Una semana antes de la boda, Ámbar y Henry llegaron al rancho de los Smith. Franco había planeado que aquella visita fuese sorpresa por lo cual no le informó nada al respecto a su prometida, hasta que ellos estuvieron en el rancho. De igual forma quiso que su hermanita viajara con dicha pareja, sin embargo la chica se encontraba en exámenes finales y no podía faltar a la escuela, por lo que no le quedó más opción que pedirle de favor a Michael que viajara con Valentina el viernes, para que ambos estuvieran presentes en la boda que se llevaría a cabo el sábado, al medio día. Para el empresario fue complicado pedirle aquel favor a su amigo porque, probablemente, él no pensaba asistir a su boda sabiendo que la madre de su hijo estará ahí con otro hombre y aquella petición era como ponerlo entre la espada y la pared, pero no había más opción solo rogar que las cosas no se salieran de control.
-¿Qué haremos cuando Mike y Valentina lleguen?- cuestionó el castaño con preocupación mientras miraba a su prometida cepillarse el cabello.
-No creo que Michael lo tome tan mal o ¿crees que sí?- se giró, acercándose a la cama para sentarse a lado de su novio.
-No lo sé, llevo años de conocerlo pero, últimamente ha estado demasiado extraño y en nuestras pláticas sólo habla del trabajo y de nada personal. Evade mis preguntas con argumentos que carecen de sentido, por eso creo que algo no anda bien.
-No te preocupes, amor. Henry es como mi hermano y sería incapaz de arruinar mi boda. Además, Michael y tú son mejores amigos y me imagino que sabe que podrías matarlo sí hace algo estúpido en nuestro día.
-Tienes razón cariño...- el empresario colocó a Jade sobre su regazo y ella se abrazó a su cintura con sus largas piernas. Sus bocas se reclamaban mutuamente esos dulces labios.
«Contrólate, Franco... contrólate», pensaba mientras sus manos exploraban la piel debajo de la blusa de la castaña.
Jade estaba a punto de hacerle perder la razón, cuando dos golpes a la puerta los interrumpieron.
-¡La cena esta lista!- la voz de Carol se escuchó al otro lado de la puerta.
-En un momento bajamos- respondió el empresario tratando de controlar su respiración.
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El Chico De Negro
RomanceFranco Smith y Jade Bridge intentaban pasar desapercibidos de las flechas de cupido, sin embargo, todo apuntaba a que el hilo rojo del que muchos hablaban, los entrelazaba. Ambos poseían una personalidad peculiar. Él, serio pero a la vez carismático...