¡Mi novio es una Bruja!

12.1K 839 830
                                    


A ver, a ver, siéntense ttebayo... si no, no les voy a contar.

¿Cómo conocí a su madre?

Mmm... bueno... fue algo terrorífico, ya saben que no me gusta la magia y eso.

Ese día, era 29 de octubre. Nunca pensé que ser el representante de grupo me llevaría a un destino como este...

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

-¡Rápido, Naruto!

-Tengo hambre...

-No inventes, acabamos de salir de clases.

-Sakura, estoy muriendo. –se quejaba mientras arrastraba los pies. Se detuvieron en el cruce a espera de que el semáforo les diera su permiso. –Mamá iba a preparar ramen hoy...

-No nos vamos a tardar. Andando. –le jaló del brazo para cruzar.

-¿Por qué no fuimos a la papelería de enfrente de la escuela? Ahí hay adornos, ttebayo.

-Naruto... ¿quieres ganar el concurso o no?

-... Si...

-Entonces, haremos la mejor decoración del mundo. –ella lo guiaba por las calles, pasando entre estantes sin fijarse ni un poco en los artículos que les ofrecían. Ya tenía ubicada la tienda correcta.

-Quiero ramen, ttebayo. –exigió lloriqueando.

-Sera la mejor casita del terror... -se emocionó ya admirando en su mente el premio. –Ino quedará boquiabierta.

-El próximo año tú serás la representante de grupo.

-Sí, claro... -se detuvo para ver un vestido. – De cualquier manera, serás mi ayudante.

-¡¿Qué?! Ouh, ya casi no tengo tiempo de nada.

-De nada... ¡¿Pues qué haces?! –le miró colocando sus dos manos a cada lado de su cintura.

-Pues... comer ramen y... dormir...

-¡Eres un perezoso! –mejor seguir con el camino, entre más rápido lo hacían, mas pronto regresarían a casa. –Me sorprende que no engordes.

-Sakura, ¿A dónde me llevas? Aquí ya no hay tiendas... -miraba con recelo las calles escondidas, las casitas viejas, era la zona más antigua del centro de Konoha. –Vámonos de aquí...

-No. Yo sé a dónde vamos. Tranquilo.

De pronto, se detuvo. Una fachada vieja, con la pintura descarapelada, puerta de madera y sin ventanas. Naruto la observó con desconfianza.

-¿Aquí?

-Sí, espera. Pon tus manos asi. –le mostró la postura y cuando el rubio la imitó, puso su bolso sobre esos brazos como si se tratara de una mesa. –Un momento. –sacó su polvo compacto y se retocó el maquillaje, se pintó los labios de nuevo y acomodó su cabello. Naruto miraba entre interesado y rogándole darse prisa.

-¿Ya?

-Ya, ya. Impaciente. –tomó su bolso de nuevo y lo colgó en su hombro. –Naruto. –su expresión era seria. –Pon atención que esto es importante... -el rubio parpadeó unas dos veces y luego asintió. –Te lo digo porque sé que somos amigos y puedo confiar en ti ciegamente. –el rubio medio sonrió por eso. -Soy...-estaba nerviosa. –Soy una buja, Naruto.

-... ¿Si? –sonrió burlesco.

-¡No te estoy mintiendo! –le dio un coscorrón ligero. –Naruto, hace un tiempo me inicié en esto de la magia blanca.

¡Mi novio es una bruja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora