Capítulo 37

1.5K 91 19
                                    

- ¿Camila, qué te pasa?

- Kelly... -me quito las lágrimas de la cara- ¿Está Shay?

- No, ya se ha ido a la estación con Gaby. -me abraza; sigo llorando en su hombro- Tranquila, vamos dentro.

No sé en qué momento decidí venir a la casa de Shay pero ahora estoy aquí, y con Kelly

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No sé en qué momento decidí venir a la casa de Shay pero ahora estoy aquí, y con Kelly. Creía que todavía estaría desayunando o vistiéndose para marcharse pero no.

- Soy una imbécil Kelly, una imbécil. -sigo llorando; él continúa abrazándome- ¿Tan mala persona soy?

- ¿Tú, mala persona? -ríe- Eres de las mejores personas que he conocido en mi vida. Lista, divertida, sincera, simpática, amable...

- Vale, vale... -sonrío- Eres todo un galán.

Estar con Kelly en este momento me hace dejar de pensar en lo que realmente me pone mal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estar con Kelly en este momento me hace dejar de pensar en lo que realmente me pone mal. Es un bobo y su forma de ser en este instante me ayuda a cambiar el chip durante un rato. Sé que dentro de unas horas voy a tener que volver a la comisaría y seguramente los encuentre allí pero no será tan difícil como si los tuviera en la misma unidad.

- Te agradezco tu interés por mí pero es un tema que no lo puedo hablar con cualquiera.

- Pensaba que era tu amigo, ¿ahora soy un cualquiera?

- Ya sabes a lo que me quiero referir.

Me levanto del sofá y le doy un beso en la mejilla de agradecimiento a Kelly, se lo merece.

- Me voy a trabajar, nos vemos mañana en la boda.

Vamos los dos hacia la puerta y como buen galán me la abre. Ambos nos reímos al pensar lo mismo y le vuelvo a besar la mejilla.

- Vuelve cuando quieras.

- Vale, intentaré no llorar la próxima.

Salgo del edificio de pisos donde viven Kelly y Shay, entro rápidamente en el coche y voy de camino a la comisaría. Se me hace extraño ir vestida tan informal y tener puesta la placa enganchada al pantalón igual que el arma.

Hoy también me toca trabajar con Roman y aunque no es un tío con dotes para relacionarse, es un buen policía por lo que he podido ver. Hemos hablado poco de nosotros pero con la última persona que lo hice no ha salido bien.

- ¡Buenos días, chicos! -saludo al entrar por la puerta principal- ¿Qué tal?

- Hola, Camila. -me responde Burgess- Está arriba Hank, me ha dicho que quiere hablar contigo.

- Perfecto, me paso ya.

Subo un tramo de escaleras, pongo mi código para que se me abra la puerta y subo el resto de las escaleras que me faltan para llegar a arriba. No me fijo en quien a llegado y quien no, voy directamente al despacho de Hank y toco la puerta.

- Pasa.

Entro al despacho y cierro a la puerta, después me siento en una de las sillas. Espero que no me hable de algún tema punzante, no estoy en un buen momento para sacarme de quicio.

- Me ha dicho Burgess que querías hablar conmigo, ¿y bien?

- No es nada importante, sólo quiero saber cuando podrás incorporarte de nuevo a la unidad.

- El viernes estaría perfecto, ¿le parece bien?

- Perfecto. -nos ponemos de pie; llaman a la puerta- Desde que no estás esto es un caos, no sé qué has hecho con ellos.

Hank abre la puerta y nos encontramos con Antonio. Vaya... Me he quedado congelada al igual que él. No pensaba encontrármelo tan temprano aquí, bueno, esperaba no tener que fingir delante de Hank.

- Cuando quieras empezamos. -dice a Hank y me mira- Buenos días, Camila.

Me hago la sorda y salgo del despacho detrás de Hank. Deben de tener un nuevo caso.

- Camila, ¿te quedas?

- Venga.

Me siento sobre la que era mi mesa y miro la pizarra que está llena de información. Esta vez hay tres víctimas y también por disparos, ha sido en un banco y con cuatro encapuchados.

- ¿Alguna novedad? -pregunta Hank- ¿Habéis hablado con vuestros confidentes?

- Nada, no saben nada de un maldito atraco a un banco.

- Eh... -digo tímidamente- En Nueva York nos enseñaron un programa de reconocimiento facial en el que no hace falta ver la cara, sólo con la distancia de los ojos o la altura y poco más, puedes saber quien es.

- Perfecto, hablaré con tú Sargento. -me dice Olinsky- ¿Quieres qué le diga algo de tú parte?

Río.

- Mejor no.

Escuchamos ruidos provenientes de la escalera y nos quedamos todos callados esperando a que llegue a arriba.

- ¡Camila, vamos! -llega Roman asfixiado subiendo las escaleras- ¡Nos tenemos que ir!

- ¡Me tengo que cambiar! -hablo delante de todos- Cinco segundos.

- Da igual, no te preocupes que estás muy guapa. ¡Vamos!

- De verdad que estrés... ¿¡Contigo siempre tengo que salir corriendo!? -digo mientras voy hacia él- Nos vemos chicos, ¡suerte!

Bajo las escaleras mientras que me pongo el walkie que Roman me ha dado antes de salir de la comisaría. Me subo a la parte del copiloto y por segunda vez se lo agradezco, no estoy acostumbrada a conducir por una ciudad que apenas conozco y con prisas.

- ¿Dónde vamos? -pregunto- Aún no me lo has dicho.

- Han activado la alarma antirrobo de una tienda.

- Ajá.

Llegamos a la entrada de la tienda y entramos con una mano sobre la pistola. La verdad es que no parece que haya un robo, o sea, un par de clientes y el dueño del comercio, todo tranquilo y normal.

- ¿Habéis activado la alarma?

- No, aquí no tenemos alarma.

Me paseo por las calles del comercio con total tranquilidad para ver si hay algo sospechoso pero de momento nada.

- ¿Marnie, eres tú?

- Camila. -responde; me acerco a ella- El atracador es el tío, la otra chica es la dueña, nos tiene amenazadas.

- Vale, poneros a cubierto.

Veo como las chicas se ponen al fondo de tienda y yo saco la pistola de la funda. Poco a poco salgo de una de las calles y lo apunto con la pistola.

- ¡Salga del mostrador con las manos arriba! -Roman saca su arma y también le apunta- Debió de fijarse en la foto del contrato que está colgado en la pared.

- ¡Manos arriba!

El hombre poco a poco levanta sus manos y sale del mostrador, mi compañero se acerca y le arresta. Reclamo una patrulla para que se lo lleve a una comisaría con cárcel ya que en la nuestra sólo tenemos la celda y normalmente la utiliza inteligencia.

Roman y yo hacemos un buen equipo juntos, me da pena no volver a trabajar con él a partir del viernes. No me parece tan irritante como dijo Kim, sólo le molesta que no se hagan las cosas como hay que hacerlas.

La Unidad De Inteligencia | Chicago PDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora