Capítulo 2

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El reloj señalaba las 20:30 horas. En la librería, las labores de Jade ya habían concluido, sin embargo debía de trasladarse a su pastelería para asegurase de que todo haya marchado bien; no porque dudara de su ayudante Malena, ya que ella llevaba dos años trabajando con la castaña de mirada azulada, pero hacía apenas una semana que contrataron a una chica nueva con poca experiencia y sólo porque Male logró ver potencial en la joven, Jade decidió darle una oportunidad. 

Al llegar a su establecimiento, ella estacionó su minivan en la puerta, para luego adentrarse al lugar.

-Buenas noches, Male- saludó alegremente.

-Buenas noches Jade.

Malena la recibió con una sonrisa. Ella era una joven señora de 36 años, de tez clara, cabello color caoba con destellos rojizos y ojos color avellana. Jade la quería mucho porque la conoció cuando estaba siendo arrastrada por una depresión atroz, debido a la pérdida de su única hija y, ella la había ayudado a pasar el trago amargo del duelo.

-¿Y... Rosie?- cuestionó la castaña, al no ver a la novata en el mostrador.

-Ella se encuentra atrás, horneando un pastel.

-¿Y la has dejado... sola? No me digas que tengo que llamar a los bomberos.

Jade bromeó y ambas rieron. 

-No te preocupes, ya le enseñé a preparar un pastel de tres leches,aprende muy rápido y lo hace muy bien.

-Me alegra escuchar eso, aunque si ella quema mi pastelería, te culparé.

-De acuerdo, yo seré la responsable de todos los cargos- Male sonrió y levantó la mano derecha como una señal de promesa.

-Malena, Malena...- Jade sonrió mientras negaba con la cabeza.

-¿Y a ti qué tal te fue hoy, en la librería?- preguntó con curiosidad.

-Fue un día bastante tranquilo.

Su boca afirmó que su día fue tranquilo pero su corazón se sobresaltó al recordar al sexy chico de negro que llegó de manera fugaz a la tienda. Inconscientemente un suspiro se escabulló por sus labios.

-¿Sucede... algo?- cuestionó Male, con el ceño fruncido.

-No, nada- respondió con nerviosismo.

-¡Me estas mintiendo! Tu rostro luce radiante y tus ojos te delatan, no seas mala y cuéntame qué hiciste.

-Yo no hice nada

-Ya sé, ¡conociste a alguien!- Expresó Male, emocionada.

-¡Claro que... no!

-Miente, tu mirada lo revela.

-No- Jade negó con la intranquilidad filtrándose por su cuerpo.

-Vamos, dime quién es el afortunado.

-No existe tal afortunado, pero está bien, tú ganas. Solo te diré que hoy conocí a un hombre muy apuesto y eso es todo.

-Yo sabía que se trataba de un chico- sonrió triunfante- y bien, ¿cuál es su nombre?

-Ni siquiera yo lo sé- un mohín desalineó su rostro.

-¿No le preguntaste su nombre?

-Yo no le pregunté. Él me preguntó el mío, pero se fue sin decirme cómo se llamaba.

-Rayos.

-Pero no importa. Sé que jamás lo volveré a ver y creo que... eso será lo mejor. Ya sabes que yo no creo en esas tonterías del amor a primera vista, las dichosas mariposas en la panza o cosas por el estilo.

-Jade, yo pienso que ese hombre te flechó.

Male cruzó los brazos y su semblante se tornó serio. Ella solía bromear mucho, pero también era sería con respecto a ciertas situaciones y ese detalle no lo podía dejar pasar, mucho menos porque tuvo una corazonada: quizás aquel hombre misterioso acabaría con lo prejuicios que la castaña tenía con respecto al amor.

-Eso es imposible, además estoy segura de que jamás lo volveré a ver.

-Yo creo que sí lo verás otra vez, tengo ese presentimiento. Además tus ojos irradian un brillo que jamás había visto. 

-¿Desde cuándo te convertiste en médium?

-Sólo digo que si es para ti, el destino lo pondrá en tu camino y se volverán a encontrar.

-Yo creo que tú ves muchas telenovelas y crees en las fantasías que se plasman en los libros que yo leo.

-No digas eso... yo estoy segura que en algún lugar del mundo está ese hombre destinado para ti.

-Ese hombre me fue arrebatado, ¿lo recuerdas?- resaltó la tristeza que aun sentía por su prometido, aquel que la vida dolorosamente arrancó de su camino-. Por eso de lo único que estoy segura es que, en esta vida no coincides dos veces con el amor de tu vida.

El doloroso recuerdo amenazó con abrazarse de su corazón y una lágrima resbaló por su mejilla, pero ella la apartó con violencia. Su alma dolía pero no podía quebrarse de nuevo, no se permitiría caer en la agonía otra vez.

-Entiendo Jade y me entristece verte así, pero recuerdo muy bien lo que un día alguien me dijo: No permitas que el dolor se adueñe de ti. Sé que la herida tarda en cicatrizar pero no tengas miedo de abrir tus brazos a la vida y darte la oportunidad de conocer a alguien.

-Creo que ya es hora de irme, sólo pasé a ver como estaban...

-Pero, Jade no tengas miedo, sé que intentas protegerte y...

-Male, ya no quiero seguir tocando el tema. Mejor luego hablamos.

-Esta bien, no te preocupes. Ve con cuidado.

-Gracias, no olviden apagar todas las luces y asegurar con llave.


Jade salió del lugar con un nudo en la garganta, pero se tragó el mar de lágrimas que advirtieron con invadir sus ojos. Rápidamente subió a su auto y se dirigió a casa, la cual se encontraba a unas pocas esquinas de su establecimiento.

Al llegar a casa se preparó un baño con agua tibia para relajarse e intentar desvanecer la tristeza que acompañaba a los recuerdos. Sin embargo un intensa mirada y una encantadora sonrisa se colaron por sus pensamientos...

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora