Capitulo 2. Una cita mágica.

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¿Era una cafetería, no? No habría porque ponerse nervioso. Pero es que todos ahí eran adultos ya. Siguió mirando hacia cada mesita de madera pero no encontraba al chico que tanto buscaba.

Su celular vibró, era un mensaje de un número desconocido.

Salte y vuelve a entrar.

-¿Qué? –dudó pero creyendo que se trataba de alguna clave para aparecer, algo asi como un juego, se dio la vuelta y regresó a la calle. Un autobús pasaba y se detuvo frente a él, bajaron varios chicos y chicas. –Mmm... -se giró y volvió a entrar. –No... puede... ser... -el lugar no había cambiado mucho pero si las personas, eran otras. Y ahí estaba, en la mesa de centro, el chico moreno recibiendo un plato con comida.

Con sus ojos negros, le observaron un rato y sabiendo que estaba sorprendido, sonrió negando con la cabeza. Con su dedo, le invitó a acercarse.

-Creo que... me estoy enfermando... -se sentó dejando su mochila en el suelo.

-¿Si? –movió su arroz blanco.

-¿Cómo es que...? –miraba a todos lados.

-¿Quieres comer? Tengo un cupón de comida gratis.

-¿Comida? –sonrió contento y tomó el menú. No tenia precios, poco le importó y eligió un platillo enseguida.

-Un ramen, ttebayo.

-En seguida. –la chica anotó y se fue.

-No sabía de este lugar, ttebayo. Tiene buena pinta. –estaba emocionado y hambriento.

-Son pocos los que dan con él. –miraba su platillo con hambre pero sabía que era descortés comer sin esperar al acompañante.

-... algo iba a decirte...

-¿Si te orinaste del miedo? –se burló.

-No. –mirada molesta. –ah, ya... no tenias pomada, a mi no me engañas.

-¿Y? –se comió un pedazo de tomate, no podía con la tentación.

-¿Cómo hiciste eso?

-Yo no hice nada, lo hizo ella. –le contestó y miró al rubio. Estaba asintiendo.

-Entonces ¿si es?

-¿Si es, que?

-Una bruja. –susurró.

-... y tu eres un idiota. –le imitó susurrando. Sonrió complacido cuando lo vio ofendido.

-Ramen. –la chica dejó el enorme tazón frente a él y el otro chico supo que habría un poco de silencio ahora. Se dedicó a comer también él, lo veía sorber los fideos, masticar con velocidad. Hizo una mueca de asco al ver lo poco educado que era.

-Naruto...

-¿Mmm?

-El numero del que te marqué, ese es el mío.

-Bien... -tragó y siguió comiendo.

-Pareces un cerdito. –el rubio se detuvo y de la comisura de su boca salía un poco de caldo. –Te van a comer pronto.

-¿Comer? –le dio miedo.

-Porque pareces un cerdito.

-... No me asustes... -le rogó y empezó a comer con más calma, cuidando sus movimientos.

-No puedo creer que sea tan sencillo... -dijo ocultando su boca con su mano recargada sobre la mesa.

-¿Ah?

¡Mi novio es una bruja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora