿es en serio?- la chica cuestionó con un grito de alegría, que estuvo a punto de reventarle los tímpanos a su hermano, obligándolo a apartar un poco el celular para no dejarlo sordo.

-¡Sí! Pero tranquila, no grites, no quiero que madre se entere.

-Ella no está en casa y... no querrás que ella asista a la boda, ¿cierto?- preguntó con dubitación.

-No Vale, digamos que no aprueba mi relación con Jade. Además, sabes que ella quiere que yo me case con Allison, pero eso jamás sucederá- afirmó tratando de evitar declarar que su madre estuvo involucrada en el intento de asesinato de su ahora novia.

-En eso tienes razón y esa víbora loca estuvo aquí toda la tarde, preguntando por ti porque aún no te localiza. En verdad me dan ganas de gritarle lo cínica y malvada que es... la odio con las entrañas por todo lo que le hizo a Jade y no sé cómo nuestra madre puede aceptarla a ella y a Jade no.

-Yo tampoco lo comprendo, pero no le digas a ninguna de las dos en dónde me encuentro, por favor y cuida muy bien tus palabras, ¿de acuerdo?

-Sí Franco, no te preocupes, sólo avísame cuando el día de la boda esté cerca... hablando de eso, ¿cómo pretendes que vaya? Yo no sé conducir hasta ahí.

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora