A partir del día de mi salida del hospital no sentía ganas de nada, ni de caminar ni de hablar. Pronunciaba pocas palabras y débiles solo lo necesario, pero mi mente procesaba un millón de palabras por minuto, de recuerdos pero sobre todo sentía ira, una ira inmensa porque toda la familia estaba enterada de lo que hacía mi padre y nadie dijo nunca una palabra, todos siguen felices viviendo sus vidas sin preocuparse por nada, con todo el dinero que necesitan porque así es como el nos compra; así es como él nos mantiene alejados de sus negocios turbios, con dinero.
Pasados cinco días de mi salida decidí pronunciarme y sabia con quien sería exactamente, por fin sali de la cama tome una ducha rapida y tome lo primero que encontré, salí de casa con una cosa en mente: si nadie daba una mierda por mi, bien yo tampoco lo haría por nadie.
Toque mi bolsillo e inmediatamente sonreí, necesito llegar rápido y con la adrenalina corriendo por todo mi cuerpo, agarre el casco y me subí a la moto. Salí a la avenida principal y acelere como nunca lo había hecho, tenía mucha ira acumulada.
Divise a lo lejos un aviso grande de color azul “King & associated” di una curva para poder frenar y la deje parqueada, bueno literalmente la deje tirada en casi toda la entrada. Entre casi que corriendo al edificio sin mirar a nadie y tropezando con todo el mundo. Cuando me dirigía con paso firme hacia los ascensores una mano firme me sostuvo por el hombro.
- Señorita, no puede pasar sin ser anunciada. - Voltee a ver lentamente y torcí la risa al ver el uniforme con camisa blanca de seguridad.
- Sinceramente, no tengo ganas de que nadie me joda y se interponga en mi camino así que permiso.
- Señorita disculpe pero en serio no la puedo dejar pasar. - Se interpuso entre el ascensor y yo. Respire profundamente y aunque estaba un poco concurrido levante la voz muy alto y furiosa.
- ¡MEGAAAAN! - La pelirroja volteo a mirarme con cara de horror y se acercó con cautela, pero antes de que lo lograra mire con desdén al de seguridad.
- Voy a ver a mi padre - Pose mi mano en la de este hombre y la quite con arrogancia. - Permiso.
Segui con mi paso y ahora más furiosa que nunca oprimi el piso 16.
Sin pensarlo dos veces azote la puerta de su oficina.
- SE PUEDE SABER EN QUE MIERDA ESTÁS PENSANDO MIENTRAS YO ME PUEDO ESTAR MURIENDO.
Grite exasperada, sin darme cuenta que en la oficina se encontraba otra persona un hombre joven de unos 25 años aproximadamente quien me miraba con una ceja levantada y a punto de reír.
- ¿Y tu que miras pendejo? - Lo mire con asco- Largate. - el chico me miró con expresión interrogante y alzó los hombros mirando a mi padre pero no se movió de su sitio.
- ¿No escuchaste?
- Mira Aya, sinceramente creo que necesitas calmarte un poco. Por favor.
- ¿CALMARME? ¿Le estas diciendo que se calme a tu jodida hija que casi es asesinada por un tipo de monstruo vengativo? Porque así es padre, recuerdo bien quien me quiere muerta.
El rostro de mi padre siempre tranquilo permaneció intacto, sin una pizca de irritación o si quiera preocupación.
- Sientate por favor. - Corrí la silla abullonada con el pie y me senté de mala gana. Mi padre tomó asiento frente a nosotros y cruzó sus manos. - Estoy muy enterado de la situación Aya, es por eso que he decidido algo por tu seguridad y no puedes decir que no, soy tu padre y aún tienes que hacer lo que yo diga. - Bufe desde mi asiento y el se quedo en silencio.
- ¿Puedes continuar? No tengo todo el día.
- Bueno pues pensando en tu seguridad y en que de una u otra forma eres la única que necesita ser protegida. - deslizó un sobre café encima de la mesa y me lo puso en frente.
- ¿Que es esto? - Lo mire desconcertada.
- Son tus nuevos papeles, vas a tener una nueva identidad y te vas a ir de este lugar.
- ¿Que coñ.. - No logre terminar de decir cuando ya estaba sacando los papeles del sobre.
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Realmente espero que les guste, todavía no esta muy buena pero un poquito más adelante se pone mejor
Ale
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MY BODYGUARD
RomanceElla, Aya King es una mujer común y corriente, a sus 19 años jamás le ha faltado nada, pocos amigos y mucha fiesta y sobretodo le encanta sentir como la adrenalina se extiende por su cuerpo cada vez que monta. Está acostumbrada a los gilipollas y lo...