Capítulo 13. El infierno: rescate.

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El infierno no está hirviendo.

En realidad, más bien se transformó en esa habitación o la habitación se transformó en el infierno, Naruto no lo tenía muy claro, como tampoco el hecho de saber que estaba en el infierno ya. Porque todo era oscuridad, algunas manchas y risas, olía horrible y la mano de Sasuke parecía desvanecerse de vez en cuando.

-No sientas miedo, Naruto. –ambos estaban siendo atacados de sus fosas nasales por el nauseabundo olor a azufre ardiendo. Es una oscuridad total, lo justo para distinguir las sombras pero sin un fotón de luz.

-¿Tú ves algo?

-Todo.

Se aterró aun más al saberlo, si él estaba así solo viendo sombras, escuchando gritos y oliendo aquello. ¿Cómo estaba Sasuke viéndolo? Le sostuvo con fuerza la mano y quiso verle, entrecerró los ojos pero no logró cambio alguno, temblaba y su estómago dolía por el terror. –Tengo sed, Sasuke.

-No hay agua, no hay nada bueno aquí. –le dijo y sostuvo su mano también, le dio un estirón para hacerle caminar. –Vamos.

-¿Ves a dónde ir?

-Sí.

-¿Por qué no te veo?

-Porque soy parte de esto.

-... No lo seas.

-Cuida tus palabras, necesitas que sea parte de este lugar ahora. –su tono severo y fuera de toda emoción solo preocupaba más al rubio que escuchaba gritos, ya lloraba tratando de mantenerse en calma, en su cabeza crecía la idea de abandonar ese lugar pero un sentimiento le imposibilitaba pensar que solo era una luciérnaga.

-Sasuke...

-No digas mi nombre. Ni el tuyo. No hables. –escuchó de nuevo y dio varios pasos cuando sintió que ahora solo sostenía la punta de sus dedos, se aferró con las dos manos a aquella delgadez, la piel de Sasuke le ardía en sus palmas. –Escucha, ellos conocen al humano que hay en ti, solo quiero que recuerdes que yo te pertenezco ¿está bien? No caigas en nada, debes ser muy astuto.

Naruto abrió los ojos desmesuradamente cuando sintió que alguien olfateaba en su cuello. Mantuvo la boca pegada para no hablar pero aunque caminara y caminara, no dejaban de tocarle, era algo viscoso, otras veces algo rasposo y seco, manos, luego cabello, bichos, gusanos, le tocaban las manos, querían separarlo.

-No te soltaré. –atinó a decir Sasuke adivinando lo que sentía. –Solo te quieren hacer dudar. –le explicó y guardó silencio mientras caminaban lento, lento.

Naruto se sintió solo después porque Sasuke se detuvo y la sensación de su mano desapareció, creyó que estaba solo, que lo había soltado pero aun así se esperó, con la mano rodeando el espacio vacío. El suelo lo jalaba con pesadez, el aire le quemaba los pulmones, le dolía la cabeza por el ruido. ¡¿Y si Sasuke se había ido?! ¡No sabía cómo salir de ahí!

-Aquí estoy, niño... -escuchó su voz, ahora sostenía su mano izquierda, la apretó aliviado subiéndola hasta el pecho para abrazarla con cariño. –Ouh, eres tan dulce cuando estás asustado. –Qué raro estaba actuando pero Naruto estaba aliviado de tenerlo con él. -¿No me vas a contestar?

-¿Qué? –susurró y esa palabra fue suficiente para enterrarse en el lodo. Los griteríos parecían formar un remolino alrededor de él, gritándole en las orejas, lo manoseaban, lo empujaban y trataban de rasguñar su rostro. Intentaba cubrirse con sus antebrazos pero se los detenían con saña mientras le escupían, pudo incluso probar una saliva agria cual vinagre. Escupió y extrañamente le cayó en su cabeza quemándole el cráneo. Estaba enloqueciendo y solo pudo correr tan lentamente, como si sus pies fueran de plomo.

¡Mi novio es una bruja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora