Capítulo 12: La otra cara de la moneda.

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Parecía un deja vu.

Intentaba mostrarse valiente, con las manos a la altura de su cintura, hechas puños, haciendo todo por no aferrarse a la espalda del de cabello negro que parecía caminar, si bien con precaución, no con temor como él.

Su hermano.

Había aprendido a confiar tanto en ese muchacho de pies descalzos que ahora temía a los fantasmas pero no a lo que fuera a mostrarle. Se detuvieron en esas escaleras que llevaban al laboratorio, al mismo laboratorio donde Naruto tuvo que bajar para quedar traumado con ese espectro meses atrás.

-Sa...

-Ahí está. –susurró y se apreció en su tono un poco de emoción. –puedo sentirlo.

-¿Tu... tu hermano? –sus dientes tiritaban por el miedo. Sasuke movió la cabeza asintiendo y apagó la luz de su celular. -¡Sas...! –su boca fue cubierta antes de que gritara.

-¿Confías en mi? –que terrible sonaba aquello. Naruto asintió moviendo lentamente y como recompensa recibió un apretón de nariz. –No llores, gatito miedoso.

-Yo no soy el gatito aquí. –se quejó imitando el bajo volumen que estaba adoptando el otro.

-Ven. Y callado. –le tomó la mano y lo guió lentamente por los escalones. Uno a la vez. Las penumbras eran sobrenaturales, ni una pizca podía verse. El crujir de cada peldaño era un salto al sistema de alerta del rubio que apretujaba la mano e intentaba acercarse más y más a ese cuerpo que parecía estar muy a gusto en la oscuridad.

-Sa... Sasuke... -se abrazó a su cintura cuando bajaron las escaleras por completo. Buscaba darse una idea, era normal que los ojos se dilataran y aunque sea se viera una pequeña silueta, una lucecilla colada de la ventana pero nada. –Sas... Sasuke...

-¿Qué? Te dije que te callaras.

-¿No te da miedo esto? Me siento... ahm...

-¿Amenazado? –le completó la frase para su sorpresa. –Es normal, tú eres luz.

-Pues no brillo mucho que digamos. –se quejó pegando su rostro a la espalda del otro. Olía extraño. No era el mismo seductor aroma a madera o bosque. –Sasuke...

-Es que... -en realidad, Sasuke parecía no necesitar que Naruto terminara toda la frase. –Naruto. ¿Sabes que hacen los Uchiha?

-Ahm... ¿hacen niños bonitos como tú?

-... Idiota. –se tranquilizó un poco, las manos del rubio estaba arrugando su suéter holgado, las tomó y lo hizo abrazarle por la cintura. –No importa que suceda ahora y más adelante... -lo valía, pensó, valía la pena incluso antes de saber quién era en verdad Naruto, estaba enamorado del hombre y era fiel a la Luz. Así que decidido, hizo lo que ningún Uchiha aparte de Itachi había hecho jamás. Las manos comenzaron a internarse en las manos de Naruto, como si la materia que los conformara fuera tan volátil como para mezclarse. –Mi nombre... -Naruto sintió un escalofrío en la espalda. –Mi cuerpo... -luego pudo sentir como parecía absorber el cuerpo del moreno bajo el suyo. –Mi alma... -algo en su pecho le dolió, hinchándose por una vasta energía nueva que lo hizo llorar aun sin sentimiento latente. –Y mi espíritu... -ahora Naruto sentía lo que Sasuke, oía lo que Sasuke, veía como Sasuke, identificando cada objeto. –Te pertenecen a ti, Naruto Uzumaki Namikaze. Que Lugh bendiga esta fusión.

Un estruendo se escuchó, proveniente de todos lados y de ninguno al mismo tiempo. Naruto, instintivamente, lo protegió rodeando lo que quedaba de su cuerpo pero solo quedó hasta ahí. Con los párpados apretados, se mantuvo en esa posición añorando solo protegerle con lo que tuviera, echando a un lado el miedo.

¡Mi novio es una bruja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora