Capítulo 21

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Eva apareció al rato con algo de ropa para ponerme y se lo agradezco porque ahora que acabamos de salir de la casa hace mucho más frío que antes. Me dijo que lo único que tenía en su armario de mi talla eran unos pantalones negros, unos botines y un jersey gordo de lana blanco, por mí perfecto.

 Me dijo que lo único que tenía en su armario de mi talla eran unos pantalones negros, unos botines y un jersey gordo de lana blanco, por mí perfecto

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- Eva, ¿sabes que conozco a tu tía Gaby antes que a tu padre?

- ¿Y eso?

- La conocí cuando ella y Shay estaban paseando por New York. Tu tía nunca me dijo que tenía sobrinos o un hermano y al verlo en la comisaría no podía creerlo.

No quiero que el resto del proyecto en coche se haga más incómodo de lo que ya es. Eva seguramente esté un poco cohibida porque a mí no me conoce y no sabe de qué hablar conmigo, Antonio y yo ahora mismo no sabemos en qué situación estamos y yo me estoy aguantando las ganas de volver a besarle.

Sé que Antonio me mira de reojo cada vez que puede, obviamente me he dado cuenta porque yo también lo miro y menos disimulado que él.

- Papá, ¿te he dicho que me han echo solista en el coro de la iglesia?

- ¿¡Qué me dices!? -responde Antonio claramente sorprendido- ¡Felicidades!

- Y tú Camila, ¿sabes cantar?

- Canto en la ducha, en el coche, organizando la casa, pero nunca en un sitio público.

- Esto no es un sitio público. -responde ella- Un trozo pequeño, por favor...

- Bueno, lo voy a intentar.

Espero que me salga mejor que cuando he cantado con Adam en el baño. Me da un poco de vergüenza ponerme a cantar delante de Antonio y de su hija pero tampoco estoy que me tiemblan las piernas. He tenido más vergüenza en el baño cuando estábamos Adam y yo solos que con ellos dos, será porque me siento más cómoda en este momento o que tengo más confianza con Antonio.

- Genial.

- ¡Pero qué dices papá, tu compañera canta como los ángeles!

- Si, ya lo sé. -nuestras miradas se conectan- Me quedó claro la primera vez que la vi.

Le guiño el ojo y Antonio deja de mirarme para seguir conduciendo. Desde el coche ya se puede ver el bar donde vamos a comernos la hamburguesa. Está al final de la calle y claramente se puede distinguir porque es lo único que a esta hora está iluminado. También, porque tiene un cartel reflectante al principio de la calle y lo acabamos de pasar.

Antonio nos deja en la puerta para que vayamos a sentarnos dentro y él de mientras se va a aparcar en el estacionamiento privado del bar. Creo que ahora Eva y yo tenemos algo en común como la música y por eso ahora tenemos una relación más cercana, ya por ejemplo me pide opinión sobre la ropa.

Nos sentamos en una de las mesas más alejadas de la puerta, es la única que no tiene los platos sucios de los anteriores clientes sobre la mesa y prefiero que esté más alejada de la puerta de salida porque cada vez que entre o salga alguien nos va...

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Nos sentamos en una de las mesas más alejadas de la puerta, es la única que no tiene los platos sucios de los anteriores clientes sobre la mesa y prefiero que esté más alejada de la puerta de salida porque cada vez que entre o salga alguien nos va a dar el aire frío de la calle. Al momento, Antonio llega y antes de llegar a nuestra mesa saluda a una pareja que está sentada cerca del parque infantil.

Es un hombre maravilloso, bueno de momento la parte que conozco de él no me hace pensar lo contrario. Se preocupa mucho por los demás sin esperar nada a cambio, no quiero ni pensar lo que haría por sus hijos o por alguien que ame de verdad. Sé que este tema del secuestro y el asesinato de Lucy le ha tocado un poco el corazón a igual que a Olinsky por el tema de la paternidad pero aun así no se le han cruzado los cables.

- Buenas noches, ¿qué desean?

Eva se sienta enfrente de mí y su padre a mi lado. Verme aquí sentada con ellos me hace sentirme un poco incómoda. No sé como definir este momento, si como la "amiga" de Eva y compañera de Antonio o como la adolescente que se lía con su compañero de trabajo cuando la hija de él no puede verles.

- Yo quiero una hamburguesa con queso y un refresco de cola. -pide Eva- Por favor.

- Una hamburguesa doble y una cerveza.

- ¿Y su pareja?

Ante la inesperada pregunta del camarero Antonio y yo nos quedamos mirándonos. No pensaba que la gente pudiera pensar que yo soy su pareja y más cuando otra chica casi de mi edad nos acompaña, y resulta que es la hija de él.

- Oh, ella no es su pareja... Mi padre nunca estaría con una chica tan joven.

- Si...sólo somos amigos. -carraspeo- Yo quiero una hamburguesa con queso y un shirley temple.

- Perfecto.

El camarero se marcha con el pedido y nos deja a solas. Creo que los tres estamos buscando una distracción para no empezar la conversación. Yo le doy pataditas a Antonio por debajo de la mesa para que saque un tema de conversación pero parece no enterarse de nada.

- ¡Eva!

- ¡Hey! -las saludó- Ahora vengo.

Eva se fue a saludar a sus amigas y nos dejó a su padre y a mí a sola. Ahora mismo no tengo tantas ganas de besarle como antes, será por la respuesta de Eva al camarero me ha cortado todo el rollo o porque la música del coche me ha puesto tontorrona pero se me han quitado las ganas. Y sé perfectamente que en el momento que él me mire a los ojos o me roce me van a salir mariposas hasta por la boca porque no es la primera vez que me pasa.

- No sé si algún día podré estar con alguien tan joven.

- ¿Qué?

- Lo que le ha dicho mi hija al camarero, no sé si algún día podré cambiarlo.

- Ajá. -respondo mirando a un punto fijo- Bueno, quiero mantener una buena amistad con tu hija y si estoy contigo no va a ser lo mismo.

 -respondo mirando a un punto fijo- Bueno, quiero mantener una buena amistad con tu hija y si estoy contigo no va a ser lo mismo

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