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—¡Ari!–Grita Trish entre carcajadas mientras se tapa la boca con las manos.

—Callaos.–Ordena esta vez Melissa mientras nos fulmina con la mirada a Trish y a mi.

Yo le doy un pequeño codazo a la rubia y esta se calla cuando ve a la bibliotecaria dirigirse hacia nosotras.

En cuanto la señora está en nuestra mesa se quita las gafas y se aclara la garganta.—¿Ocurre algo para que estéis montando este escándalo?–Se nota que está perdiendo la paciencia con nosotras.

—No, yo de verdad siento si...–Melissa comienza a disculparse por nosotras pero yo solo puedo pensar en lo que momentos antes me había contado Trish y una sonrisa se plasma en mi rostro, intento aguantarme las ganas de reír pero fracaso y solo me tapo la cara con la mano.

Siento la risa de Trish a mi derecha y una carcajada se escapa de mis labios.

Melissa nos mira enfadada y siento como me da un pisotón por debajo de la mesa.

La cara de la bibliotecaria está roja de ira.—¿Se están riendo de mi?–Hace una pausa.—Debo pedirles que abandonen la biblioteca.

Melissa cierra de un golpe seco su libro y lo mete en su bolso, está enfadada.

Trish y yo la imitamos y salimos detrás de Melissa.

Mel, espera.–La llamo mientras corro detrás de ella para alcanzarla.

La castaña se da la vuelta y me mira.—¿Ahora donde estudio?–Pregunta frustrada.—¿No podíais comportaros como adultas por un tarde?

—Lo siento.–Habla Trish esta vez mientras hace un puchero y Melissa rueda los ojos mientras una pequeña sonrisa aparece en su rostro.—No me puedo enfadar con vosotras.

Yo río y las tres comenzamos a caminar hacia mi casa, se está comenzando a hacer rutina lo de acabar siempre en mi habitación comiendo y viendo alguna serie.

En cuanto entramos en mi calle suspiro al ver a mi vecino, Aiden , jugar con su perro en el jardín.

Aiden y yo no nos llevamos mal pero él tiene un ego demasiado grande y siempre insinúa que vamos a acabar juntos.

Trish y Melissa dicen que Aiden es guapo y que estoy loca por no querer nada con él, yo simplemente nunca me he planteado nada de eso.

Cuando pasamos por delante de su casa, el perro de Aiden, Max, viene rápidamente hacia mi, yo con una gran sonrisa lo levanto y comienzo a acariciarle.

Aiden no tarda ni treinta segundos en estar delante de mi.—Pero a quien tenemos aquí, ¿me extrañaste ayer?–Pregunta con una sonrisa cínica.

Niego con la cabeza.—¿No estuviste? Ya decía yo que todo estaba demasiado tranquilo.–Le contesto sin dejar de mirar a Max.

Trish y Melissa siguen detrás de mi, seguramente babeando por Aiden, quiero golpearlas.

Dejo en el suelo a Max y las agarro del brazo.—Bueno, nos vamos, adiós.–Me despido mientras comienzo a caminar hacia mi casa.

—¿Así te despides de mi?–Escucho decir al castaño con un tono ofendido.

—En realidad me despedía de Max.–Grito mientras sonrío.

Al entrar en mi casa mi madre aún no había llegado, es pronto.

Subimos de dos en dos las escaleras hasta el segundo piso y nos tiramos en la cama.

truth or dare; cthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora