Camila Patton era una de las alumnas en la academia de policías de Nueva York. No se esperaba qué aquella mañana de clases cambiaría su vida para siempre pero ya ha tomado un decisión.
Ahora todo es totalmente diferente. Trabajo, casa propia, amigos...
Debemos de estar cerca de la comisaría porque constantemente pasan coches de patrulla y agentes de paisano. Todo esto es mi sueño. Estoy como pez en el agua y ahora sé que no pude haber elegido mejor.
- Ya hemos llegado.
La mujer aparca enfrente de la comisaría y yo me quedo anonadada. Policías entran y salen de allí, otros están parados en las escaleras hablando; ¡esto es lo que quería! Ahora todos los que me dijeron que no valía para esto, los que me dijeron que soy demasiado blanda para soportarlo...todos esos tienen que estar comiéndose sus propias palabras y eso me encanta.
- ¡Espera! -dice antes de que me baje- Toma mi número, por si necesitas ir a algún sitio.
- Gracias... -leo el papel- Victoria.
Miro hacia ambos lados por si viene algún coche, a ver qué no viene ninguno cruzo, y subo las escaleras de la comisaría. Estoy un poco perdida porque no sé a dónde ir, espero que la mujer del mostrador me pueda decir donde tengo que ir.
- Buenas tardes, querría hablar Hank Voight.
La mujer vestida de oficial coge el teléfono de mala gana y marca serie de números. Al cabo de dos segundos me mira y yo sonrío esperando una respuesta.
- ¿De parte de quién?
- Camila Patton.
- Ahora baja.
- Gracias.
Me siento en las sillas de espera que están debajo de las escaleras. Mientras que baja miro de nuevo en mi móvil y veo que Gaby me ha contestado.
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Quiero verlas, abrazarlas, besarlas y no separarme de ellas nunca. Nos llevamos nueve años de diferencia y aunque nos conocemos hace poco para mí son como mis dos hermanas mayores. Sí las sumas me salen bien tengo diecisiete y ellas pueden tener unos veintiséis...son nueve años de diferencia.
- Hola Camila, te estaba esperando. -sonrío- ¿Subimos y te presento al equipo?
- Claro.
Subimos un pequeño tramo de escaleras pero una puerta de metal nos impide seguir. Voight introduce los dígitos como si fuera un código PIN y la puerta automáticamente se abre. Sube detrás mía pero antes de llegar a la segunda planta dejo que me adelante. No quiero que todos los que estén ahí se me queden mirando.
- ¡Chicos atención! -llama la atención de todos- Como todos sabéis he estado buscando a alguien que refuerce el equipo y hace dos meses me encontré con ella en la academia policía neoyorquina. Pedí su informe, hablé con el sargento y todos me dijeron que era una futura agente excelente. Espero que la tratemos mejor que la otra detective, no solo por vuestra parte, si no por la mía también. -me mira- Bienvenida a Chicago, Oficial Camila Patton.
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