Capítulo 6. Varitas y licencia: las leyes de la brujería. Parte III

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Era complicado de entender

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Era complicado de entender. Era desterrar todos los esquemas ya establecidos y obligarse a aprender de nuevo. Una mano sostuvo su muñeca mientras miraba el lugar. Era un espacio blanco, en frente una puerta, flotante, solo un símbolo la custodiaba en el centro, era una especie de dibujo de un caldero humeante, debajo de este, unas letras, supuso.

Miró al muchacho a su lado, que caía de rodillas mientras salivaba constantemente. Estaba muy enfermo. Pero Shikamaru no sabía qué más pensar que desear que fuera una pesadilla y que su amigo Naruto no estuviera atrapado en esa pared. Y él no estuviera ahí, en medio de la nada y con una puerta a su lado.

-Oye... -su voz tembló mientras se acercaba a ese chico -¿estás bien?

-Cuando entremos, no abras la boca y así no te verá. –le dijo con las pupilas contraídas y los ojos llorosos. Su aliento tibio podía sentirse cuando pronunciaba las palabras y cuando jadeaba.

-¿Entrar? ¿De qué hablas? –un chirrido lo silenció junto con la mano estirada de Sasuke cubriendo su boca. Lo obligó a verle a pesar de que aquella puerta estuviese abriéndose sola. Sus ojos negros, amarillentos por alguna extraña debilidad adquirida, le alertó.

Con algo de dificultad, Sasuke se puso de pie, tambaleándose en cada paso hacia el interior. El joven Nara, boquiabierto, mas obediente, le siguió detrás; podía verse un espejo el cual cruzaron como si se tratara de agua que no mojó ni un solo centímetro de su ser.

-Sasuke Uchiha, estás muy mal herido. ¿Vienes a pedir venganza?

-... Estoy resuelto a soportar en silencio el dolor... -dijo luchando por no cerrar los ojos, el espacio estaba en blanco otra vez pero había manchas, sombras a la vista de Shikamaru que tomaban formas familiares. Al fondo, una de esas manchas, se unificó. Un anciano, con la piel tan colgada que parecía un esqueleto con una tela encima, meneaba con tranquilidad un caldero bajo un fuego azul eléctrico. –Mi señor, ruego su ayuda.

-Eso ya lo sé.

-Deseo que sea juez y defensor de un hombre.

-¿Lo merece?

-Eso no importa. –parecía manejar las palabras con habilidad. Al castaño no le pasó desapercibida aquella manera de referirse a ese ser extraño que no despegaba la vista del caldero.

-Naruto... Uzumaki... -dijo con voz terrosa y una sonrisa acida que le dio terror a Shikamaru. Sasuke dio un paso atrás producto del mareo que sentía. –Lugh...

-Está dormido. –alcanzó a contestar a pesar de que discutía con la mirada con Shikamaru, no debía moverse mucho o haría ruido. Eso sería fatal.

-Siempre está dormido.

-Mi señor, ruego su ayuda. –repitió cual oración al cielo. –Deseo que sea juez y defensor de un hombre.

¡Mi novio es una bruja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora