Capitulo 4. Varita y licencias: las leyes de la brujería. Parte I

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-¡Ni se te ocurra tocarlo, idiota! –Naruto quedó con su dedo alzado a medio camino, sus ojos abiertos y su cuerpo rígido. –En serio, pareces un mono...

-¿Mono?

-Todo quieres tocar. –tomó de su mochila una bolsita de plástico y colocándola como guante se dispuso a recoger cada uno de los cristalitos. -¿Tienes agua?

-... agua... ¡agua! ¡Sí! –y obediente buscó la botella que siempre cargaba. Los tres traguitos que aun quedaban fueron derramados en el suelo hasta que el polvillo extraño fue diluyéndose.

-Asi que... -se levantó y estiró su columna. –una pócima de amor ¿eh? –sonrió pero estaba su cabeza hecha un caos.

-Sí. –esculcaba su mochila. –Gracias al cielo... -susurró mostrando alivio en sus gestos.

-¿Qué?

-No la abrió nunca. –y sacó sus cuadernos, su pluma, una cajita y Naruto pudo visualizar algo extraño que Sasuke parecía no querer revelar. Una alargada ramita adornada con hojas y otros ornamentos.

-¿Abrir qué?

-La mochila, estúpido. –se la colgó al hombro y cerró los ojos.

-¡Oye, tú...!

-¡Silencio! –sus cejas mostraron su molestia, los ojos aun cerrados.

-¡Pero eres tu quien...!

-¡Calla! –sacó aire de sus fosas nasales y parecía relajarse, Naruto miraba con el ceño fruncido y las mejillas infladas. –Por aquí. –se giró y empezó a caminar con total calma.

Naruto le miró pasar con descaro a su lado y seguir su camino en completo silencio y sin preocupaciones. El charquito en el suelo estaba por consumirse gracias al calor de los rayos de sol. Se acomodó mejor su mochila y se giró en dirección contraria, estaba ofendido y aun no se le quitaba el coraje de aquella vez. Pateó una lata de refresco en su constante berrinche y guardó sus manos en los bolsillos del pantalón.

Su pie derecho quedó en el aire cuando vio a Sakura caminar tranquilamente en compañía de una chica con un uniforme de museo. Asi, apoyándose solo en el pie izquierdo, le dio un giro y regresó los pasos.

Sasuke detuvo su andar cuando la luz roja de un semáforo asi se lo indicó. Sintió una mano abrazarle confianzudamente por el cuello, era el rubio, se veía agitado, como si estuviera huyendo de algo.

-Hola, mi amigo... -le dijo sonriendo y disimulando la falta de aire. –Yo te acompaño a... a... a donde sea que vayas, ttebayo.

-No me agarres. –le dijo con gesto de pocos amigos. El rubio le quitó la mano pero ambos empezaron la caminata con el pie izquierdo, acción que no pasó desapercibida por el moreno que decidió no hacer alarde alguno.

Cruzaron la peligrosa avenida y siguieron el camino entre calles. Sasuke regresaba dos veces al mismo lugar de vez en cuando y Naruto estaba desesperándose de vez en cuando.

-Uno de chocolate, por favor.

-Claro... ¿y para su... amigo? –el hombre en su pequeño carrito de helados miraba como Sasuke estaba con los ojos cerrados y estirando los brazos hasta formar una especie de "T" con su cuerpo.

-Ah... jejeje... ignórelo.-le dijo y recibió su cono. –eso hago yo.

-... Grosero. –le dijo a media voz haciendo que el rubio dejara la lengua pegada en el helado. –Ahm... -parecía tener dificultades en lo que fuera que estuviera haciendo. –Por... aquí... -sin esperar al compañero, comenzó a caminar.

¡Mi novio es una bruja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora