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De repente siento como mi habitación se ilumina de golpe, entreabro mis ojos para acostumbrarme a la luz y observo a mi madre acercarse a mi cama.

—¿Qué haces?–Pregunto mientras un bostezo de escapa de mis labios.

—Hay un chico esperándote en la puerta.–Habla levantando una ceja, se perfectamente que quiere que le de una explicación.

Me incorporo de golpe, había quedado con Calum.

—Oh, si si.–Digo atropelladamente mientras me levanto de la cama y abro el armario.

—¿Quién es?–Pregunta posicionándose detrás de mi.

—Un amigo.–Agarro lo primero que veo y lo tiro encima de la cama.

Mi madre suspira.—Le diré que ahora bajas.

Asiento y me visto, abro la puerta del baño que se encuentra en mi propio cuarto y me peino con una coleta alta, como me he duchado anoche mi pelo se ha secado dejando unas ondas irregulares, pero ahora no tengo tiempo de arreglar mi pelo.

Bajo trotando las escaleras y veo como Calum está apoyado en el marco de la puerta de la entrada mientras mi madre parece estar haciéndole un interrogatorio.

—Vámonos.–Hablo detrás de mi madre y siento la mirada del moreno en mi.

Mi madre se gira y me da una sonrisa.—Pasadlo bien.

Yo ruedo los ojos ante su comentario.

Ambos salimos al jardín y cuando escucho la puerta principal cerrarse respiro tranquila.

Max rápidamente me viene a recibir, yo me agacho y le acaricio cariñosamente la cabeza.

—Gracias por saludarme.–Habla Calum irónicamente.

Me levanto y frunzo el ceño.—Oh, perdón, no te había visto.–Una sonrisa socarrona aparece en mi rostro y el moreno niega con la cabeza.

—¿Está muy lejos el veterinario?–Pregunto mientras sigo a Calum.

—Como a tres manzanas, podrás con ello.–Bromea.

Asiento y sonrío, como no quiero que el silencio se haga presente me atrevo a preguntar algo.—Tus padres vienen en pocos días, ¿te irás antes?

Él me mira de lado.—No, supongo que me quedaré unas cuantas semanas.

—¿Has estado fuera del país todo este tiempo?–Hace una pausa.—Digo, desde que me mudé no te he visto ni una vez.

Calum suspira y me mira.—Estuve en Estados Unidos.

—¿En serio? Eso está algo lejos de aquí.

—Si.–Hace una pausa.—Por eso me fui.–Escucho como murmura.

Decido zanjar el tema y no presionarle con más preguntas.

Seguimos caminando hasta que por fin llegamos al sitio indicado, un local enorme, con grandes cristaleras donde había perros, gatos, conejos y demás animales en sus respectivas jaulas.

Entramos y yo dejo que Calum hable con el chico del mostrador mientras yo me quedo viendo a un pequeño perro blanco con manchas marrones.

Comienzo a llamar su atención y él da pequeños saltitos, parece estar deseando de que lo adopten.

—Ojalá pudiera.–Susurro tristemente mientras me despido de él y echo otro vistazo al resto de los animales.

truth or dare; cthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora