Capítulo 34

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La hermosa velada de Franco y Jade había concluido y mientras ellos regresaban felices al rancho de sus tíos, en la ciudad Valentina discutía con su novio Kevin, ella aún no le descubría la ubicación de Franco y el chico no dejaba de insistirle.

-Vamos, amor... dime dónde está Franco... puedes confiar en mí - Kevin aparcó el auto en la Taberna del Duende y ambos se retiraron el cinturón de seguridad.

La pareja había salido del cine y pensaron en ir a cenar antes de que él llevara a Vale de regreso a casa. Sin embargo desistieron en aquella idea debido a que llovía torrencialmente y ella no quiso bajarse del auto porque la desesperación por llegar a su residencia la invadió de forma brutal.

-No te puedo decir dónde está Franco- dijo con firmeza.- Llévame a casa, ya por favor- suplicó.

-Sé una niña buena y dímelo- el chico insistió cogiendo la mano de Vale, formando un camino de besos hasta llegar a su cuello

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-Sé una niña buena y dímelo- el chico insistió cogiendo la mano de Vale, formando un camino de besos hasta llegar a su cuello.

-¡Ya basta, Kevin!- lo reprendió.

El chico siempre le había pedido la dichosa prueba de amor y, aunque trataba de seducirla de muchas maneras, ella se lo negaba rotundamente. Lo cual ocasionaba las rupturas frecuentes en su relación.

-Podríamos ir a un lugar más privado... te he esperado por mucho tiempo y creo que ya es hora de que me demuestres el amor que sientes por mí- refirió con ojos de lujuria.

-Te dije que el sexo no es sinónimo de amor y ya no quiero seguir con este tema. Sabes que no te puedo dar lo que me pides.

-Yo sé que sí puedes- aseguró sumergiendo su mano de bajo la blusa de la castaña. Ella se sobresaltó y con rapidez retiró aquella mano intrusa.

-No me toques así, sabes que no me agrada- le miró con molestia.

-Eres mi novia y tengo el derecho de tocarte como se me pegue la maldita gana- se asió de la pierna de ella.

-¡Claro que no!- la chica exclamó deshaciendo el agarre en su muslo- llévame a casa- exigió.

-No te llevaré a casa hasta que obtenga lo que quiero- sentenció con una mirada maliciosa que ocasionó un escalofrío en frágil cuerpo de Valentina.

-Entonces me iré sola- aseguró tratando de disimular el nerviosismo que le llegó de un golpe.

-Afuera llueve a cántaros y tú no irás a ningún lado- sonrió triunfante.

-Si me iré- afirmó y sin demora salió rápidamente del auto.

Kevin también salió para ordenarle que regresara al auto y durante su forcejeo, Michael salía del bar y observó aquella discusión. Él estaba algo ebrio pero logró reconocer a Valentina.

-Suéltala, estúpido- ordenó Mike a espaldas de Kevin.

Él se giró sin aflojar su agarre del brazo de Vale y enfrentó con la mirada al pelinegro.

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora